Nos encontramos en un momento crucial para la economía, la política y el clima de inversión general de México.
Los mexicanos están llamados a las urnas el próximo 1 de julio para elegir presidente y renovar el Congreso, y aunque el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que lidera las encuestas se ha esforzado por tranquilizar a los inversores extranjeros, solo el tiempo dirá qué atractivo seguirá teniendo el país como destino de inversión potencial.
“Si la coalición del partido de AMLO alcanza una mayoría que antes parecía improbable pero que ahora las encuestas señalan como claramente posible. Esta situación daría paso a una nueva era política en México: la primera dominada por un partido o una coalición de izquierdas”, explica Robert Simpson, gestor de carteras de deuda de mercados emergentes en Insight, parte de BNY Mellon.
Para Simpson surgen muchas preguntas sobre qué podría hacer el partido si lograse la mayoría parlamentaria: desde aprobar el presupuesto unilateralmente hasta cambiar las leyes sobre responsabilidad presupuestaria, inversión extranjera y otras cuestiones.
“Esta incertidumbre no beneficia a México, sobre todo en un momento en el que ya hay muchas cuestiones en el aire sobre la forma que acabará adoptando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Teniendo en cuenta que los sectores manufactureros de EE. UU. y México están tremendamente interconectados, vemos muy posible que el NAFTA se resuelva de forma pragmática pero una controvertida victoria de AMLO podría arrojar dudas sobre la visibilidad del acuerdo”, añade Sophia Whitbread, gestora del BNY Mellon Global Emerging Markets Fund en Newton, también parte de BNY Mellon.
¿Entorno populista?
Algunos comentaristas hablan de una crisis cambiaria mientras que otros ven probable una desaceleración de las inversiones y la ejecución de proyectos, lo que preocupa a los inversores que habían acogido con satisfacción la mejora de las rentas y el gasto en consumo registrada este año.
“En nuestro caso, estamos revisando qué tal resistirían nuestras posiciones en un entorno populista y buscando oportunidades allí donde la volatilidad postelectoral pueda permitirnos abrir posiciones atractivas a largo plazo. Y es que ahí está la clave: a corto plazo, podemos esperar una volatilidad bastante elevada que afectará incluso al valor de la divisa. Sin embargo, a largo plazo México continúa contando con empresas de muy buena calidad, por lo que cualquier corrección podría representar un punto de entrada, siempre y cuando las políticas gubernamentales garanticen cierta continuidad”, añade Whitbread.