A estas alturas, la mayoría está de acuerdo en que es improbable que surja un claro ganador de las elecciones italianas del 4 de marzo con el nuevo sistema electoral. Un parlamento sin mayoría absoluta suscitará la necesidad de entablar conversaciones para formar una coalición amplia. En esta entrevista Claudio Ferrarese, del equipo de análisis cuantitativo de Fidelity, repasa cuál podría ser el panorma político en el país transalpino y las consecuencias para los mercados.
¿Qué sorpresas nos puede deparar las elecciones en Italia de este fin de semana?
En unas elecciones italianas el riesgo de sorpresa siempre está presente. Por ejemplo, podría darse una victoria de la derecha, de modo que Berlusconi (expulsado del parlamento e inhabilitado hasta 2019) podría tener una gran influencia y ser el poder en la sombra.
El Movimiento Cinco Estrellas (M5S), que recibió una gran atención mediática durante los últimos años debido a su programa populista, ha ganado terreno a costa de Berlusconi, sobre todo en el sur de Italia, pero con la reciente reforma de la ley electoral sería difícil que se produjera una victoria clara de esta formación.
¿En qué son diferentes estas elecciones?
Serán las primeras elecciones italianas en las que se empleará el sistema uninominali (elección por mayoría simple) junto con un sistema proporcional. Lo anterior tiene dos importantes consecuencias: en primer lugar, los diputados que son elegidos por el sistema de mayoría simple podrían ser más independientes de la dirección de los partidos, lo que aumenta las posibilidades de que se produzcan cambios en las adhesiones políticas después de las elecciones, más que con la legislación anterior; en segundo lugar, las coaliciones son más probables.
¿Qué ocurre si no hay un ganador claro?
Es probable que se forme un gobierno de coalición. Las largas negociaciones políticas comenzarán inmediatamente después y el primer hito será la elección de los presidentes de las cámaras en el plazo de unas semanas. Los nombres elegidos darán pistas de hacia dónde se encaminan las conversaciones para formar coalición. En este escenario, es improbable que ningún partido esté dispuesto a dar un paso al frente y aceptar el mandato del presidente de la república para formar gobierno, ya que habría que hacer varias concesiones.
A consecuencia de ello, una coalición de los grandes partidos —Partido Democrático (PD), Forza Italia (FI) y M5S— sería la alianza más obvia. Estratégicamente, eso no sería un movimiento sensato para el M5S, que ha generado aceptación principalmente por su perfil antisistema y su rechazo a “confabularse” con los partidos políticos tradicionales. Sin embargo, podría marcar el inicio de una nueva fase para el movimiento, que daría un paso para convertirse en una fuerza política madura.
¿Cuáles serán las consecuencias para los mercados?
Nuestra hipótesis de partida sigue siendo un resultado favorable a los intereses de los mercados. Sin embargo, a unos día de las elecciones hay que estar muy atento al M5S, ya que creo que están más dispuestos a formar coaliciones amplias de lo que el mercado presupone en la actualidad.
Eso debería suponer que el riesgo extremo de un gobierno encabezado por populistas es menos probable y que la balanza se inclina hacia un resultado más responsable. No obstante, la probabilidad de los resultados más favorables a los mercados (FI+PD o solo el centro-izquierda) sigue siendo baja. A corto plazo, eso limita el recorrido al alza de los BTP italianos, en mi opinión, y queda por ver si el M5S puede dejar atrás el populismo puro o hace bueno el dicho de que la cabra siempre tira al monte.