La volatilidad ha vuelto a los mercados. La inflación es el mayor impulsor de esta volatilidad, sobre todo en el mercado norteamericano. La última cifra de este indicador, anunciado a mitad de febrero y que registró un aumento del 0,5%, fue acogida con normalidad y la bolsa cerró en positivo en Estados Unidos. ¿Significa esto que la volatilidad seguirá siendo algo puntual?
Según la opinión de Luke Bartholomew, estratega de inversiones de Aberdeen Standard Investments, el nerviosismo no se ha ido. “Con una tasa de desempleo tan baja, con el crecimiento recibiendo el impulso dela reforma fiscal y con el reciente anuncio de aumento del gasto, las estrellas se han alineado para que repunte la inflación desde este punto. Esto podría desencadenar otra ronda de ventas ya que algunos inversores se han preocupado por su significado para los tipos de interés de Estados Unidos”, afirma.
Frente a este escenario, las gestoras siguen mostrándose tranquilas y simplemente vigilan lo qué pueda hacer la Fed y el resto de bancos centrales. “Es muy probable que la Fed siga ahora con sus planes de subir los tipos de interés de nuevo en marzo. Las recientes ventas del mercado habrán jugado a su favor ya que el valor de los activos no reflejó realmente el endurecimiento de la Fed durante el año pasado. Si la venta gana un impulso real, entonces necesitarán pensar de nuevo sus planes, pero estamos muy lejos de ese punto”, apunta Bartholomew.
Las gestoras sostienen que los fundamentales son sólidos y que tan solo veremos correcciones técnicas, que además son un síntoma saludables para el mercado. “En nuestras perspectivas para 2018, ya identificamos una serie de vulnerabilidades fruto de un período de tasas de interés ultrabajas. Estos riesgos incluyen el aumento en el apalancamiento corporativo en los Estados Unidos y China, desajustes de liquidez en algunas clases de activos y poco margen de maniobras de política económica, tanto fiscales como monetarios, cuando llega la próxima recesión. Por lo que creemos que el pasado episodio de volatilidad, no será el único”, explica Laurence Boone, estratega de análisis e inversión de AXA IM.
Según Boone, estos episodios estarán relacionados con el proceso de normalización de la política monetaria de los bancos centrales. “El entorno macro será cada vez más propicio para una mayor volatilidad, que hoy se encuentra por debajo de su promedio histórico; especialmente ciertas clases de activos como las divisas. Hay un amplio margen para una mayor normalización, y es poco probable que sea un viaje tranquilo”, advierte.
¿Obsesión por la volatilidad?
Lo que más inquietud ha despertado esta vuelta de la volatilidad es que, aparentemente no viene de la mano de ningún evento. “En los últimos 25 años solo ha habido tres fases en las que el índice S&P 500 se haya movido con tanta rapidez en tan poco tiempo –gráfico inferior–. Movimientos similares durante dicho periodo han coincidido con acontecimientos genuinos, como la crisis asiática, el reventón de la burbuja tecnológica y la crisis financiera global. Sin embargo, este último flash crash es distinto: se ha producido en ausencia de noticias”, explica el equipo de multi-activos de M&G.
Según el equipo de multi-activos de M&G, hace treinta años, solo una pequeña minoría de los comentaristas e inversores profesionales hablaban de la volatilidad; pero hoy en día, los marcos basados en la volatilidad son omnipresentes. “La obsesión por la volatilidad se ha extendido a todos los segmentos de la industria de la gestión de inversiones. Los gestores de riesgo basan sus procesos en torno a la volatilidad, los inversores institucionales desean objetivos de volatilidad, y tanto el sector privado como los reguladores emplean la volatilidad como lente a través de la cual perciben el mundo”.
En su opinión, existen tres problemas claros en torno a la volatilidad en el actual contexto de mercado: el comportamiento de los inversores muestra una correlación creciente, la medición y las enormes cantidades de datos conducen a la pseudociencia y al exceso de confianza, y, por último, se ha olvidado que la volatilidad no siempre equivale a riesgo.
Mantener la calma
Desde Lombard Odier hacen una lectura positiva y destacan que la volatilidad es una llamada de atención para los inversores satisfechos y que demuestra que, tras diez años de crisis financiera, las economías están comenzando a levantar la cabeza.
“Puede que no lo parezca, pero la volatilidad es amiga del mercado. Las correcciones del tipo que vimos en los primeros días de febrero cumplen varias funciones útiles: nos permiten volver a revisar las valoraciones que han sido incrementadas por un ambiente al alza; actúan como recordatorio de los beneficios de la prudencia y el pensamiento a largo plazo; y moderan esos espíritus animales que el economista John Maynard Keynes identificó como el corazón oscuro de los mercados financieros”, defiende Stéphane Moiner, jefe de inversiones de Lombard Odier.
Desde Franklin Templeton Investments, y basándose en los más de 65 años de historia de la firma, reconocen que es lógico que los inversores se asusten. “Sabemos que si bien la volatilidad puede ser desconcertante y confusa, también puede ser un momento de grandes oportunidades para los inversores. Cuando los precios de las acciones caen, el impulso de hacer algo, cualquier cosa, puede ser abrumador. Nuestra experiencia nos ha demostrado que vender no siempre es la respuesta más adecuada a la agitación del mercado”.
Según la valoración que hacen Ed Perks, jefe de inversiones de soluciones Multi-Asset de Franklin Templeton Investments, y Stephen Dover, jefe de renta variable también de Franklin Templeton Investments, habrá que tener en cuenta otros factores de cara a la volatilidad como el efecto de la reforma fiscal en Estados Unidos y la evolución de la política monetaria. “Es un momento para ser relativamente ágiles en las carteras y tener la flexibilidad para adaptarse a los cambios que probablemente se avecinan”, destacan.
En opinión de Patricia Mata, responsable de Imdi Funds, los inversores deben reforzar sus procesos de asignación de activos y diversificar. “Es conveniente invertir en diferentes clases de activos, sectores e incluso regiones geográficas, para compensar y reducir los riesgos y optimizar las rentabilidades”, destaca.