Nuevos movimientos en la partida de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. A mediados de abril, el presidente chino decidió rebajar los aranceles a los coches importados de Estados Unidos y flexibilizar los requisitos para crear una joint venture con los productores locales para las firmas extranjeras del sector del automóvil ¿Qué hay detrás de estas decisiones?
Según defienden desde La Française, Donald Trump y Xi Jinping están tensando la cuerda por una cuestión de imagen electoral. “Los dos anuncios se hacían eco de la promesa del presidente Xi Jinping del pasado noviembre de reducir gradualmente los aranceles a los coches importados y permitir a los fabricantes de automóviles establecer instalaciones propias dedicadas exclusivamente a vehículos de nueva energía en zonas de libre comercio”, explican desde La Française.
Lo mismo le ocurre a Trump, que es preso de sus propias promesas electorales. “El proteccionismo fue una promesa de la campaña, lanzada directamente a los votantes. Las medidas adoptadas con el aluminio y el acero, por ejemplo, buscan directamente beneficiar a los estados que votaron a Trump y que constituye su base electoral. Además, faltan seis meses para las elecciones de mitad de mandato. El timing es perfecto para lograr una victoria política que reforzará su imagen como negociador de acuerdos”, argumenta François Rimeu, responsable de Multactivo y estratega senior en La Française.
Rimeu insiste en destacar que el acero y el aluminio representan solo el 2% de las importaciones estadounidenses; por lo que cualquier impacto en la economía China sería marginal.
Desde Deutsche Bank Wealth Management destaca que para entender bien el conflicto comercial, hay que comprender el momento que vive Xi Jinping en China: está consolidando su poder. Según explica la división de wealth management del banco alemán, la Asamblea Popular Nacional de China acaba de aprobar una enmienda a la constitución que abole el límite de dos mandatos para el cargo presidencia. “Esto abre la posibilidad de que el actual jefe del Ejecutivo, Xi Jaimping, pueda permanecer en el cargo más allá de 2023, cuando culmina su actual mandato”, señala.
Una tesis que también defienden desde Fidelity International, ya que la gestora afirma que existe un cierto componente de interés político en este conflicto comercial. “Resulta difícil no creer que todo obedece a un fin político. En el contexto general de la economía estadounidense, incluso un nuevo florecimiento de los sectores que se consideran más afectados por el dumping exterior apenas incidiría en la evolución global. Sin embargo, con las elecciones legislativas en el horizonte, Trump querrá asegurarse el voto de unas clases trabajadoras que corre el riesgo de perder después de que su iniciativa más “exitosa” hasta la fecha (la reforma fiscal) haya beneficiado a Wall Street mucho más que al ciudadano de a pie”, señala Paras Anand, director de inversiones en renta variable europea de Fidelity International.
Efectos en el mercado
Para David Folkerst-Landau, economista jefe del grupo Deutsche Bank, tengan o origen que tengan estas tensiones, se están convirtiendo un elemento de riesgo para el mercado. “La retórica se ha intensificado de forma más rápida y peligrosa, en comparación con lo que habíamos anticipado; también han aumentado las posibilidades de que estas tensiones reduzcan el crecimiento macroeconómico. Sin embargo, se recomienda a los responsables de las políticas que eviten los resultados desastrosos, en parte porque una reacción adversa en el mercado hará que retrocedamos”, advierte.
En opinión de Nordea Asset Management, las medidas proteccionistas ya estaban aumentando mucho antes del recrudecimiento de las tensiones comerciales. Además, el progreso tecnológico (robótica) hace que internalizar la producción sea más conveniente. “Que el contexto sea menos favorable para el comercio no constituye ninguna novedad. Sin embargo, durante muchos años, el comercio ha contribuido al fortalecimiento del crecimiento mundial, del mismo modo que el principio del fin de la globalización está contribuyendo ahora al contexto de bajo crecimiento en el que nos encontramos”, explica Witold Bahrke, responsable sénior de estrategia macroeconómica de Nordea Asset Management.
Desde Nordea AM son optimistas y no creen que se vaya a llegar a una guerra comercial como tal, aún así Bahrke advierte:“La incertidumbre despertada por la guerra dialéctica acerca de las políticas comerciales no es la causa principal de la decepcionante rentabilidad de los activos de riesgo, pero sí un agravante. En nuestra opinión, el motivo fundamental de la actitud generalizada de aversión al riesgo es la combinación del endurecimiento de las condiciones monetarias y unos mercados que descuentan una situación idílica”.