Las gestoras ya están terminando de perfilar sus perspectivas de cara a 2019, y uno de los comentarios que la mayoría va a incluir es su previsión sobre Italia y qué impacto tendrá en la economía europea y en el proyecto de la Unión Europea. Ayer mismo, Bruselas volvía a rechazar los presupuestos italianos, que casi no había sido modificados, e incluso comenzaba a plantearse sancionar al país.
Bart Hordijk, analista de Monex Europe, defiende que “los problemas en Italia continuarán pesando en las perspectivas del euro». En su opinión, es probable que la cuestión italiana sea más duradera de lo esperado, ya que es complicado que ambas partes adquieran compromisos.
“Italia debe encontrar un equilibrio entre estimular su economía, que carece de crecimiento, y aprovechar los bajos tipos bajos para salir al mercado de bonos. Además, el nuevo gobierno italiano se está enfrentando presiones domésticas para no romper su relación con Bruselas. La Unión Europea, por otro lado, necesita encontrar un equilibrio entre la defensa de las normas presupuestarias, que son casi sagradas, y evitar fomentar el antieuropeismo en Italia. Por último, la Unión Europea se enfrenta a presiones políticas de sus estados miembros del norte, como Alemania, Holanda y Finlandia, para atar a Italia hasta que el país elija cumplir nuevamente con la responsabilidad fiscal”, explica Hordijk a modo de fotografía.
Estas tensiones con Italia plantean al mercado si es sostenible la estabilidad monetaria de la eurozona. No es solo por Italia, lo que preocupa al mercado es que sin el apoyo del Banco Central Europeo (BCE), los mercados de capital se enfrentan a una pérdida de credibilidad, lo que causaría que los rendimientos de los bonos del gobierno aumenten a un nivel insoportable. Este nivel no está muy lejos en Italia.
“La mayor parte de la deuda está en los libros de los bancos y aseguradoras italianas, que invirtieron fuertemente en títulos de deuda italianos hace años y actualmente tienen alrededor de 1.100 millones de euros, aproximadamente la mitad del volumen total. Oficialmente, los bonos del gobierno italiano se consideran libres de riesgo y, por lo tanto, no tienen que estar cubiertos con capital de los bancos. Sin embargo, son extremadamente arriesgados, como han demostrado las pérdidas vulnerables de los últimos meses. Esto también ha afectado gravemente las acciones de los bancos europeos, que han perdido un promedio del 25% desde mediados de abril. Las acciones en los principales bancos italianos incluso han perdido el 35%, lo que debería moderar su apetito por más bonos del gobierno”, explican los analistas de Flossbach von Storch.
A corto plazo y de cara al próximo año, las posiciones políticas están en tablas: las autoridades italianas han anunciado que no realizarán ninguna modificación, exponiéndose así a sanciones financieras, en caso de apertura de un procedimiento por déficit excesivo. Pero el juego no ha terminado, ni para la Unión Europea ni para Italia.
“Conocer el resultado de los asuntos italianos y británicos supone un reto. Sin embargo, una cosa es segura: sin el apoyo de los datos macroeconómicos, la incertidumbre que generan estas cuestiones seguirá afectando a la tendencia de los mercados y alimentando el incremento de la volatilidad. Y así se aleja la hipótesis de un rally de final de año…”, concluye Olivier de Berranger, director de gestión de activos deLa Financière de l’Echiquier.