La gran diferencia entre 2016 y 2017 es la llegada de la inflación, que supone un importante riesgo para la renta fija. Ahora la situación se complica en el activo y es clave analizar los espacios donde aún hay oportunidades. Para David Rolley, vicepresidente de Loomis Sayles (parte de Natixis Global AM), la renta fija corporativa emergente, y con duraciones cortas, es uno de esos espacios que le queda al inversor conservador -reacio a entrar en renta variable- para lograr buenos retornos con una volatilidad asumible.
El entorno se caracteriza por un buen crecimiento económico que beneficia a las empresas, si bien en la entidad consideran riesgos a la hora de invertir en crédito estadounidense, debido al efecto Trump. Por eso, y para cubrirse de la inflación, optan por crédito con bajas duraciones en el mundo emergente.
Así, el retorno de la inflación y con ella la normalización de la política monetaria en EE.UU. ofrecen un escenario idóneo para reducir la duración de las carteras, defiende el experto. Y es ahí donde Loomis Sayles muestra una fuerte convicción ya que, “cuando observas la deuda corporativa donde vemos oportunidades es en las duraciones cortas”.
Su fondo Loomis Sayles Short Term Emerging Markets Bond, que ha obtenido una rentabilidad del 4,74% en el último año, invierte en renta fija corporativa de países emergentes porque, como explica Elisabeth Colleran, vicepresidenta de la firma, “las vulnerabilidades de los principales mercados emergentes se han reducido y las valoraciones son atractivas”. Colleran destaca el caso de Brasil, “un ejemplo de economía en recuperación a precios razonables”, o Argentina, con su reciente apertura a los mercados.
Con una cobertura sobre 60 países y 180 emisores de crédito corporativo, otros mercados en los que invierten son Rusia y Sudáfrica. A pesar de ello, cree que es mejor conocer “la historia individual de la compañía” al margen del país en el que se encuentra. Donde, de momento, se mantienen al margen es de China y de México ya que, “hay muchos factores para ser cautos”, confirma Colleran. En este sentido, Rolley desmonta la gran amenaza de Trump respecto su país vecino. “No se puede poner un muro entre la economía mexicana y la estadounidense. No habría ganadores y perdedores, sólo perdedores”.
En cuanto a la duración, el fondo sólo invierte en bonos de vencimiento inferior a seis años, con una duración media de 2,4 años. Su horizonte recomendado de inversión es de tres años y su perfil conservador lo aporta el hecho de invertir deuda en dólares y limitar su exposición al high yield.
Un mundo en crecimiento
Según explicó Rolley, “todo el mundo está convencido del crecimiento económico, de los beneficios empresariales menos Trump, que está descontento y sus propuestas fiscales contradicen este sentimiento general”, indica. El crecimiento económico mundial está en su momento más fuerte de los últimos cinco años y en 2017 se situará por encima del 3%, dice. Además. El endeudamiento en relación al PIB muestra signos de estabilización, excepto en China.
En su opinión, la reforma fiscal que planea Trump puede cambiar las reglas del juego y ser un gran desafío para los mercados. En este contexto la deuda corporativa estadounidense “es todavía atractiva, pero asusta. Sigue siendo atractiva, pero empieza a serlo menos”. La mayor preocupación es, precisamente, una guerra comercial entre EE.UU. y China.