Japón concentró ayer la atención de los inversores tras la reelección de Shinzo Abe como presidente del Partido Liberal Democrático (PLD), lo que le permitirá renovar su mandato al frente del Gobierno y continuar con su proyecto económico y reformador. El mensaje para el mercado es claro: continuidad.
Según los expertos, la reelección de Abe se traduce en un impulso para la economía de Japón y para los activos de riesgos. Ahora bien, ¿será Japón capaz de continuar con su revolución económica? En opinión de Jesper Koll, asesor senior de WisdomTree para Japón, en este nuevo mandato que durará tres años, es complicado esperar nuevas sorpresas o grandes reformas, el reto estará en mantener y lograr llevar a buen término las ya emprendidas.
“A corto plazo, creemos que las sorpresas positivas que nos puede dar Japón están más relacionada con aprobar un prepuesto que aumente su gasto, en particular para atender las necesidades surgidas tras los desastres naturales que asolaron el país los últimos meses, y con la reorganización de su gabinete”, apunta Koll.
En cambio, en opinión de Govinda Finn, economista de para Japón y países asiáticos desarrollados de Aberdeen Standard Investments, “un objetivo mucho más manejable sería revitalizar Abenomics. La pieza central de su reforma económica ha sido en el mejor de los casos un éxito fugaz y ahora tiene tres años para rescatar algo duradero de ella”.
Para Finn, con esta reelección, Abe tiene capital político para que revitalizar Abenomics sea una prioridad. Centrarse en ello le ayudará a espantar otros riesgos a corto y largo plazo, como por ejemplo controlar la deflación. “Los fundamentales de la inflación se han debilitado este año y los riesgos externos están aumentando debido tanto al comercio internacional como al estrés de los mercados emergentes. Enfocarse solamente en cómo cumplir con los objetivos del banco central ya sería un esfuerzo loable y significativo. Mientras tanto, las prioridades fiscales del gobierno necesitan una revisión general si el país va a entrar en un camino de deuda sostenible” matiza Finn.
Justamente el comercio internacional será uno de los temas en los Abe tendrá que posicionarse con rapidez. “Una de las mayores amenaza a la prosperidad nacional de Japón proviene de la administración Trump y la amenaza de un arancel del 25% para las exportaciones de automóviles y repuestos japoneses. Esto podría reducir el PIB hasta en medio punto porcentual y forzar a las ganancias de TOPIX a caer hasta en un 15%”, advierten desde WisdomTree.
Sin embargo, en su opinión, los riesgos de la implementación real de los aranceles son bajos. “Esperamos que las iniciativas de políticas muy positivas, proactivas y en pro del crecimiento se conviertan en un sello distintivo para el gobierno del primer ministro Abe a corto plazo. Además, el equipo de Abe ha estado trabajando para diseñar una estrategia que frente a Trump: ha aumentado las importaciones japonesas de productos agrícolas, ha elevado el gasto en defensa y, por último, se plantea crear un fondo de inversión de infraestructuras en Estados Unidos con el fin de dar la apariencia de que Trump es un ganador”, matizan desde WisdomTree.
Política monetaria
En opinión de Thuy Van Pham, economista de mercados emergentes en Groupama AM, el objetivo del tercer mandato de Abe dependerá, finalmente, de la gestión del componente monetario. Es cierto que las demoras en la convergencia de la inflación hacia el objetivo del 2% no dejan lugar a dudas sobre la continuación del mecanismo de relajación monetaria de gran amplitud establecido en abril de 2013 y renovado a lo largo de los años.
El mercado considera que el Banco de Japon (Boj) seguirá afrontando la normalización de su política monetaria de forma paulatina. Se especula incluso que la institución de un suave giro hacia políticas algo más restrictivas, lo que serían buenas noticias para el mercado, que ve con inquietud el final de los programas de compra.
En este contexto, el BoJ tendrá que enfrentarse al riesgo de la subida de tipos en Estados Unidos. “Pensamos que el Banco de Japón continuará con su estrategia de gestión de riesgos adoptada en julio de 2018. Más específicamente, en un contexto inflacionista desfavorable, no tendrá más remedio que mantener su política monetaria ultra acomodaticia por un periodo prolongado. Sin embargo, se dará más flexibilidad para hacer frente a los numerosos riesgos ajustando su dispositivo actual como lo hizo al final de la reunión de julio, en particular mediante la introducción de un forward guidance sobre los tipos de interés y el rango de fluctuaciones del tipo a 10 años en más/menos 10 puntos básicos”, explica Van Pham.
Misma opinión comparte Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada: “El BoJ, igual que el BCE, serán pacientes en su retirada de estímulos y sólo darán pasos en esa dirección cuando tanto los datos macro como la situación geopolítica no pongan en riesgo la recuperación”.