Hace una semana el BCE se reunía sin sorpresas. La institución mostró su interés por empezar a retirar algunos elementos de su política ultraexpansiva, pero el mensaje fue moderado. Mañana le toca el turno a la Reserva Federal, quien está más decidida a continuar con la normalización de la política monetaria. “Esperamos para este año dos o tres subidas en el conjunto del año”, apunta Sasha Evers, director de la oficina de BNY Mellon en España.
En su última reunión, celebrada en mayo, la Fed mantuvo los tipos de interés en una banda entre el 0,76% y el 1%. Están situados en este rango desde su reunión de marzo, cuando realizó la tercera subida en este ciclo que, según los expertos, está siendo mucho más largo de lo habitual. Desde Allianz Global Investors se muestran confiados en que mañana se anuncie una subida del 25 puntos básico a pesar de la debilidad observada en la inflación subyacente de la economía estadounidense en los últimos dos meses. “Creemos que el entorno económico actual garantiza que continúe el actual ciclo de ajuste monetario. Después de un decepcionante primer trimestre, el crecimiento económico de Estados Unidos se recuperó, impulsado por un ciclo sincronizado de recuperación global en las economías desarrolladas, donde las condiciones monetarias siguen siendo acomodaticias”, explica Franck Dixmier, director global de Renta Fija de Allianz Global Investors.
Opinión que coincide con la de Didier Borowski, director de Análisis Macroeconómico Amundi: “una subida podría darse el 14 de junio (mañana) y otra en septiembre o diciembre”. Según este experto, “la reciente caída de los rendimientos del Tesoro no ha sido bien recibida por la Fed. En realidad, la Fed no quiere endurecer la política monetaria, sino que quiere quitar el exceso de política expansiva que ha aplicado porque considera que la inflación se materializará en algún momento en el futuro”.
Evers también llama la atención sobre esto y recuerda que es necesario diferenciar entre el comportamiento de los tipos de interés a medio y a largo plazo. “La rentabilidad de los bonos a largo plazo está cayendo, ya que son más sensibles al efecto de las expectativas de inflación. Además, es necesario subir los tipos por si el ciclo cambia; pues cuando cambie, dispondrá de más herramientas y alternativas para enfrentarlo”, argumenta.
Con este contexto de fondo, Evers también considera que es probable que la Fed anuncie una subida de tipos. “El mercado está descontando ya esa subida y da por hecho que ocurrirá, aunque es cierto que siempre puede haber sorpresas”, matiza. Además, coincide con Borowski al señalar a Trump, y a sus decisiones económicas y políticas, como un elemento que influye en las decisiones de la Fed.
“Creemos que los recortes de impuestos serán en última instancia inferiores a lo prometido por Trump y, con toda probabilidad, el Congreso no aprobará recortes de impuestos antes del otoño. Así, la Fed debe permanecer cautelosa. Esto es tanto más cierto que la inflación subyacente ha retrocedido en los últimos meses y ha permanecido por debajo del nivel que la Fed marcó desde la Gran Crisis Financiera”, señala Borowski.
Efectos de una posible subida
Ahora bien, ¿cuál es la consecuencia de la subida de tipos? Según Curtis Evans, director de Inversiones en Renta Fija de Fidelity, un factor importante a tener en cuenta es el efecto de estas políticas monetarias en las divisas, ya que cuando los tipos estadounidenses suben y los tipos europeos permanecen estables, cabe esperar que el dólar mantenga su trayectoria alcista, si el resto de condiciones permanece igual. Un dólar fuerte contribuye a endurecer las condiciones financieras. “Ya hemos visto una revalorización del dólar desde que Trump es presidente, pero realmente no ha sido suficiente para hacer descarrilar el crecimiento y poner freno a las subidas de tipos de la Fed en 2017. Pero ciertamente es algo a lo que los inversores deberán prestar mucha atención”, explica.
Un aspecto probablemente más importante es el efecto de la subida de los tipos de interés sobre los sectores internos de la economía estadounidense. Cuando se producen picos en los tipos de las hipotecas a 30 años, comienza a producirse un descenso en el número de solicitudes de concesión de hipotecas. Según el director de inversiones de Fidelity, “esto es exactamente lo que se ha observado durante los últimos meses en respuesta al fuerte incremento de los rendimientos de la deuda pública. Así que esperamos que en algún momento la actividad del mercado de la vivienda se frene”.
Por último, desde Fidelity señalan que el endeudamiento de la economía estadounidense apenas ha variado en términos netos durante los últimos cinco años. Para la Reserva Federal, eso significa que las subidas de los tipos de interés asestarán un golpe más duro que en ciclos anteriores. Así que, sin lugar a dudas, conforme vayan subiendo los tipos de interés, costará más devolver las deudas contraídas y en algún momento eso empezará a lastrar o asfixiar el crecimiento interno, lo que actuará como freno para las subidas de tipos por parte de la Fed.
Equilibrar el balance
Lo que sí ha dejado claro la Fed durante sus últimas reuniones es que está dispuesta a reducir su balance, que alcanza los 4,5 billones de dólares, a lo largo de 2017. Según los expertos, la Fed anunciaría a finales de año que deja de reinvertir en la totalidad de activos en vencimiento que posee.
“Para el FOMC, el inicio de no reinversiones con cantidades limitadas tendría la ventaja de evitar picos en los rendimientos de los bonos. Si bien las compras de activos de la Fed han reducido la oferta de títulos del Tesoro disponibles para los inversionistas, por lo que no reinvertir en ellos hará que aumente la oferta de títulos del Tesoro disponibles para los inversores”, apunta, Borowski. Así que es muy probable y lógico que mañana también oigamos alguna referencia a estas desinversiones.