La Fed se adaptó ayer al guión esperado y no defraudó con su decisión de subir los tipos de nuevo en un cuarto de punto, hasta dejar el precio del dinero en EE.UU. en una banda de entre el 1,75% y el 2%. Es su séptima subida desde 2015 y no será la última de este año: frente a las previsiones de tres subidas en 2018 –lo que, tras las dos ya efectuadas, dejaría margen para un alza más-, la Reserva Federal indicó que realizará dos subidas más hasta finales de año (posiblemente una en septiembre y otra en diciembre), debido a la aceleración que ve en la economía. Y mantiene las previsiones de tres subidas adicionales en 2019 y una en 2020 hasta llegar a un nivel de tipos en el 3,25%-3,5%.
“Esto se enmarca en un cuadro macro que la Fed ha revisado al alza para 2018, tanto en términos de crecimiento como de inflación: un crecimiento del PIB en 2018 del 2,8% (1 décima más de lo esperado), y en 2019-2020 con crecimientos del 2,4% y 2%, respectivamente. Además, espera que la tasa de paro se reduzca hasta el 3,6% en 2018 (cuando la anterior estimación era del 3,8%) y que baje al 3,5% en 2019 y 2020. En cuanto a las previsiones de inflación, las revisa al alza hasta el 2,1% en los tres años 2018-2020 frente a las previsiones anteriores de 1,9%, 2% y 2,1%”, explican desde Renta 4. También destacan que Jerome Powell ha decidido realizar cuatro conferencias de prensa anuales (en lugar de dos), con el fin de estar más cerca del mercado a lo largo del proceso de normalización monetaria.
La decisión de acelerar la subida de tipos está agitando ligeramente los mercados, aunque el guión se mantiene. “La subida de tipos no ha sido una sorpresa para nadie, pero las variaciones que ha hecho la Fed en el forward guidance han provocado más agitación en el mercado. El Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) está señalando dos subidas de tipos más este año y ha eliminado su ya histórica señal a los mercados de que los tipos se mantendrán durante un tiempo por debajo de los niveles que se esperan para el largo plazo. Esto refleja el robusto contexto de crecimiento doméstico, que está siendo fermentado por los estímulos fiscales en esta fase tardía del ciclo”, añade James McCann, economista Global de Aberdeen Standard Investments.
“A pesar de las fricciones comerciales, tanto nosotros como la Fed esperamos que el crecimiento persista por encima de la tendencia al menos este año, que el desempleo caiga un poco por debajo de su ratio natural de largo plazo y que la inflación llegue el próximo año al objetivo de la Fed. En este contexto, la Fed sigue anticipando que logrando y sosteniendo su objetivo dual (la estabilidad de los precios y el logro del máximo empleo) posiblemente tendrá que reducir más su política acomodaticia, y en último término eliminarla”, dice Stefan Kreuzkamp, CIO de DWS. Con esa base, en la gestora esperan más subidas de tipos graduales en los tipos y reducciones en el balance del banco central estadounidense. “Todavía queda por ver si esto será suficiente para mantener controlada la inflación, con la necesidad de un proceso de subidas más aceleradas también en 2019. En cualquier caso, el presidente de la Fed, Powell, también intentará mantener el entusiasmo de los mercados”, explica.
Tim Foster, gestor de renta fija de Fidelity, también señala que la Fed se ha escudado en la fortaleza de la economía estadounidense, con una inflación próxima al objetivo, y a la buena salud del mercado laboral. “No queda rastro de aquella postura de cautela por la que se consideraba que los tipos de los fondos de la Fed estaban por debajo de su nivel de equilibrio a largo plazo. Las previsiones están ahora más equilibradas, la atención sigue centrada claramente en los datos publicados y éstos justifican tipos más altos, como señaló Powell durante la rueda de prensa, que fue alcista en todos los frentes”. El experto destaca que la estrategia de comunicación de la Fed también está cambiando: “La declaración fue mucho más breve y simple que en los últimos tiempos, tal vez en respuesta al estilo más directo de Powell comparado con el de Yellen. A partir de enero, la Fed celebrará una rueda de prensa después de cada reunión mensual, frente al calendario trimestral que maneja en estos momentos. El hecho de celebrar ruedas de prensa mensuales da a la Fed más flexibilidad para alterar su política como considere oportuno, pero también podría hacer que el mercado “viviera” todas y cada una de las reuniones, lo que aumentaría la volatilidad de los tipos”, añade.
“No obstante, el aumento de la incertidumbre en los planos macroeconómico y político y la paulatina retirada de la liquidez a escala global plantean numerosos retos de gran complejidad para los responsables políticos en relación con la trayectoria a largo plazo de la política monetaria”, comenta Rick Rieder, director de inversiones de renta fija global y cogestor del fondo BlackRock Fixed Income Global Opportunities (FIGO), que también destaca el mensaje “con un tono ligeramente restrictivo” de la Fed. “Desde el prisma de la inversión, creemos que los tipos de interés pueden subir ligeramente desde el nivel actual, con un mayor deterioro de los precios en los productos centrados en los tipos de interés a más largo plazo”, añade.
¿Demasiado agresiva?
“El lenguaje en la nota de prensa es decididamente más hawkish que en marzo”, apunta Nitesh Shah, analista de Wisdom Tree, que habla de la apreciación en dólar y del oro, ante la amenaza de una mayor inflación. “Después de todo, la Fed está simplemente ajustándose al mercado en la trayectoria de tipos”, apunta.
Además, algunos expertos critican lo que ven como una mayor agresividad de la Fed, que debería ampliar sus objetivos de inflación: “A pesar de los testimonios frecuentes que destacan el objetivo de inflación simétrica durante el ciclo, el FOMC continúa tratando la inflación del 2% como un techo más que un objetivo. En este punto del ciclo, creo que no solo es aceptable, sino que de hecho es deseable, sobrepasar significativamente el objetivo de inflación del 2%. En este contexto, creo que el enfoque de la Fed hasta la fecha es probablemente demasiado agresivo a pesar del toque aparentemente suave”, dice Ron Temple, director de Renta Variable de EE.UU. de Lazard Asset Management.
En Schroders creen que la Fed acabará siendo menos agresiva de lo que dice en los próximos años. Así, el economista jefe de Schroders, Keith Wade, considera que las perspectivas de subir tres veces los tipos en 2019 y una en 2020 son más hawkish de lo esperado (ellos esperan dos el año próximo, y que la Fed pare una vez los tipos alcancen el 3%). “El efecto conjunto de unos tipos más altos y unos menores estímulos fiscales deberían bastar para hacer que la Fed pause su ciclo de subidas. Esperamos que la economía se desacelere en la segunda mitad de 2019, de forma que el 3% sería el pico. Ahora, los mercados han de absorber unas mayores restricciones monetarias a corto plazo, mientras la Fed da un paso más cerca de la normalización”, señala.
Reacción de los mercados
Los mercados reaccionaron rápidamente al tono alcista de la declaración y la rueda de prensa: los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. subieron entre 3 y 4 puntos básicos y la curva se aplanó. “De ahora en adelante, el camino más fácil sigue siendo la subida de los rendimientos, sobre todo en el extremo corto de la curva, siempre y cuando los datos estadounidenses sigan respondiendo”, dicen en Fidelity.
Desde Newton IM, son más cautos con los datos y explican que el mercado de renta fija no es tan optimista como la Fed en sus previsiones económicas. “Aunque la vez subió tipos como se esperaba, los mercados se han asustado por las indicaciones de un mayor ritmo de subidas al previsto. La renta variable cayó en EE.UU. y Asia. Sin embargo, el aplanamiento de la curva sugiere una expectativa de que la economía se ralentizará”, comenta Paul Flood, gestor de Multi-Asset Income en Newton Investment Management, parte de BNY Mellon Investment Management. “El mercado de bonos parece estar en desacuerdo con la visión de la Fed de que todo es fantástico, con el mercado de futuros indicando un menor ritmo de subidas de tasas”.
En este contexto, Witold Bahrke, responsable senior de estrategia macroeconómica de Nordea Asset Management, se plantea si es buen momento para comprar deuda pública estadounidense, después de que los bonos del Tesoro estadounidense a diez años cruzaran el importante umbral psicológico del 3% en el segundo trimestre: su nivel más elevado en cuatro años. ¿Plantea esta situación una oportunidad de compra o una situación de riesgo?, se pregunta. “Habida cuenta de estos niveles críticos y del repunte de la inflación en EE.UU., no es de extrañar que los inversores se muestren preocupados por una subida vertiginosa de los tipos. Sin embargo, el reciente aumento de los rendimientos se debe principalmente a factores cíclicos. El contexto macroeconómico estructural no ha cambiado demasiado. El argumento de inversión a largo plazo a favor de unos rendimientos en niveles reducidos permanece intacto. Incluso en términos cíclicos, el respaldo para el aumento de los rendimientos está perdiendo fuerza, dado que el dinamismo económico a escala mundial se encuentra en proceso de tocar techo. Si bien es considerablemente difícil determinar cuándo han alcanzado los rendimientos su punto álgido, el contexto actual nos hace pensar que gran parte de las fluctuaciones en los tipos ya han tenido lugar. Al mismo tiempo, el potencial de las valoraciones y la rentabilidad ha mejorado ostensiblemente”, comenta.
Tras la Fed, las próximas citas están en Euroa y Japón, que podrían sorprender a los mercados si deciden retirar sus programas de QE. “Una Fed confiada que ha subido tipos y promete hacerlo más de lo esperado y un cauto BCE que deje los tipos en cero justificarán más debilidad del euro frente al dólar en los próximos meses”, añade David Kohl, economista jefe de Divisas de Julius Baer.