Se cumplen diez años de la crisis financiera que azotó el mercado en 2007. Desde entonces muchas cosas han cambiado, como por ejemplo: se ha producido una mayor regulación por parte las instituciones, el inversor ha desarrollado una mayor aversión al riesgo y han aparecido nuevos jugadores al calor de las tecnologías.
Ahora, mientras asistimos a uno de los ciclos más largos de la historia, los analistas se plantean cuál será el detonante que vuelva a traer un periodo de recisión o incluso una nueva crisis económica. Según el informe The Next Financial Crisis, elaborado por el departamento de Research de Deutsche Bank, existen tensiones en el sistema financiero que podrían crear problemas financieros y económicos a nivel global.
Lo primero que apunta el informe es que el sistema post-Bretton Woods es vulnerable a las crisis financieras. “Con una simple búsqueda en internet se puede ver que la frecuencia de las crisis se ha incrementado desde entonces. Ejemplos de ello son la crisis bancaria en Reino Unido (1975), las crisis del petróleo (años 70), numerosos defaults en países emergentes (años 80), la crisis de ahorros y préstamos en EEUU (finales de los 80 y principios de los 90)”, argumenta en sus conclusiones.
Según defiende en sus páginas, “hace falta mucha fe para asegurar que las crisis no continuarán siendo algo habitual bajo el sistema financiero originado en 1970”. Esta afirmación se argumenta en que el crecimiento exponencial y la liberalización han potenciado en gran medida esta tendencia. “Aunque vivimos en un mundo con una volatilidad extremadamente baja, el actual es un período especialmente vulnerable a las crisis”, afirma.
El reporte refiere que desde que el sistema de Bretton Woods colapsó a principios de los años setenta y se rompieron los lazos de las monedas con el oro para entrar en la era de las fiat currencies, las crisis financieras se han vuelto más regulares. “La disciplina que imponía al sistema financiero el hecho de que las monedas estuvieran ligadas a los metales preciosos dificultaba que se otorgaran créditos de la misma forma en que se hace hoy en día. Asimismo, dificultaba a los gobiernos poder contar con amplios presupuestos o altos déficits por cuenta corriente”, afirma en sus conclusiones.
Ostras tensiones
El informe también destaca que la frecuencia de los shocks financieros se ha incrementado en gran medida por los altos niveles de deuda en relación al PIB en muchos países desarrollados, hecho que se puede traducir en cierta tensión. “Desde 1969, salvo en el período 1998-2001, Estados Unidos ha tenido déficit cada año. Lo mismo ha ocurrido en Reino Unido, donde el plan para cuadrar las cuentas para el año 2025 o 2027 (aún por determinar) hará que haya déficit durante 24 o 26 años consecutivos”, apunta.
Según la visión de la entidad, China, Japón e Italia pueden ser los países donde se desencadenen las próximas crisis. En concreto, Italia es un serio candidato para entrar en crisis, “ya que se acerca a unas elecciones en un contexto en el que un partido populista cuenta con un gran apoyo popular, cuenta con una economía generacionalmente de bajo rendimiento, una carga de deuda comparativamente enorme y un frágil sistema bancario que sigue teniendo que lidiar con las existencias de deuda tóxica”, señala en informe. Para los analistas de Deutsche Bank, el país transalpino reúne los ingredientes para una posible próxima crisis financiera.