MiFID II fue una de las temáticas de las que más se habló en el evento de banca privada celebrado recientemente en Madrid, organizado por IKN. Frente a aquellos expertos que defienden que el impacto de la normativa será superficial, o continuista con las tendencias que ya se veían en la industria, hay otros que hablan de un cambio “profundo”.
Javier Planelles Cantarero, director corporativo de Servicios Operativos de Cecabank, es uno de estos últimos, pues está convencido de que la normativa traerá cambios fuertes para las entidades: para algunas es cierto que quizá solo en términos de costes pero en otras la regulación podría tener un fuerte impacto en sus modelos e incluso podría llevarles a convertirse en otras figuras de servicios financieros, como defendió también en otro panel David Cano, director general de AFI Inversiones Financieras Globales EAFI, hablando en especial del caso de las empresas de asesoramiento financiero (EAFIs).
Impacto en las gestoras
Preguntado sobre el impacto concreto en las gestoras, y sobre si MiFID II cambiará el equilibrio en España del negocio de las gestoras nacionales e internacionales, Planelles lo descartó, e indicó que el impacto de las gestoras vendrá más por la vía de la necesidad de ofrecer cada vez mejores productos y por la vía de los costes, ante la necesidad de adaptación al nuevo entorno.
De hecho, la normativa impactará en la comisión de gestión de los fondos, explicó, teniendo en cuenta que en las gestoras pertenecientes a la banca española, el 70% de las comisiones se devuelven a la red en forma de retrocesiones y ahí habrá cambios, mientras en las internacionales no vaticina cambios profundos en sus modelos de comercialización.
“Actualmente el modelo de distribución de fondos se basa, en su mayoría, en que las gestoras pagan a los distribuidores por la labor de comercialización de los fondos. MiFID II va a provocar que en determinados tipos de distribución esté prohibido este tipo de pagos y en otros casos que deban ser explícitas para el cliente. Esta circunstancia, unida al hecho del empuje de la gestión pasiva, provocará una bajada de las comisiones de gestión y que los distribuidores cobren directamente a los clientes”, explica Planelles.
Cambios en la distribución y venta
Uno de los impactos más fuertes de la norma estará, según defendió Planelles en un panel bajo el título «MiFID II y el dato: retos y oportunidades para gestoras y depositarios», en la distribución de fondos de terceros a la hora de hacer un asesoramiento dependiente (en principio, parece que bastará con cumplir la obligación de ofrecer un 25% de fondos de terceros al elaborar la propuesta de comercialización), y también en la transparencia en la comercialización y con respecto a los costes asociados a la inversión.
Para Planelles, esto podría tener consecuencias importantes: “Cuando se vean los costes, el proceso de venta va a tener que enriquecerse porque si no no se entenderá”, advierte.
Y por eso tendrá que haber cambios en el proceso de venta: “El proceso va a cambiar y eso hará que haya ganadores y perdedores”, defiende, pues cree que las redes –que estarán mejor formadas, algo que tendrá una influencia positiva- tendrán que modificar su forma de actuar y en el negocio habrá que tener en cuenta la entrada de nuevos actores que ofrecerán distribución directa, como los roboadvisors, las fintech, y las plataformas B2B y B2C, “que tendrán oportunidades en este maremágnum para ofrecer algo diferente a los clientes”.
En este sentido, explica, Cecabank ha adoptado una estrategia como “dinamizador”, con la idea de apoyar las entidades existentes y también a los nuevos jugadores a acelerar sus procesos, ofreciendo servicios y alianzas estratégicas diferentes según cada perfil.
La tecnología, clave para adaptarse al nuevo entorno
En este entorno la tecnología será un plus: “Cuando la normativa esté transpuesta, se verá beneficiado quien se adapte más rápido, y la tecnología ayudará en este entorno”, defendía el experto, hablando de un “sistema asimétrico” en el que la relación del asesor con el cliente ya no es bilateral y en el que las entidades tendrán que tener gran dinamismo. “Las entidades tendrán que afrontar un proceso dinámico, adaptando en cada momento los productos que ofrecen a los clientes a sus necesidades, y las carteras de esos productos teniendo en cuenta la situación de los mercados”, explicaba.
Y además, tendrán que ser dinámicas a la hora de proporcionar información a los clientes: “No se trata tanto de dar más información, sino diferente, más perfilada, en función de las necesidades y el perfil de riesgo de cada inversor, y moldear la información que ofrecen a cada uno”. Y, para ello, tendrán que hacer segmentaciones de los clientes más allá de sus niveles de rentas.
¿Mayor protección?
Con MiFID II, el objetivo buscado con una mayor transparencia en la comercialización es la protección al inversor, aunque Planelles tiene dudas de que vaya a lograrse realmente y que el desarrollo de la norma no acabe desvirtuándolo. Lo que sí está claro –e independientemente de que se logren o no los efectos deseados- es que la norma lleva a una clara tendencia de desintermediación en Europa.