La inteligencia artificial es algo más que la palabra de moda. Según apunta Rhynhardt Roodt, co-responsable de la estrategia de renta variable 4Factor de Investec Asset Management, si se define la inteligencia humana como la habilidad de acumular conocimiento a través del tiempo y por lo tanto de aplicar ese conocimiento, se podría describir la inteligencia artificial como la habilidad de una máquina o un ordenador de hacer exactamente lo mismo.
Según explicó el experto durante la celebración del evento Investec Global Insights 2018 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, existen varias formas de inteligencia artificial y muchas de ellas ya se están utilizando en la actualidad. La automatización de las cadenas de montaje de las fábricas hace tiempo que son una realidad, es la primera categoría de inteligencia artificial y se conoce inteligencia artificial estrecha o ‘narrow AI’, y consiste en otorgar a una máquina o a un ordenador una serie predeterminada de normas y la máquina u ordenador es capaz de tomar decisiones conforme a ese marco prestablecido.
Utiliza árboles de decisión, ejecuta un algoritmo a través de este árbol de decisión, pero nunca se aparta de ese marco prestablecido de reglas. “Este tipo de inteligencia artificial está muy presente en nuestras vidas. Es la tecnología que se utiliza en los teléfonos inteligentes, en los programas de reconocimiento de voz y facial de los nuevos iPhone”, comentó Roodt.
La inteligencia artificial ampliada va un paso más allá. Si bien convivimos a diario con la inteligencia artificial estrecha, la inteligencia artificial ampliada estará muy presente en los próximos cinco o diez años. “Todos hemos leído artículos sobre los vehículos de conducción autónoma, pero ¿cómo funciona? En este caso a la máquina u ordenador se le da un número predeterminado número de normas, pero la máquina es algo más inteligente y puede tomar decisiones. Por ejemplo, al vehículo de conducción autónoma se le dan unas normas de conducción vial, pero la máquina aprende por sí misma y se da cuenta de que debe parar frente a un semáforo en rojo, pero también se da cuenta de que no todas las luces rojas son en verdad semáforos, pueden ser también las luces traseras de otro vehículo o luces en algún edificio. Este tipo de aplicaciones será cada vez más común en distintas empresas en los próximos años”, añadió.
El tercer tipo de inteligencia artificial se conoce como inteligencia artificial general. “Este es el santo grial de la inteligencia artificial. Estamos todavía a una década de distancia de que este tipo de inteligencia sea aplicado de manera generalizada. Las máquinas y ordenadores habrán evolucionado hasta un punto en el que no sabremos distinguir si se está interactuando con una persona o con una máquina. Por ejemplo, el test de Turing, desarrollado en los años 50, en el que se pone a prueba la capacidad de una máquina de mostrar un comportamiento inteligente, equivalente o indistinguible al de un humano. Si no se puede establecer una diferencia, la máquina supera el test de Turing. En ese punto, las máquinas u ordenadores pueden tener emociones y tendrán un alto grado de consciencia. Muchos trabajos, no sólo en la categoría blue-collar, sino también dentro de los trabajos considerados white-collar, serán suplantados por máquinas u ordenadores. Profesiones como médicos o abogados podrían ser desempeñadas por máquinas”.
Por último, el cuarto tipo de inteligencia artificial es la singularidad, que es la noción de que las máquinas pueden llegar a ser más inteligentes que los humanos. En esencia, esta es la inteligencia artificial que sale en las películas de ciencia ficción y a la que se teme. “Esta es la inteligencia artificial a la que Stephen Hawking se refirió en 2014 como el augurio del fin de la raza humana y Elon Musk definió en 2017 con una probabilidad del 5% o del 10% de no ser dañina para los humanos. Una vez llegado al desarrollo de este tipo de inteligencia artificial, las oportunidades y los nuevos empleos que ésta crearía cambiarían a un ritmo tan rápido que las personas no podrían seguir el paso. Estas máquinas que serán increíblemente inteligentes y aprenderán a una velocidad muy superior a la humana, tendrán una enorme capacidad para reinventarse. Pero, esperemos que esta realidad no llegue, al menos no en nuestro tiempo de vida”.
¿Por qué es importante la inteligencia artificial en una cartera de inversión?
La inteligencia artificial podría acelerar de manera significativa el ritmo del progreso, así como ya lo hicieron la electricidad, los automóviles y los ordenadores. “Cambiará el ritmo al que se innova, el ritmo al que las empresas se mueven. Creará nuevas fuentes de ingresos y oportunidades de crecimiento.
Además, tendrá un impacto disruptivo en la sociedad. Es algo ya conocido que dentro del mercado laboral blue-collar, la automatización de los procesos ha destruido muchos puestos de trabajo, pero la inteligencia artificial afectará también a los trabajadores con educación y formados que hasta ahora estaban más protegidos. Muy probablemente todos nos tendremos que reinventar y diseñar un nuevo tipo de negocio y replantear quienes son nuestros clientes. Con este cambio habrá oportunidades, habrá ganadores y perdedores, y ese es claramente nuestro trabajo como inversores, distinguirlos y diferenciarlos en el tiempo. Es algo complejo de realizar, pero si hay una cosa que puedo asegurar es que los ganadores serán aquellos modelos de negocio que están considerando seriamente la inteligencia artificial, empresas que están realizando las decisiones adecuadas ahora mismo para convertir la inteligencia emocional en el centro de sus decisiones de negocio. Esos modelos de negocio podrán acceder a nuevas áreas, alcanzar una eficiencia operacional y recortar costes, pero también se acercan a la inteligencia artificial para tomar decisiones a nivel microeconómico, así como en un nivel macroeconómico”, explicó Roodt.
¿Dónde están las oportunidades de inversión hoy en día?
El universo de inversión en la inteligencia artificial es un universo difícil. Es complicado encontrar empresas públicas que coticen enfocadas exclusivamente en la inteligencia artificial. El universo más obvio es el de los gigantes tecnológicos, con empresas como Facebook, Apple, Alphabet y Microsoft. Estas empresas tienen un modelo de negocio ampliamente diversificado, pero se encuentran mejor posicionados que ninguna otra empresa para promover el cambio que conlleva la inteligencia artificial. “En realidad, la inteligencia artificial no es algo nuevo, todo comenzó en los años 50 y estas empresas llevan trabajando en ello décadas. Por ejemplo, Alphabet ya emplea al 50% de los científicos de datos más capacitados del mundo, pero también tiene una enorme liquidez en sus balances para poder continuar invirtiendo en investigación y desarrollo, algo que requiere grandes sumas. Aún así, el universo no está necesariamente relegado al sector tecnológico. El sector financiero también está adoptando la inteligencia artificial a un rápido ritmo. Necesitamos cada vez menos acercarnos a una sucursal para hablar con el cajero sobre dinero. Las entidades financieras están invirtiendo en chat-bots para resolver las cuestiones más simples. Además, los bancos también están invirtiendo fuertemente en las plataformas de inteligencia artificial para poder predecir el comportamiento del cliente y ofrecer una solución a medida”, concluyó.