Por segundo trimestre consecutivo, Schroders ha revisado a la baja sus expectativas de crecimiento mundial y prevé un crecimiento más lento tanto en 2018 como en 2019. Buena parte de esta ralentización, explican los expertos de la firma en su informe mensual sobre el estado de la economía global, puede atribuirse al efecto de la guerra comercial.
Europa y Japón decepcionan
La gestora recuerda que dos de las economías más orientadas a las exportaciones del mundo, Europa y Japón, han arrojado una cifras de crecimiento decepcionantes en el primer semestre del año, con el menor crecimiento de las exportaciones como rasgo distintivo en un contexto de recrudecimiento de la guerra comercial.
“Aunque la demanda interna mantiene su solidez en Europa, no es suficiente como para compensar el anémico comportamiento del componente externo. Las perspectivas de que se produzca una reversión en el crecimiento de las exportaciones parecen muy endebles, dado que el número de nuevos pedidos está descendiendo. En consecuencia, creemos que la ralentización del crecimiento tanto en Europa como en Japón tendrá un efecto negativo en el crecimiento global”, explican.
Sin embargo, a pesar de las poco halagüeñas perspectivas de crecimiento, no cabe esperar que ningún banco central modifique su trayectoria de endurecimiento gradual de su política.
“En Europa, creemos que se pondrá fin a la expansión cuantitativa para finales del cuarto trimestre de este año y que las autoridades subirán los tipos dos veces en 2019, lo que supondrá el punto final de los tipos negativos en la zona euro” escriben en el informe.
No se prevé que el Banco de Japón (BoJ) haga ningún movimiento adicional durante el periodo objeto de estas previsiones y aunque los profesionales de la gestora creen que la autoridad monetaria terminará por endurecer su política, considera que lo hará más allá de su horizonte de previsiones, debido al moderado nivel de la inflación y a un margen demasiado reducido para actuar antes de la subida de los impuestos al consumo en el cuarto trimestre del próximo año.
China, abocada a la ralentización
En China, el crecimiento se ha debilitado recientemente y, de acuerdo con los indicadores de actividad interna de Schroders, seguirá haciéndolo durante el resto del año.
“Por el momento, la mayor solidez de los datos comerciales resulta favorable, pero esperamos que este efecto se diluya con la imposición de aranceles: el adelanto de los pedidos en previsión de los aranceles sobre los productos agrícolas se hizo patente a principios de año, y creemos que actualmente está sucediendo algo similar”, apuntan.
Por eso Schroders espera que esta ralentización del crecimiento dé pie a la aplicación de una medida de relajación monetaria, como una flexibilización de la postura del banco central. No obstante, hará falta tiempo para que un cambio en la política monetaria se traduzca en crecimiento. Serán necesarias mayores medidas de apoyo el año próximo, a medida que el recrudecimiento de la guerra comercial empiece realmente a dejarse sentir. Revisamos a la baja nuestras expectativas de crecimiento con el fin de reflejar el efecto previsto de los aranceles y las tensiones comerciales en las exportaciones y la inversión.
El Reino Unido también se verá afectado
La mayor debilidad del comercio neto también justifica para Schroders la revisión a la baja de sus perspectivas para el Reino Unido. De hecho, dicen, parece que las ventas finales (que excluyen las existencias) se sitúan actualmente en recesión técnica, habiéndose contraído por dos trimestres consecutivos.
“Nos hemos visto obligados a revisar a la baja el crecimiento para 2018 y 2019, dado que esperamos que la economía siga teniendo dificultades tras el brexit. En el plano de la política monetaria, es probable que el Banco de Inglaterra, que acaba de subir sus tipos de interés, mantenga intacta su política hasta después del brexit en 2019”, afirman.
Se prevé que la guerra comercial se alargue en el tiempo
“Esperamos que la guerra comercial entre EE. UU. y China sea más prolongada y tenga mayores repercusiones. Previsiblemente, esta durará más allá de las elecciones estadounidenses de mitad de mandato y se traducirá en la imposición de aranceles sobre todos los productos comerciados entre los dos países. Además, China también impondrá barreras no arancelarias a las empresas estadounidenses. Los recientes comentarios de ambas partes sugieren que el conflicto será largo. El comercio mundial, la inversión de capital y, por tanto, el crecimiento global se verán lastrados por la incertidumbre derivada de esta situación”, concluye el análisis mensual.