La deuda de los mercados emergentes ha sido objeto de gran interés en los últimos años, pero la reciente volatilidad ha creado incertidumbre sobre esta clase de activos. BNP Paribas AM está convencida de que, además de ofrecer una relación retorno/riesgo interesante y el potencial de altos rendimientos, las valoraciones actuales constituyen un punto de entrada atractivo para esta clase de activo.
Para Jean-Charles Sambor, subdirector de renta fija de mercados emergentes de BNP Paribas AM, existen tres factores que apoyan esta visión:
1.- Potencial de crecimiento
La deuda emergente ya no es una clase de activo que simplemente proporciona diversificación. Tampoco es una clase de activo de nicho. La mayoría de los inversores institucionales ahora lo ven como una asignación de cartera básica, tanto para la deuda emergente en moneda fuerte como para la deuda en moneda local.
“Cada componente dentro de la deuda emergente es ahora una clase de activo más amplia que la deuda estadounidense high yield. La emisión total pendiente de deuda emergente asciende actualmente a más de 18 billones de dólares. A medida que el mercado chino se abra a los inversores no residentes, la posibilidad de un mayor crecimiento parece considerable”, explica Sambor.
2.- Hay oportunidads en la reciente corrección
La deuda de los mercados emergentes es más volátil que el puro mercado de deuda investment grade. Ha registrado una volatilidad anualizada del 7% al 10% en los últimos 15 años (dependiendo del tipo de bonos emergentes), pero con rendimientos anualizados de entre 7% y 8% en dólares estadounidenses durante el mismo período.
“El período desde febrero de este año ciertamente ha sido volátil para la deuda emergente. Para poner las cosas en perspectiva, tras la elección del presidente Trump, la deuda emergente retomó temporalmente el estatus de paria entre las clases de activos, antes de recuperarse fuertemente en 2017 cuando los temores geopolíticos disminuyeron”, dice el subdirector de renta fija de mercados emergentes de BNP Paribas AM, en el blog de la firma.
Pero, añade, este rally llegó a un final bastante abrupto en febrero de 2018. “En nuestra opinión, esta corrección reciente es saludable: las valoraciones de deuda emergente en moneda fuerte y más selectivamente en moneda local son una vez más atractivas. La volatilidad seguirá sin duda alta en los próximos meses, pero esto debería conducir a nuevas oportunidades”, cree el gestor.
3.- No hay una crisis sistémica pero si mayor dispersión en los motores de la rentabilidad
El crecimiento económico es algo más débil de lo previsto en los países emergentes, pero los desequilibrios macroeconómicos se concentran en un número limitado de países (Turquía, Argentina).
“En nuestra opinión, no existe una crisis sistémica, sino una mayor dispersión en los motores de rendimiento paraesta clase de activo. En el corto plazo existe incertidumbre sobre las valoraciones de las divisas de los mercados emergentes, pero a más largo plazo creemos que estas monedas están infravaloradas en relación con el dólar estadounidense”, concluye.