La inversión en todas las clases de activos debería arrojar una menor rentabilidad en el futuro. Esta es una de las conclusiones que se desprenden del Anuario 2017 de rentabilidad de las inversiones mundiales, elaborado por Credit Suisse Research Institute en colaboración con el London Business School. Entre los aspectos más positivos del anuario destaca el comportamiento de la renta variable, que es la inversión que ha tenido mejor resultado a largo plazo.
El informe demuestra que la renta variable, con unos rendimiento atractivos, fue la gran protagonista de 2017, en detrimento de la vivienda, que es considerada uno de los activos que más rentabilidad puede tener a largo plazo. “A escala mundial, la rentabilidad y los riesgos que implica la inversión en vivienda han estado a medio camino entre los arrojados por la renta variable y la renta fija”, señala el anuario entre sus conclusiones.
Otra de las conclusiones que se indican es que, en 2017, las estrategias smart-beta y la inversión por factores –también conocido como factor investing– han tenido una gran popularidad. Según el análisis que realizan los autores del anuario, estas estrategias ofrecen una forma de “escapar” en un contexto tan marcado como el actual como por bajos rendimientos.
“El anuario muestra que hay evidencias a largo plazo, y que abarca muchos países, de la existencia de primas de factores. Sin embargo, también que los retornos por primas pueden variar y ser volátiles según los años, y que las primas de factores pueden permanecer negativas por períodos prolongados de tiempo”, apunta en su introducción el documento.
Respecto a la volatilidad, el informe reconoce que 2017 se caracterizó por una muy baja volatilidad. Además, insiste en que los episodios de volatilidad vividos a principios de febrero son difíciles de predecir. “Además, aportan poca información sobre los rendimientos futuros y suponen una mera irregularidad en la continuada tendencia al alza de la renta variable”, matiza en sus conclusiones.
Vencedores y perdedores
En particular, los autores del documento –los profesores Elroy Dimson y Paul Marsh y el Dr. Mike Staunton de London Business School– han analizado el factor value, que ha sufrido una “década perdida”. En su opinión, los inversores de estrategias value esperan que este año les dé un respiro. “Por más seductoras que sean las tablas a largo plazo que respaldan que el sesgo value funciona, el anuario muestra que es difícil predecir el momento en que value volverá a estar favorecido de manera sistemática”, advierten los autores del estudio.
En cambio, uno de los grandes vencedores de 2017 fueron los mercados emergentes, con una rentabilidad del 38% frente al 23% de sus homólogos desarrollados. Según las conclusiones, hay que tener que “durante los últimos 118 años, han registrado un comportamiento un 1% inferior al año frente al de los mercados desarrollados”. Aún así, los activos de los país emergentes, en especial la deuda en moneda local, se posiciona como uno de los activos más atractivos dentro de la renta variable.
También destaca el comportamiento que tuvo la inversión en objetos de colección, como el arte, el vino o los instrumentos musicales. “Su inversión ha superado tanto los activos monetarios como la deuda pública”, apunta el documento. De los cuatro tipos de objetos de colección para los que existen registros desde 1900 en el anuario, el vino es el que mejor comportamiento ha registrado, con una apreciación (ajustada a la inflación) del 3,7%, mientras que el arte solo alcanzó una revalorización del 1,9% anual.
Según los autores, esto ha provocado que “los inversores tengan más riqueza para invertir. Una riqueza no sólo en valores financieros, sino también en activos comercializables como casas, terrenos, obras de arte o colecciones de arte”.
Renta fija vs renta variable
Si se tiene en cuenta los rendimientos de los últimos 118 años, la renta variable a dominado cualquier otro activo. “La rentabilidad de la renta variable fue positiva en todos los países y se mantuvo en torno al 3%-6%. Por su parte, los bonos vencieron a la deuda pública en todos los países con la excepción de Portugal. Este patrón general en el que la renta variable supera a los bonos y éstos a las letras del tesoro es lo que esperaríamos a largo plazo, ya que la renta variable presenta un mayor riesgo a la hora de invertir”, apunta el anuario.
En cuanto a los bonos, la mayoría de los países lograron retornos reales positivos, menos cinco países que tuvieron retornos negativos. Se trata de Austria, Italia, Grecia, Portugal y Japón. “Coinciden en que estos países son los que peores rendimientos han logrado en general”, matiza.