Ha transcurrido ya una década desde la gran crisis financiera, y aunque el FMI reconoce que se han aprendido algunas lecciones y que el sistema financiero es en general más sólido, alerta que han surgido nuevas vulnerabilidades que no deben ser ignoradas.
Así pues, Tobias Adrian , director del departamento monetario del FMI, señala que el nuevo sistema financiero aún no ha sido puesto a prueba y aunque “las políticas monetarias acomodaticias siguen respaldando el crecimiento, los riesgos a corto plazo del sistema financiero mundial han aumentado en cierto grado en los últimos seis meses”
La deuda de los gobiernos, las empresas y los hogares se ha incrementado notablemente desde la crisis aumentando la sensibilidad del sistema financiero actual a ciertas vulnerabilidades presenten en el mercado. Las tensiones comerciales, la incertidumbre política y las presiones del mercado financiero son los principales riesgos a corto plazo que señala Adrian. En concreto, para los mercados emergentes, menciona el encarecimiento del endeudamiento externo, sobre todo para los países con menor calificación crediticia, debido al fortalecimiento del dólar y la subida de tipos de interés en Estados Unidos y apunta futuras dificultades a la hora de refinanciar la totalidad de su deuda en moneda extranjera.
El FMI ha cuantificado el impacto que una intensificación de los presiones sobres las economías emergentes tendría sobre los flujos de capitales, y que según los análisis que han llevado a cabo, podrían alcanzar niveles similares a los registrados durante la crisis financiera. “A medio plazo, hay una probabilidad de 5% de que las economías de mercados emergentes, excluida China, experimenten salidas de flujos de cartera de deuda de USD 100.000 millones o más “
Adrian incluye otros riesgos en la lista, como son, un brexit sin acuerdo, problemas de política fiscal en países muy endeudados de la zona euro y una normalización de la política monetaria a un ritmo mayor del previsto en las economías desarrolladas. No obstante, la nota concluye con una serie de recomendaciones de medidas proactivas que deberían tomarse entre las que destacan, para los mercados emergentes, la necesidad de mantener un nivel adecuado de reservas y su uso prudencial.