James Lynch, co-gestor del Kames Absolute Return Bond Constrained Fund, ve dos oportunidades para generar alfa que han captado la atención del equipo de Kames Capital que lidera Euan McNeil.
Lynch asegura que los inversores en renta fija europea pueden explotar las diferentes perspectivas de Francia e Italia. Por otra parte, el aumento potencial de la inflación estadounidense representa una oportunidad para invertir en treasuries ligados a la inflación.
Cortos en Italia y largos en Francia
“Creemos que Italia se encuentra en una situación difícil a corto y largo plazo y, de hecho, los fundamentales a corto plazo del país parecen estar deteriorándose. La victoria del no en el referéndum del pasado diciembre dificulta la aprobación de las necesarias reformas económicas, lo que implica que los inversores dispuestos a financiar al gobierno italiano exigirán una rentabilidad más alta, algo que resultará perjudicial para la deuda italiana”, expone.
Además, el gestor cree que ha aumentado la probabilidad de que el país vea rebajada su calificación crediticia por lo que, cuando se usen bonos italianos como colateral en el sistema financiero, la persona que reciba esos bonos tendrá que aplicar una quita más alta.
El gestor compara esta situación con la de Francia, donde los problemas políticos pueden ser muy graves o inexistentes, dependiendo de quien gane las próximas elecciones presidenciales. Desde una perspectiva externa, la victoria de Macron o de Fillon representaría una continuación del status quo y la posibilidad de que se acometan algunas reformas resultará positiva para la deuda gala, al menos en comparación con otros mercados de deuda europea.
Por el contrario, la victoria de Le Pen supondría una grave amenaza para el status quo en prácticamente todos los frentes, desde inmigración y defensa hasta economía y política exterior, aunque a los mercados les preocupa más su intención de sacar a Francia del euro. Un escenario de este tipo podría hacer que las turbulencias provocadas por el Brexit pasasen a un segundo plano ante la perspectiva de una potencial desintegración de la UE.
“Al final, cuando el mercado descuente un resultado de este tipo, Italia saldrá mucho peor parada que Francia, dada la debilidad que experimenta actualmente. La deuda italiana registra unas dinámicas claramente peores que las de la deuda francesa por lo que, si finalmente se produjese una ruptura de la UE, el mercado pasaría a centrar su atención en los eslabones más débiles (la periferia e Italia)”, pronostica.
Por este motivo, el equipo cree que, independientemente del resultado electoral, es más que probable que la deuda francesa supere a la italiana, por lo que se centrará en el segmento del mercado a diez años.
Largos en títulos del tesoro estadounidense protegidos contra la inflación (TIPS), dadas las expectativas de breakeven
Los TIPS están directamente relacionados con las variaciones de la inflación estadounidense por lo que, cuanto más aumente la inflación, más valiosos resultarán los TIPS. Por el contrario, la rentabilidad de los treasuries nominales puede verse erosionada por la inflación, explica Lynch. Para los treasuries nominales, la inflación y el crecimiento representan un problema. “Esperamos que la inflación estadounidense aumente en los próximos meses y, aunque es difícil saber exactamente cuánto subirá, una tasa de inflación del 2,5% parece razonable”.
Por eso, su decisión ha sido la de comprar TIPS a cinco años frente a treasuries a cinco años, con una tasa de inflación implícita (breakeven) del 1,98%. “Si la inflación a cinco años se situase exactamente en el 1,98%, nos quedaríamos a la par pero, si en algún momento el mercado descontase unas expectativas de inflación más altas, podríamos ganar dinero con ese diferencial”, reflexiona.
“Incluso si no tenemos en cuenta los componentes más volátiles de la inflación y nos centramos exclusivamente en los datos core, estimamos que la inflación alcanzará el 2,2%, una cifra que ya superaría el actual breakeven a cinco años”.
El gestor advierte de que las políticas de Trump podrían generar aún más inflación por el incremento del gasto público, la inversión en infraestructuras o la aplicación de aranceles de importación, y señala que el mercado aún no ha descontado esos riesgos, por lo que las expectativas podrían aumentar aún más si estas medidas acaban haciéndose realidad.