La Conferencia de Inversión de Schroders de este año dio comienzo con la formulación de tres preguntas al público. La primera: ¿cuál es el factor de riesgo más importante para los mercados europeos en 2018? El público optó, con diferencia, por “el posible endurecimiento de la política monetaria en Europa u otra región”. Los riesgos políticos y el euro resultaron ser preocupaciones mucho menos acuciantes.
La segunda pregunta que se planteó al público fue cuál era su clase de activos favorita para 2018, a elegir entre renta variable europea, deuda corporativa europea, inversiones multiactivo globales, o ninguna de las anteriores. La renta variable europea fue la clara favorita y se hizo con el 58% de los votos.
El optimismo de los asistentes también se reflejó en su respuesta a la tercera pregunta, relativa a la reciente volatilidad en las plazas bursátiles. Más del 50% la consideraba “una oportunidad para comprar aprovechando las caídas de los precios”, mientras que muchos otros la clasificaban como “ruido que debe ignorarse” y solo una pequeña proporción pensaba que se trataba “del inicio de una tendencia bajista a largo plazo”.
Un contexto económico favorable
El panel empezó examinando las perspectivas generales para Europa. El crecimiento económico ha mejorado y los indicadores adelantados siguen siendo positivos, pero en la conferencia sobrevolaba la pregunta de si la situación económica es tan halagüeña como parece y cuánto tiempo se mantendrá.
Para a Johanna Kyrklund, responsable mundial de inversiones multiactivo, la crisis de la deuda pública en Europa ha quedado en suspenso, pero no ha terminado. Las autoridades han eliminado los diferenciales de los bonos a través de la política monetaria, pero cree que éstos resurgirán en algún momento. “La mejora del crecimiento económico ha dificultado el reto al que se enfrentan las autoridades”, apunta.
Martin Skanberg, gestor de fondos de renta variable europea, sí cree que la expansión económica a la que estamos asistiendo en Europa puede mantenerse gracias, sobre todo, al hecho de que los equipos directivos de las empresas cuentan ahora con más incentivos para invertir. “Esto brinda el apoyo que hacía falta para la recuperación. La inversión puede contribuir a prolongar la expansión actual”, añadió.
“Sin atisbo de duda, el aumento de la inversión resulta positivo para los ingresos, pero se prevé que los costes aumentarán, lo que podría presionar los márgenes de beneficios. En un primer momento, el aumento de la inflación siempre resulta favorable, pero la subida de tipos para contener esta evolución puede desencadenar la siguiente recesión. Así es como funcionan los ciclos”, dijo James Sym, gestor de fondos de renta variable europea, aportando su visión sobre la situación de Europa.
No obstante, Sym recalcó en su intervención qué aspecto que debemos tener en cuenta son las reformas estructurales que se han implantado en Europa en los últimos años. “Al hablar con los directivos de empresas, muchos de ellos —en España, por ejemplo— son muy optimistas sobre las reformas que se han puesto en marcha. Europa es un importante exportador neto, en gran medida gracias a Alemania. Pero el consumo interno sigue brillando por su ausencia y podría constituir el próximo catalizador del crecimiento económico”, advirtió.
¿Cómo afectará la retirada del programa de expansión cuantitativa a los mercados europeos?
Tal y como demostró la primera pregunta planteada al público, el endurecimiento de la política monetaria este año constituye una preocupación clave para los inversores, y tendrá consecuencias concretas en los activos de renta fija.
En este sentido, Kyrklund explicó que desde Schroders no creen que el Banco Central Europeo (BCE) cambie su política de forma muy drástica, sino que lo hará muy gradualmente porque mantener el control sobre el diferencial de la deuda pública italiana es esencial para el presidente del BCE, Mario Draghi.
“El reestablecimiento de los tipos en terreno positivo perjudicará a los valores growth. Estos valores han registrado un buen comportamiento, pero ahora no es el momento de intentar lograr ese nivel de rentabilidad. En nuestra opinión, la deuda alemana ha ejercido una suerte de fuerza gravitacional en otros bonos, especialmente en los rendimientos estadounidenses. La eliminación del ancla que suponen los Bunds podría reajustar los tipos a escala global”, dijo.
¿Existe riesgo de que se produzcan guerras de divisas?
El debate se trasladó después al comercio mundial y las divisas. La debilidad relativa del dólar estadounidense ha suscitado ciertas preocupaciones sobre las perspectivas para los exportadores de Europa, especialmente si el crecimiento en el resto del mundo se ralentizara.
Kyrklund recordó que hemos vivido años de crecimiento reducido, en los que quien tuviera la divisa más débil se quedaba con el mayor trozo del pastel. “Ahora, la situación ha cambiado con la recuperación global sincronizada. No vemos motivos por los que el BCE debería tratar de intervenir para mitigar la fortaleza del euro. En general, a las divisas se les permite fluctuar con los fundamentales. Los tipos son un asunto de gran relevancia, pero, en mi opinión, las divisas no”.