La política y la formulación de políticas pueden afectar significativamente a los mercados y a la economía. Los inversores se enfrentan en estos días a numerosos eventos importantes en estos ámbitos cuyas consecuencias podrían ser sustanciales. A continuación NN IP examina algunos de ellos, que están sucediendo en Europa (España, BCE), EE.UU. (presidente de la Fed) y Japón (victoria electoral del primer ministro Abe).
El parlamento catalán declara la independencia
En primer lugar, el parlamento catalán votó hace unos días a favor de independizarse de España. Como reacción, el presidente español, Mariano Rajoy, asumió el control directo de la región, destituyó al gobierno secesionista y convocó elecciones autonómicas anticipadas para el 21 de diciembre. El mercado bursátil español retrocedió y se amplió el diferencial de la deuda pública, pero ambos se recuperaban ya el siguiente lunes por la mañana. Fuera de España, al considerarlo como un asunto estrictamente nacional, la reacción del mercado fue comedida (y, por ahora, parece justificada).
El BCE anuncia un cauto repliegue de su programa de estímulos
El BCE dio hace unos días otro paso más hacia el final de su programa de flexibilización cuantitativa (QE) al anunciar la decisión sobre la tan esperada reducción de su programa de compra de activos. El banco central reducirá sus compras mensuales desde el próximo enero hasta al menos septiembre de 2018 desde los actuales 60.000 millones de euros a 30.000 millones por mes. La señalización sobre las compras de activos y sobre los tipos oficiales se mantuvo inalterada. El programa se mantiene con duración indefinida, ya que cabe su eventual ampliación más allá de septiembre. La declaración de que los tipos oficiales se mantendrán hasta bastante después del final del programa de QE tampoco se modificó. En conjunto, el resultado fue un poco más cauto de lo esperado, ya que el importe total de nuevas compras de activos (30.000 millones de euros por nueve veces) supera algo la previsión del consenso (que era de 40.000 millones de euros por seis veces). El mercado lo tradujo el mismo jueves en una caída superior al 1% en el cambio del euro con el dólar y en un menor rendimiento (5 puntos básicos menos) del Bund alemán.
En el seno del BCE no hubo unanimidad sobre el importe o la duración de la ampliación ni, en concreto, sobre su carácter abierto o indefinido, ya que los banqueros centrales de Alemania y Países Bajos votaron en contra de esto último. Esto es un reflejo de la prolongada tensión entre los países más «septentrionales» y los «meridionales» en el Consejo de Gobierno del BCE, en gran parte derivada de las influencias políticas sobre los representantes de los estados miembros en el Consejo. Obviamente, existe también una diferencia más filosófica de opinión entre algunos de los gobernadores de los bancos centrales nacionales, pero las diferentes realidades políticas y las recetas monetarias tan diversas que uno y otro grupo de países de la zona euro estiman «óptimas» posiblemente sean el factor que mejor explique los acalorados debates políticos en el seno del BCE, analizan los expertos de NN IP.
Trump nombra al nuevo presidente de la Fed
Los factores políticos influyen en las condiciones de la política monetaria mundial también a través del nombramiento del nuevo presidente de la Reserva Federal estadounidense por el presidente Trump, quien no sería él mismo si no convirtiera la designación en una especie de concurso, dicen en la gestora: si bien mantuvo abierta la opción de nominar a la presidente de la Fed Yellen para un segundo mandato, no dejaba de deliberar abiertamente sobre otros dos candidatos con opiniones muy diferentes en materia de política monetaria. Por un lado está Jerome Powell -finalmente designado-, un gobernador de la Reserva Federal que ha votado a favor de todas las decisiones de política de la Fed desde 2012. Por otro, John Taylor, economista de Stanford y autor de la célebre «regla de Taylor» de la política monetaria, quien se cuenta entre los críticos más notorios de la Fed al sostener que la trayectoria que actualmente sigue la política conducirá a unos elevados niveles de inflación.
El mercado ha estado muy atento a la designación de Powell. Con esta designación el mercado evaluará si la senda de normalización de la política de la Fed se guía por sólidos argumentos económicos o si, por el contrario, se aparta de la senda óptima debido a nombramientos políticamente motivados.
Revisamos al alza Japón tras el resultado de las elecciones
Donde la política también afectó de forma importante a los mercados fue en Japón. Las elecciones anticipadas del 22 de octubre llevaron a la victoria arrolladora de la coalición gobernante, lo que destierra la incertidumbre política. El primer ministro Shinzo Abe muy probablemente se mantendrá en el cargo hasta 2021, dando con ello continuidad a su particular política económica. Para el gobernador del Banco de Japón, Kuroda, cuyo mandato concluye en 2018, se trata también de una buena noticia, ya que con toda seguridad será reelegido o, en caso contrario, sustituido por alguien con la misma inclinación a mantener una política acomodaticia. «Tras el positivo resultado de las elecciones japonesas, revisamos al alza el posicionamiento en renta variable japonesa de neutral a pequeña sobreponderación», dicen en NN IP.
Las autoridades están introduciendo presión en la economía (a través del gasto fiscal y de una política monetaria acomodaticia) ante las señales de creciente escasez de mano de obra y de una brecha de producción positiva. Por el momento, Japón está resolviendo el tensionamiento de su mercado de trabajo con incrementos de productividad, y, dados sus bajos niveles en comparación con EE.UU. o Alemania, tiene margen para seguir mejorando. Esto acabará elevando los salarios sin afectar a la rentabilidad empresarial. La dinámica de beneficios de las empresas para el próximo año es positiva, aun cuando se espera una ralentización en el crecimiento de los beneficios en términos absolutos desde el 17% para el conjunto de este año hasta el 6% para el que finalizará en marzo de 2019.
La política monetaria con control de la curva de rendimientos mantendrá bajos los rendimientos de los bonos en términos reales, sosteniendo con ello los parámetros de valoración. Al respecto, Japón ofrece la mayor prima de riesgo de la renta variable entre los mercados desarrollados. Asimismo, las expectativas sobre su rentabilidad a más largo plazo superan también a las de EE.UU. e incluso las de la zona euro. El argumento de la valoración también es válido si comparamos la relación precio-valor contable relativa con la rentabilidad sobre recursos propios (ROE) relativa, que se ha elevado mucho en los últimos años hasta niveles comparables a los de la zona euro.
Un elemento de incertidumbre es la correlación inversa del mercado de renta variable japonés con el cruce del yen frente al dólar estadounidense. Las acciones japonesas suelen exhibir un buen comportamiento cuando el yen se debilita, explican en NN IP. «Creemos que los acontecimientos favorables en relación con el proyecto de reforma fiscal de EE.UU. y la acentuada divergencia en política monetaria entre EE.UU. y Japón podrían intensificar la depreciación del yen frente al dólar».
Por último, su revisión al alza del posicionamiento entraña un riesgo relacionado principalmente con el momento en que se hace. Hace unos días, el índice Nikkei puso fin a una racha alcista sin precedentes que duró 16 días, tras haber marcado el martes un máximo en niveles inéditos en 21 años. El índice había ido subiendo en la antesala de las elecciones, aupado por las expectativas de los inversores de que ganaría la coalición gobernante de Abe. Además, según la última encuesta a inversores de Bank of America/Merrill Lynch, la renta variable japonesa está sobreponderada en las carteras de inversión. Aun así, en la gestora consideran las perspectivas a medio plazo lo suficientemente alentadoras para aumentar su exposición.