La «supernova de liquidez» de los bancos centrales, el principal impulsor de los precios del crédito y de la renta variable en los últimos 9 años, llegará a su punto máximo en 2018. La magnitud de las cifras asusta: las compras de la Fed en los dos últimos años pasarán de 4.000 millones de dólares (US$4 bn) a 400 millones sólo este año. Y para BofA Merrill Lynch está claro que habrá dolor en los mercados.
Para empezar, explica la firma, los activos como las acciones tecnológicas y la deuda high yield, que fueron los principales ganadores de la expansión cuantitativa van a perder su respaldo de liquidez.
El banco recuerda también otro de los problemas que tomarán fuerza cuando el QE desaparezca: el Banco Internacional de Pagos lleva un tiempo advirtiendo quelos tipos bajos han creado «compañías zombis» (se estima que representan más del 10% de todas las firmas no financieras de la OCDE), lo que conduce a una mala asignación de recursos y baja productividad. Es decir, el «banco central de los bancos centrales» también está a favor de un cambio de política monetaria que haga subir los tipos de interés.
«No temer a la Fed» ha sido el mensaje fundamental para las operaciones BTD (Buy-The-Dip), FOMO (Fear-Of-Missing-Out) y TINA (No hay alternativas para las acciones) de los últimos años, afirma el banco estadounidense. Sin embargo, el nuevo presidente de la Fed, Jerome Powell, señaló en su testimonio ante el Comité de Servicios Financieros del Congreso de Estados Unidosque los «vientos en contra» de la primera economía del mundo se han convertido en «vientos a favor».
“A medida que la Fed acelere y lidere el final de la era de QE global, es probable que el consenso alcista capitule a una postura más defensiva durante 2018”, añade el informe de BofA Merrill Lynch.
Por eso, el indicador BofAML Bull & Bear permanence en zona de venta desde hace meses y se aproxima al extremo más pesimista del espectro frente a la posición completamente optimista que mantenía en 2006.
“De hecho, el posicionamiento alcista del mercado, los beneficios empresariales en máximos (en ausencia de ganancias de Productividad) y el endurecimiento de las políticas argumentan que el posible cóctel de los próximos meses –PIB real, inflación salarial y rendimientos del Tesoro por encima del 3%, junto con un S&P500 por encima de los 3.000 puntos– marcará un gran tope en los precios de la renta variable y el crédito”, concluyen los expertos del banco.