Es probable que, en su reunión de hoy, el BCE cambie su perspectiva sobre el crecimiento a ‘equilibrado’, pero la mayoría de los analistas no cree que Mario Draghi vaya a precipitarse y a poner en marcha un programa de ‘tapering’ hasta que el año esté mucho más avanzado y las cifras arrojen más luz sobre el panorama económico del Viejo Continente. En este contexto, Jeanne Asseraf Bitton, responsable de análisis de Cross-Asset de Lyxor Asset Management, cree que los inversores europeos en renta variable aún deberían mantener la cautela.
¿Qué factores están impulsando la renta variable europea?
Los mercados financieros parecen estar ignorando la incertidumbre política. Desde la votación de Brexit, la mayoría de los mercados de renta variable han registrado ganancias de dos dígitos, la volatilidad cruzada implícita ha llagado a marcar sus puntos históricos más bajor y los activos considerados como refugios seguros no han dejado de perder terreno.
¿Por qué los inversores están tan tranquilos?
Creemos que el respaldo de las políticas monetarias va a seguir desempeñando un papel clave.
Los principales bancos centrales se están centrando en el lado más acomodaticio. Además, el flujo de noticias macro ha mejorado, lo que sugiere que la recuperación global está en marcha. Esto es especialmente cierto en la eurozona, donde el proceso de reflación parece estar progresando. Las encuestas PMI de marzo alcanzaron su máximo desde la gran crisis financiera, apuntando a un crecimiento cercano al 3%. Las condiciones de trabajo están mejorando, junto con la confianza. Hay que destacar que las estimaciones de consenso para el crecimiento de la zona euro en 2017 se han revisado continuamente desde el verano pasado.
¿Cuál es el enfoque de Lyxor AM?
Aunque la buena evolución de la actividad parece clara, no vemos evidencias de que la inflación se esté aumentando todavía. Las expectativas de inflación retrocedieron al 1,6%. Los efectos de los precios del petróleo están disminuyendo y el crecimiento de los salarios sigue en una tendencia a la baja. Ciertamente, se podría importar algo de la inflación de la debilidad del euro y la captación más sólida de crédito podría ayudar.
¿Estos datos serán suficientes para un cambio en la postura del BCE?
En nuestra opinión, no.
Las frágiles perspectivas de inflación deberían impulsar al BCE a mantener una política monetaria acomodaticia. Esperamos que Mario Draghi implemente el QE hasta el final del año, seguido en 2018 y 2019 por una disminución lenta. Anticipamos que los tipos podrían ser positivos de cara a 2020, mientras que las tasas de los depósitos podrían salir de la zona negativas antes de esa fecha. Seguimos creyendo que es probable que los márgenes de las empresas se beneficien. Si recuperan el poder de fijación de precios, esto sería un buen augurio para los ingresos. Creemos que en el horizonte hay un gran alza en las acciones de la eurozona, pero la situación de Grecia y las elecciones francesas nos impiden recomendar una posición sobreponderada por ahora.