La geopolítica explica el reciente periodo de volatilidad en los mercados en particular con una posible guerra comercial, protagonizada por Estados Unidos y China, que lastraría el crecimiento global sincronizado. Ahora bien, ¿qué sectores ganan y quiénes pierden con esta hipotética guerra comercial?
Según Ritu Vohora, directora de inversión del equipo de renta variable de M&G, el riesgo o el beneficio se debe de mirar en función de los bienes a los que afecten los aranceles, ya impuestos o que puedan ponerse. “El riesgo es que se desencadene una guerra comercial de ojo por ojo entre Estados Unidos y China, pero estamos en un momento en que el objetivo no es imponer aranceles, sino aumentar el apalancamiento de las negociaciones”, advierte.
Mientras encallan o no las negociaciones, Vohora apunta que par entender el impacto de las tensiones comerciales hay que analizar el tipo de bien al que se le ha penalizado con mayores impuestos para su importación.
«A pesar de que Estados Unidos importa mucho más de China de lo que exporta, esta guerra perjudicaría a muchas más empresas estadounidenses de las que podrían beneficiarse. Las industrias que quedarían afectadas más negativamente serían la aviación, automóvil, agricultura, semiconductores y productos químicos. En cambio, las industrias que se verían favorecidas sería el acero, el aluminio, los equipos de telecomunicaciones, los muebles y el sector textiles”, explica Vahora.
Una característica es que el impacto de una guerra comercial no sería uniforme a la hora de hablar de regiones, sectores o mercados de acciones. “Por ejemplo, las empresas de sectores cíclicos, como la minería, la energía y la industria; así como la tecnología (semiconductores, alta tecnología) es probable que sufran más”, destaca.
En este mismo sentido, los países asiáticos o europeos más abiertos al comercio también sufrirían, en especial aquellos que suministran componentes a China para fabricar productos que luego exporta a Estados Unidos. En opinión de Vahora, “las acciones que obtienen una gran parte de sus ingresos del exterior sufrirían más que las empresas con orientación nacional. En ese entorno de mercado, como inversor, ser selectivo y activo será clave”.
Por último, advierte que el riesgo real es que se generalicen los aranceles. “En este momento, los aranceles propuestos son bastante específicos. El riesgo es una extensión de los aranceles a categorías más amplias de productos. El impacto más directo de los aranceles comerciales probablemente será una desaceleración de la actividad del comercio mundial, con consecuencias negativas para el crecimiento económico mundial. La participación significativa de China en las cadenas de suministro mundiales significa que el impacto de los aranceles se dispersará más allá de los bienes producidos únicamente en China”, concluye.