Los eventos geopolíticos han copado los titulares de los últimos meses -desde la continuada política de proteccionismo en Estados Unidos a la escalada de tensiones con la península de Corea- pero las elecciones parlamentarias alemanas apenas se han hecho notar. Todo lo contrario: las elecciones del 24 de septiembre se están perfilando como un evento que se espera sin sorpresas dentro del súper ciclo de elecciones europeas, que comenzó en marzo del pasado año. La mayoría de encuestas dan por ganadores a los partidos de centroderecha Unión Democrática Cristiana y Unión Social Cristiana de Baviera, descontando así que la canciller Angela Merkel continuará con su liderazgo en los próximos cuatro años.
“A excepción de cualquier alteración importante, los inversores deberían centrarse en el hecho de que Alemania muy probablemente continúe un liderazgo a favor de la Unión Europea a partir del 25 de septiembre, y que la economía alemana continúe siendo el motor que está impulsando una Europa resurgente. La continuidad de Merkel como canciller, asumiendo que su partido resulta victorioso, sólo podría subrayar esta posición. Merkel promete proporcionar a su país una mano firme en el timón en tiempos de agitación geopolítica. Esto debería ser tranquilizador, no solo para la mayoría de ciudadanos alemanes, sino también para los mercados en su conjunto”, comentan desde Allianz Global Investors.
Angela Merkel ha sido canciller desde 2005, en la actualidad está cumpliendo su tercer mandato. Gobernó en coalición con el Partido Social Demócrata entre 2005 y 2009, y de 2009 a 2013 con el Partido Demócrata Liberal, para volver a realizar a pactar con el Partido Social Demócrata como socio minoritario en su coalición actual. A pesar de que el sistema electoral alemán es complejo, asegura una representación casi proporcional. Cada votante tiene dos votos, el primero para votar por su representante local de su distrito electoral (con 299 representantes) quien gana por mayoría simple, y un segundo voto para una lista del partido dentro de su estado (con también 299 representantes). Los escaños de compensación son añadidos (lo que significa que en total pueden sobrepasar los 598) para asegurar una representación proporcional completa del número de “segundos votos” recibidos por cada parte hasta que se alcanza un umbral del 5% del voto nacional o que se ganan tres diputados. Debido a esta proporcionalidad, una coalición es casi inevitable. Desde la creación de la República de Alemania en 1949, solo en una ocasión, en 1957, ha obtenido un partido una mayoría absoluta.
“A los alemanes les gusta la estabilidad. Les gusta tener un gobierno estable. Konrad Adenauer, el canciller Kohl, recientemente fallecido…Todos ellos gobernaron durante cuatro mandatos, y ahora parece que Angela Merkel va a poder comenzar su cuarta legislatura. A los alemanes les gusta ese sentimiento de estabilidad. Y creo que hoy en día, con el auge del populismo en ciertos países europeos, con el Brexit, con el avance potencial del populismo en Estados Unidos, se aprecia más ese sentimiento de estabilidad que aporta Merkel”, comenta John Emerson, vicepresidente de Capital International.
“Los partidos Unión Democrática Cristiana (CDU) y Unión Social Cristiana (CSU) lideran las encuestas con una intención de voto sustancial del 35% al 40%. El Partido Social Demócrata es el segundo partido con menos del 25% (estaba empatado brevemente a principios de año con los partidos CDU/CSU, pero ha caído desde entonces). Los demás partidos, el Partido Democrático Liberal, La Izquierda (Die Linke) Alternativa para Alemania (AfD) se encuentran cada uno ligeramente por debajo del 10%, mientras que Los Verdes se encuentran entre un 7% y un 9%. El debate del 3 de septiembre (el único debate televisado entre Angela Merkel y el líder del Partido Social Demócrata, Martin Schulz) no parece haber beneficiado a los principales partidos. Con relación a Europa, los cuatro principales partidos insisten en apoyar el proyecto de construcción europeo y el euro, pero divergen en las estrategias aceptables para fortalecer la solidaridad entre estados miembros”, explican desde Amundi Asset Management.
Las implicaciones de las coaliciones
La principal incóginta que se vislumbra en estas elecciones es saber qué partidos formarán parte de la coalición gobernante, Richard Turnill, responsable global de estrategia de inversión de BlackRock, apunta que las principales diferencias radicarían en las posturas frente a Europa: “Puede que sea el Partido Social Demócrata, claro defensor de la Unión Europea, o puede que sea el Partido Democrático Liberal, un partido de corte liberal, que tiene una postura más reticente hacia la integración de Europa. En conjunto, hay unos aires pro-reforma soplando en Bruselas y en las principales capitales europeas”.
Según anticipa el economista jefe de Robeco, Léon Cornelissen, solo hay dos coaliciones viables con una mayoría total, la coalición que actualmente gobierna, con el CDU/CSU asociado al partido SPD, o la llamada ‘coalición de Jamaica’ por los colores de los partidos que la formarían, el CDU/CSU, el FDP y los Verdes, que juntos se asemejan a la bandera jamaicana, pero que según el experto sería la opción menos probable debido a las grandes diferencias entre las políticas del FDP y los Verdes.
Cornelissen apunta que el caballo negro de estas elecciones puede ser el Partido Demócratico Liberal (FDP), que podría pasar de no tener escaños en el Bundestag a tener las llaves del poder de conseguir el 10% de votos que anticipan las encuestas. “El FDP es un partido de coalición natural para la CDU, ya que han trabajado juntos con éxito en el pasado, y también creen en impuestos más bajos. Tal acuerdo sería considerado muy favorable a las empresas y una bendición para el mercado de valores. Pero el FDP tiene una agenda más amplia que es más euroescéptica, y haría un futuro acuerdo con Macron difícil. Es una especie de barómetro para la fuerza del populismo en Alemania. Una demostración particularmente fuerte favorable al FDP desestabilizaría los mercados por un tiempo, ya que también obligaría a Merkel a no ser tan generosa con Francia”.
Sin embargo, el verdadero partido euroescéptico es el Alternativa para Alemania (AfD), el partido que representa a la extrema derecha y que podría tener por primera vez desde la guerra representación a nivel federal en el parlamento de Alemania. El partido defiende un referéndum para salir de la Unión Europea y la reintroducción del marco alemán.
“La gran duda es qué puntuación obtendrá el Alternativa para Alemania (AfD), el partido nacionalista alemán; posiblemente más del 9%. Si no se produce una gran sorpresa negativa, las consecuencias en el crecimiento alemán y los mercados financieros sería limitado. A largo plazo, una coalición pro europea daría un nuevo momentum a la Unión Europea y la fortaleza del euro” apunta Fabien de la Gastine, gestor de renta fija de La Française.
El impacto de las elecciones en su economía
La economía alemana va bien, con un crecimiento soportado por la demanda externa y por factores domésticos -el consumo doméstico se beneficia de un mercado laboral más fuerte y los gastos de capital están subiendo.
“De forma estructural, vemos unos niveles de apalancamiento de moderados a en deterioro, y los precios de la vivienda media se están elevando, aunque no están sobrevalorados a nivel nacional. Los precios, sin embargo, se están superando un poco en las ciudades grandes y en auge. Por otro lado, conforme los detalles del Brexit se terminan de cocinar, Alemania no está expuesta a ningún otro riesgo relacionado con el Brexit más allá que cualquier otra nación europea. Siendo la excepción Irlanda, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, que tienen algo más que perder que el resto de miembros de la Unión Europea, a excepción de Reino Unido en sí mismo”, comentan desde Allianz Global Investors.
“Para ser justos, cualquier desaceleración futura en la economía mundial tendría repercusiones en el crecimiento de Alemania, pero la resiliencia de la demanda doméstica alemana debería proporcionar cierto colchón. Como consecuencia, no esperamos que el resultado de las elecciones alemanas sea un riesgo real para la estabilidad financiera en Alemania. Parece que la fortaleza de la economía alemana y su alto superávit en cuenta corriente han ayudado a que los partidos populistas y antiglobalización no hayan ganado tanta tracción en Alemania como ha ganado en otros países, como Italia”, añaden.
Por su parte, Amundi cree que a implementación de algunas de las promesas de campaña generará un estímulo fiscal moderado en Alemania, pero que el crecimiento del PIB será algo menos fuerte en 2018 que en 2017. “La fortaleza económica actual significa que las nuevas decisiones de política económica doméstica son menos urgentes en Alemania que en otros países de la Eurozona, pero el gobierno todavía tendrá que responder a los muchos desafíos a medio plazo (falta de reformas significativas en competitividad, excesiva dependencia de la demanda externa, envejecimiento, aumento de las desigualdades sociales”.
“Es indiscutible que la economía alemana tiene puntos fuertes increíbles, como su bajo desempleo (5,6% a nivel nacional y hasta 3% en Baviera), su calificación crediticia triple A y su variedad de empresas internacionales cuyo alcance se extiende por todo el mundo. Esta es la cara buena de la moneda, pero también hay una más empañada: la economía de Alemania es disfuncional. El superávit masivo de la balanza por cuenta corriente, que alcanza el 8% del PIB, es elogiado por los responsables políticos como una característica innegable de alta competitividad, pero también es una señal de que las empresas locales son reacias a invertir en el país. Una tendencia similar, aunque menos exacerbada, se puede encontrar en los otros países nórdicos”, apunta Christopher Dembik, responsable de análisis macroeconómico de Saxo Bank.
Para BlackRock es claro que este ampliamente benigno clima político parece estar preparando el escenario para un entorno de inversión favorable en el corto plazo. “Esto se añade a la sostenida tendencia por encima de la media y la continuidad de una política monetaria continuada. Un euro mucho más fuerte es otro riesgo. Esto podría ser una amenaza para los beneficios empresariales y para el crecimiento de las exportaciones y podría complicar los esfuerzos del Banco Central Europeo para alcanzar su objetivo de inflación. En este entorno, preferimos la renta variable europea frente al crédito”.
Sin embargo, para Philipp Vorndran, estratega de la gestora Flossbach von Storch, no debería haber complacencia con el periodo de calma actual, pues a su juicio, no es más que el preludio que avisa del temporal. “Una vez se publiquen los resultados finales de las elecciones empieza la fase para crear una coalición, y ésta se anuncia larga y tortuosa. Cuando los militantes de los partidos entren en el Bundestag el lunes por la mañana deberán mirar a sus adversarios como potenciales aliados postelectorales. El desarrollo de este proceso tendrá implicaciones directas sobre la cuestión europea, y, especialmente, sobre el fortalecimiento de la alianza franco-alemana. Las medidas económicas adoptadas por el presidente francés Emmanuel Macron deberían contribuir positivamente a la prosperidad económica francesa, y, por consiguiente, a la fortaleza de Europa, del Euro y de Alemania. Paralelamente, una alianza Merkel-Macron (“Mercon”) fuerte podría devolver a Europa su protagonismo dentro del marco político mundial; en contraste con el distanciamiento de los aliados tradicionales, como es el caso de Donald Trump. ¿Cuál es la otra cara de la moneda de esta alianza? Los riesgos financieros que las medidas “europeístas” propuestas por Macron para la Eurozona pueden suponer para Alemania. Basta con mencionar la propuesta de un programa de garantía conjunto para los depósitos bancarios y de un fondo monetario europeo para garantizar la solvencia de los miembros de la Eurozona. El dilema de estas elecciones, por lo tanto, tienen una magnitud que supera fronteras y va más allá de elegir un Canciller y una coalición de gobierno. Se trata de elegir el futuro de Europa y de la Eurozona”, apostilla.
Para Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija minorista de M&G, el porcentaje de votos que logre el partido de Merkel determinará el liderazgo en Europa y al frente del Banco Central Europeo. Si los resultados obtenidos se sitúan por encima del 41,5% de los votos, se consideraría una votación favorable a la estabilidad en Alemania. “Fortalecería la posición de Merkel no solo en su país, sino también en el extranjero: un primus inter pares entre los líderes europeos. En mi opinión (y esto es solo una especulación), esta victoria haría más probable que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, sea nombrado nuevo presidente del BCE cuando Mario Draghi termine su mandato en 2019. Esta situación probablemente daría lugar a una postura de política monetaria más restrictiva en la zona del euro. Sin embargo, si este domingo protagoniza una pérdida notable, obviamente su posición tanto dentro de Alemania como en el extranjero se debilitará. El presidente francés Emmanuel Macron podría hacerse con su posición de líder no oficial de la Unión Europea, lo que haría más probable la mutualización de la deuda de la zona del euro y la creación de un ministro de Finanzas europeo”.
Por último, Gunther Westen, vice-responsable de asignación de activos de Oddo BHF menciona que, en caso de producirse algún efecto en los mercados, sería en los diferenciales de los bonos, mientras que sería más limitado sobre los activos de más riesgo, como el high yield. “El impacto dependerá de la coalición que se forme tras las elecciones, aunque no se esperan muchas sorpresas. En caso de producirse alguna, como que el SPD deje de ser el segundo partido, sí que provocaría algunas reacciones”.