El universo de deuda corporativa de los mercados emergentes ha pasado de una inexistencia virtual hace 10 años a ser una clase de activos independiente y diversa, que ofrece atractivas oportunidades de riesgo-recompensa para los asset managers activos.
Esta clase de activos tiene ahora un tamaño de 969.000 millones de dólares, por lo que es comparable con el mercado de deuda high yield de Estados Unidos – con 914.000 millones de dólares– y el mercado de deuda soberana de los mercados emergentes –con 913.000 millones de dólares–. El universo de la deuda corporativa de los emergentes tiene más de 1.000 emisiones pendientes en 52 países y está diversificado en términos de regiones y sectores.
Con un rendimiento medio del 5%, la deuda corporativa de los mercados emergentes proporciona a los inversores un ingreso atractivo, mientras que su duración, de 4,5 años, significa que esta clase de activos tiene una sensibilidad relativamente baja a los cambios en los tipos de interés de Estados Unidos. La calificación promedio de esta deuda corporativa es de investment grade y el índice de referencia, el CEMBI Diversified, incluye una amplia gama de empresas de alta calidad.
La estrategia Emerging Markets Corporate Debt de NN IP invierte en instrumentos de deuda, denominados en las principales monedas (principalmente en dólares estadounidenses), emitidos por emisores corporativos de países en desarrollo de ingresos bajos y medios. El equipo que lidera Joep Huntjens, lead portfolio manager de deuda corporativa de los mercados emergentes en NN Investment Partners invierte en instrumentos de deuda de América Latina, Europa del Este, Medio Oriente y África.
Riesgos emergentes
«Los riesgos macroeconómicos han disminuido en los mercados emergentes en medio de un contexto macroeconómico alcista. Están en el punto óptimo de la aceleración del crecimiento mundial, con una recuperación de los precios de las materias primas y una inflación históricamente baja. El calendario político en los mercados emergentes será agitado este año y los mercados pueden volverse más volátiles debido a la incertidumbre política”, explica Huntjens.
Por eso, cree que dadas estas complejidades políticas, los inversores activos con conocimiento local están mejor situados para entender estos regímenes cambiantes y su posible impacto en las inversiones.
Para Huntjens, los factores clave que respaldan el caso de la deuda corporativa de los emergentes es que aunque este tipo de activo cedía un 5% a finales de enero de este año, los rendimientos de los bonos gubernamentales a cinco años todavía rondan el 0% en países desarrollados como Alemania, Francia o Japón.
“La curva de rendimiento de EE. UU. aún ofrece tasas positivas, pero a fines de enero, el rendimiento del Tesoro estadounidense a cinco años era aún más bajo al situarse en el 2,52%. Dado que se espera que la Reserva Federal aumente los tipos tres o cuatro veces este año, los activos con una menor sensibilidad a esto, como la deuda corporativa de los emergentes, probablemente proporcionen retornos más resistentes”, estima el gestor de NN IP.
Ratio Sharpe
La deuda corporativa de los emergentes ofrece mejores características de rentabilidad frente a otras clases de activos emergentes, algo que revela su índice de Sharpe de 0,95 registrado durante los últimos cinco años, frente al 0,62 de la deuda soberana emergente.
«La deuda corporativa de los mercados emergentes sigue siendo una clase de activos en evolución, con ineficiencias que pueden explotarse y que puede mejorar los rendimientos de cualquier cartera. Sin embargo, la gestión activa es clave para ofrecer retornos más atractivos. Como tal, NN IP continuará tomando una enfoque de inversión estructurada y mantener un equipo diversificado, experimentado e integrado para obtener las oportunidades de inversión más relevantes», concluye Huntjens.