Tras la victoria del ultraderechista Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales de Brasil con un 55,13%, el populismo vuelve a instalarse en la región latinoamericana. Sin embargo, el mercado ha confiado en su discurso sobre las medidas económicas que emprenderá y su compromiso de aportar estabilidad al país.
Aunque el resto del discurso de Bolsonaro inquieta a parte de la sociedad, el mercado ha interpretado que es la mejor económica para Brasil. Con la victoria de Bolsonaro continúan las subidas en bolsa y se sigue fortaleciendo el real brasileño, oponiéndose a una tendencia generalmente lenta en las monedas de los mercados emergentes.
Según Carlos Vallés Fernández, asesor financiero de DIF Broker, el mercado llevaba semanas descotando esta victoria. “En primer lugar, celebra que no continúen en el gobierno el Partido de los Trabajadores, que han perdido el poder sumidos en la corrupción, con un déficit disparado (en torno al 7%) y con un crecimiento estancado. En segundo lugar, las principales medidas anunciadas por el nuevo presidente van encaminadas a realizar un drástico ajuste presupuestario, liberar la economía y luchar contra la corrupción y la inseguridad, lo que hacen que Bolsonaro sea el preferido por los inversores”.
“La clave de ese sólido desempeño del mercado es la elección del ministro de finanzas de Bolsonaro. Paulo Guedes, un respetado economista educado en Chicago, tiene la ambición de volver a poner a Brasil en un camino fiscalmente sostenible. En particular, sus planes de reforma de pensiones van más allá del proyecto de ley que actualmente se encuentra en la cámara baja y, si tiene éxito, cambiaría el juego para la sostenibilidad de la deuda a largo plazo de Brasil. La privatización de un número sustancial de empresas estatales de Brasil también recibiría una cálida bienvenida por parte del mercado”, destaca Delphine Arrighi, gestora de Merian Emerging Market Debt Fund de Merian Global Investors.
En su opinión, el mercado se va fijar en la capacidad del nuevo gobierno para formar una coalición que apoye esa visión de reformas, a pesar de que el congreso brasileño se caracterice por una fuerte fragmentación. “Como tal, los recientes esfuerzos de Bolsonaro para ampliar su base de apoyo al invitar a representantes del partido demócrata a su administración deben considerarse un signo de pragmatismo”, matiza Arrighi.
Desde Fidelity señalan que el resultado de estas elecciones presidenciales siguen la misma dinámica que lo ocurrido en otros países: demuestran la fuerte caída del apoyo a los partidos tradicionales brasileños como el PBDB, PSDB y PT, todos ellos con problemas para conectar con la población.
“Las siguientes señales clave a seguir en la política brasileña serán por un lado los nombramientos para el gabinete de Bolsonaro, especialmente el presidente de la Cámara de Representantes, y por otro quién será el próximo Gobernador del Banco Central de Brasil si el actual no es reelegido. El actual presidente de la Cámara de Representantes, Rodrigo Maia, es uno de los pocos candidatos para ese rol que podría lograr el apoyo de todos los partidos a la reforma fiscal. También será importante observar el liderazgo de las principales empresas estatales, como Petrobras y Electrobras, así como los planes de Bolsonaro para privatizar los activos estatales”, explica Paul Greer, Gestor de Fondos de mercados emergentes de Fidelity.
¿Qué esperar?
Ante este escenario, dudas y promesas electorales, los gestores se plantean hasta qué punto el mercado ha puesto ya en precio la perspectiva de formas. Según Arrighi, aunque las tasas locales se han recuperado cerca de 200 puntos básicos desde mediados de septiembre, “continuamos viendo valor en la curva, dada la falta de presiones inflacionarias y el potencial de un cambio fiscal significativo. Los rumores de que el respetado gobernador del banco central Ilan Goldfajn no puede renovar su mandato el próximo año han sido bien asimilados por el mercado. Los nombres flotaron como su reemplazo, como el ex gobernador del Banco Central de Brasil, Arminio Fraga, aseguraría la continuidad de la política. El entorno externo puede seguir siendo un reto para los mercados emergentes en su conjunto, pero, dada la escasez de mejorar las historias macro en este momento, Brasil podría seguir destacándose, siempre que la nueva administración ofrezca lo suficiente para prolongar su luna de miel con el mercado”.
Por su parte Greer explica que “los activos de riesgo brasileños como las acciones han disfrutado de un fuerte repunte en los últimos dos meses, ya que el mercado se ha sentido claramente más cómodo con una victoria de Bolsonaro que con las perspectivas de la vuelta al poder del PT, algo comprensible dados los acontecimientos que llevaron a la destitución de la presidenta Dilma Roussef, la excesiva relajación fiscal y el gran escándalo de corrupción de Lava Jato”.
Fidelity reconoce que, a medio plazo, son bajistas con los fundamentales brasileños y sigue preocupados por la trayectoria de los balances fiscales del país. “ No creemos en la probabilidad de una reforma fiscal significativa, especialmente en las pensiones, la seguridad social y los impuestos que es, en última instancia, lo que Brasil necesitará para mantener a raya las calificaciones de las agencias de crédito en 2019. Sentimos que la controversia y división que provoca la agenda política de Bolsonaro, junto con sus altos niveles de rechazo, le impedirá aprobar los proyectos de ley necesarios en el Congreso. Esperamos que Brasil mantenga un crecimiento inferior al de su potencial y que la inflación aumente en 2019, lo que hará que el banco central aumente los tipos de interés”.