Tras el fracaso de las encuestas electorales en predecir el resultado del referéndum del Brexit y de las elecciones estadounidenses, es comprensible que los mercados estén nerviosos ante la ola de populismo que invade Europa este año. Las elecciones neerlandesas, que se celebrarán el próximo 15 de marzo, son las primeras de la agenda.
En las últimas décadas, los tres partidos principales han sido el CDA (democristiano), el PvdA (laborista-socialdemócrata) y el VVD (conservador-liberal de centro-derecha). Sin embargo, el porcentaje de votos recibidos por este trío tradicional ha disminuido en las últimas décadas. Las elecciones recientes no han dado lugar a coaliciones estables; desde 2002, solo el gobierno más reciente (VVD con PvdA) ha agotado la legislatura, mientras que el fracaso de las coaliciones provocó la convocatoria de elecciones anticipadas en 2003, 2006, 2010 y 2012.
Los últimos sondeos indican que el PVV de Geert Wilders, populista, anti-UE y de extrema derecha, superará al gobernante VVD. Es significativo que el actual socio menor de la coalición, el PvdA, puede perder la mayoría de los 38 escaños que obtuvo en 2012. Asimismo, parece poco probable que el antaño dominante CDA recupere las pérdidas sufridas en 2010.
“Según los sondeos actuales, parece probable que el PVV sea el que obtenga más escaños. Sin embargo, una coalición encabezada por el PVV, con Geert Wilders como primer ministro, tropezaría con obstáculos importantes. Dos posibles aliados, el liberal VVD del actual primer ministro Mark Rutte y el euroescéptico Partido Socialista (PS), han descartado un acuerdo con Wilders. El CDA también podría resultar un socio incómodo para el PVV dado que su hundimiento electoral en 2010 se atribuyó al fracaso de su pacto con este partido. Tal vez más importante, es difícil que Wilders, quien se percibe como un outsider radical antisistema, haga concesiones en relación con sus políticas extremas. Aunque, por otro lado, los giros de 180 grados forman parte de la política”, explica Anna Stupnytska, economista global en Fidelity Multi Asset.
El resultado más probable es una negociación prolongada que dé lugar a otro gobierno liderado por el VVD con Rutte como primer ministro. Pero para ello, tendría que sellar una coalición de amplio espectro, lo que conlleva riesgo de fracaso, que daría lugar a elecciones anticipadas. Esto implicaría un marco menos favorable y de mayor riesgo para las negociaciones de la UE con el Reino Unido y Grecia.
“Nuestro escenario base, que prevé la exclusión del PVV de Wilders por una coalición de centro-derecha (VVD) o de centro-izquierda (SP), es muy favorable a la integración europea. Aun así, con independencia de la constelación exacta de partidos gobernantes, es muy probable que el próximo gobierno trate de conseguir algunas reformas en la UE en un intento por frenar los sentimientos populistas, euroescépticos y contrarios a la inmigración impulsados por el PVV de Wilders”, explica Stupnytska.
Brexit, Trump… ¿Nexit?
“Incluso si nuestro escenario base no se materializa y Wilders asume una posición de control en el próximo parlamento, un referéndum legalmente vinculante sobre el «Nexit» seguiría siendo poco probable. Según las leyes neerlandesas actuales, los referéndums públicos no son vinculantes. Por lo tanto, ambas cámaras del Parlamento tendrían que aprobar una ley que permitiera una votación al estilo del Brexit. La ley para celebrar un referéndum vinculante ha sido debatida, pero exige una mayoría de dos tercios en ambas cámaras. El Senado o uno de los partidos más pequeños en una posible coalición con Wilders, tal vez el D66 o el PvdA, seguramente vetarían una votación sobre el «Nexit», explica la gestora de Fidelity.
“Las perspectivas políticas de los Países Bajos son comparativamente benignas, al menos por ahora”, sentencia.