No estaba previsto que Reino Unido celebrase elecciones generales hasta 2020, pero es cierto que la posibilidad de que la primera ministra, Theresa May, anticipara la convocatoria siempre estuvo ahí. Sin embargo, el mercado reaccionó el pasado martes con sorpresa al anuncio. En consecuencia, los rendimientos de la deuda pública británica rebotaron tras conocerse la noticia y la libra esterlina se revalorizó tras abrir a la baja.
La hipótesis de trabajo en estos momentos de Ian Spreadbury, gestor del fondo FF Flexible Bond Fund de Fidelity, es que Theresa May conseguirá una mayoría sustancial que le permitirá tener una postura negociadora más sólida frente a sus colegas europeos.
Spreadbury cree que se podría dar el caso, aunque es muy improbable, de que Theresa May no consiga la mayoría y tenga que abandonar el liderazgo del partido conservador. De ser así, la moneda británica se vería perjudicada en primera instancia.
Además, añade el gestor, provocaría un movimiento general de búsqueda de la calidad que tiraría a la baja de los rendimientos de la deuda pública británica, como ocurrió tras el referéndum del año pasado. “No obstante, la incertidumbre a corto plazo debería hacer que los rendimientos de los gilts se mantuvieran relativamente estables”, apunta.
Aunque el Banco de Inglaterra ha terminado con sus compras recientes de deuda pública británica y con la mayor parte de sus compras de bonos corporativos, el gestor del FF Flexible Bond Fund, espera que la entidad siga atendiendo a las condiciones del mercado y, por lo tanto, mantenga un sesgo expansivo durante este periodo, “lo que debería atenuar la magnitud de una posible ampliación de los diferenciales de deuda corporativa”.
En lo que respecta al posicionamiento de su estrategia, Spreadbury afirma que está ante un nuevo recordatorio de la elevada prima de riesgo político mundial. “Mi intención es mantener la cautela en los mercados de deuda corporativa y centrarme en los bonos respaldados por activos, menos cíclicos y de alta convicción”, concluye.