En su blog de Expansión.com, Guillermo Santos, director de estrategia de iCapital, recomendó los retornos ofrecidos en renta fija de mercados emergentes como una de las mejores alternativas para los inversores que no aceptan la volatilidad de la bolsa, pero requieren una rentabilidad mayor a la ofrecida por los tipos de interés de los países desarrollados, que a pesar de la revisión al alza del tipo de intervención estadounidense implementada el pasado diciembre por la Reserva Federal, continúan muy bajos.
Diferencial del 5% – 6%
Guillermo Santos señala que en las zonas del mundo agrupadas bajo la denominación de “emergentes”, se pueden encontrar bonos de calidad crediticia aceptable (a partir de grado de inversión o no especulativos) que, emitidos en divisa fuerte (por ejemplo, en dólares), ofrecen un 5% – 6% de media por encima de la rentabilidad de su bono equivalente en Occidente (aunque matiza que este diferencial se reduce en aproximadamente un 2% si se cubre la divisa a euros). Además, si se elige deuda emergente emitida divisa local del país, el plus de rentabilidad es todavía más elevado (soportando un mayor riesgo por tratarse de una divisa débil).
Santos señala que, en base a su rentabilidad, la inversión en renta fija emergente es muy atractiva, pero que no está exenta de volatilidad, especialmente de la generada por los flujos de dinero que se producen en el ámbito de las transacciones globales, y cita las fuertes caídas experimentadas en la mayoría de mercado de deuda emergente tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos en noviembre del pasado año. Momento en el que la subida del rendimiento del bono del Tesoro americano, medida de referencia para los emisores de mercados emergentes, junto con la apreciación del dólar, provocaron el desplome de la renta fija emergente, en especial, la deuda de América Latina, que más tarde se recuperó, pero el susto fue “considerable”.
Pero no sólo los eventos internacionales con derivaciones económicas y geopolíticas afectan a los mercados financieros de las economías emergente. La misma dinámica sociopolítica de muchos de estos países es sí misma una fuente de riesgo permanente debido a lo imprevisible y, con frecuencia, poco razonable de la conducta de sus políticos.
Asimismo, cuando la coyuntura comienza a normalizarse, la posibilidad de obtener rentabilidad en estos países, se multiplica. Este sería, según Santos, el caso de Argentina.
Redescubriendo Argentina
Durante la primera mitad del siglo XX, Argentina fue uno de los países más ricos del mundo. De lo que fue entonces, a lo que es hoy, hay un abismo. En un reciente análisis de Simon Lue-Fong, director de deuda emergente en Pictet Asset Management, recordó que existieron diversos motivos para la caída en picado de la economía argentina: “la inestabilidad política, la incapacidad para modernizarse, la dependencia excesiva de las materias primas, unas instituciones débiles, infraestructuras poco desarrolladas, una fuerza laboral poco preparada y políticas en contra del libre comercio, todo ello ha tenido algo que ver». A los que Santos, por supuesto, añade su clase política y la corrupción.
Todos estos factores influyeron para que se produjera una elevada inflación, incluso hiperinflación en algunas fases, que lastró la economía argentina y las vidas de sus ciudadanos durante los últimos treinta años. Ahora, tras un largo período de peronismo y kirchnerismo, en su versión más reciente, la llegada de Mauricio Macri está cambiando muchas cosas.
- El político de centro-derecha ha impulsado algunas medidas clave para el impulso económico del país:
- Devaluación y salida del cepo cambiario, dejando la moneda en libre flotación.
- Ajuste de tarifas de servicios públicos deficitarios.
- Reducción de impuestos.
- Asegurar la independencia del banco central y encomendarle el control de la inflación.
- Aumento de subsidios para los sectores más desprotegidos.
- Fin del conflicto con acreedores internacionales (tras el default de 2001), lo que ha abierto la puerta al país a los mercados de capitales internacionales (las emisiones de deuda argentina para inversores internacionales sumaron en 2016 más de 34.500 millones de dólares).
Mientras que la inflación se situaba en torno al 40% a la llegada de Macri a la presidencia en diciembre de 2015, el objetivo de su administración es reducirla al 5% para finales de 2018, proceso que se muestra en el informe del gestor Pictet.
¿Es Argentina una oportunidad de inversión?
La fase actual que atraviesa el Gobierno de Macri no está exenta de accidentes ni incidencias. Los efectos de las medidas económicas implementadas llevarán un tiempo en asentarse, de hecho, las estimaciones del Fondo Monetario Internacional marcan una caída en el crecimiento del PIB del 1,8% para 2016, aunque prevén una salida de la recesión en 2017.
En el corto plazo, existen también consecuencias negativas para las clases sociales más desfavorecidas, que suponen “costes que nublan el aparentemente favorable resultado económico de la gestión del nuevo presidente”, comenta Santos.
“Para confirmarse como una buena oportunidad de inversión, Argentina necesita crecimiento y creo que va camino de ello. A medida que la acción del gobierno de Macri se afiance, podremos ver cómo los inversores internacionales muestran cada vez mejor disposición hacia su mercado y sus emisiones, reduciendo así la prima de riesgo del país”, añade. “Así está ya sucediendo a alta velocidad, provocando una fuerte apreciación de los activos de deuda argentina. No obstante, las sobre reacciones, al alza y a la baja, de un mercado muy ilíquido como es el de los bonos argentinos obligan a extremar la cautela”.
Inclusión y ponderación en una cartera de la renta fija emergente
Para Santos, el caso argentino ilustra cómo la renta fija emergente puede ser una de las sorpresas positivas en rentabilidad para el presente 2017. Con el actual entorno de tipos de interés en la Eurozona, la conveniencia de su inclusión en cartera es, a su juicio, evidente. Pero advierte que se debe poder aceptar su elevada volatilidad, contar con suficiente visión de plazo y realizar una debida ponderación dentro de una cartera de inversión global.
Por último, Santos menciona la necesidad de asesorarse para elegir buenos gestores que sepan elegir la estela de las economías y emisores más sólidos, dada la dispersión que existe en los bonos de mercados emergentes. “Economías que, a pesar de sus negativos precedentes, están en vías de enderezarse, caso, probablemente, de la Argentina”, concluye.