El sistema sanitario estadounidense es ineficiente y la calidad de la atención es pobre. Las propuestas para reformarlo inquietaron a los inversores durante la campaña electoral y lastraron la evolución del sector. Sin embargo, parece poco probable que se puedan atajar estas ineficiencias con los planes actuales, que solo tendrían un efecto muy moderado en los volúmenes del sector.
A pesar de su mal comportamiento relativo en fechas recientes, las perspectivas de beneficios del sector siguen siendo positivas, estima Fidelity. El crecimiento a largo plazo de la demanda es sólido y la innovación es potente, lo que se traduce en nuevos fármacos y tratamientos prometedores que impulsarán las ventas. El plan de Trump para que los beneficios repatriados tributen a un tipo más bajo también podría beneficiar a los inversores.
¿Un cambio de percepción?
La promesa electoral de Trump de que derogaría la Affordable Health Care Act (ACA u “Obamacare”) y los pronunciamientos de Hillary Clinton en torno a los “precios abusivos” en el sector sanitario generaron titulares alarmistas y una creciente inquietud entre los inversores. Conforme la campaña electoral fue aumentando de intensidad, la percepción de los inversores se volvió contra el sector y las valoraciones descendieron considerablemente, recuerda la gestora internacional.
Sin embargo, dice en su último análisis de mercado, la reforma o derogación del Obamacare tendría pocas repercusiones en el sector y la victoria de Trump podría traducirse en la supresión o remodelación del IPAB, mientras que los cambios tributarios podrían elevar el interés de esta área del mercado. Eso podría hacer que el atractivo crecimiento de los beneficios, impulsados por una demanda estructural y una innovación favorables, se reafirmara como el factor clave para los inversores, poniendo fin así al mal tono reciente.
Los beneficios repatriados
La incertidumbre en torno a la fiscalidad de los beneficios en el extranjero no repatriados también lastró al sector sanitario estadounidense, estima Fidelity. Trump aboga por gravar las repatriaciones con un tipo reducido del 10%. Por lo tanto, su triunfo hace más probable que se produzca la repatriación, lo que podría elevar las rentabilidades para el accionista mediante la reducción de la deuda, el aumento de los dividendos, las recompras de acciones o las operaciones corporativas.
“La repatriación de tesorería reforzará los balances de muchas empresas estadounidenses y, por tanto, podría fomentar las operaciones corporativas en el sector sanitario”, explica Hilary Natoff, gestora de fondos del sector sanitario de Fidelity.
Los beneficios en el extranjero no repatriados son las ganancias que las empresas estadounidenses han optado por aparcar en sus filiales en el extranjero, con lo que se retrasa el pago del impuesto de sociedades en EE.UU. hasta el momento en el que son repatriados. Son especialmente elevados en el sector farmacéutico que, con 394.000 millones, tiene el segundo mayor volumen de beneficios no repatriados tras el sector tecnológico. Pfizer y Amgen, recuerda la firma, figuran entre las empresas con los niveles más altos de beneficios no repatriados.
Sólidas perspectivas de crecimiento de los beneficios
A pesar del temor a los posibles cambios en el sistema sanitario de EE.UU., los factores estructurales de la demanda sostienen las perspectivas del sector. De media, el gasto sanitario de EE.UU. creció un 5,5% anual en términos reales entre 1960 y 2013 y no hay motivos para pensar que eso vaya a cambiar.
Lo más importante para la demanda de servicios sanitarios es el aumento de la esperanza de vida, lo que aumenta la incidencia de enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, los fallos cardiacos, la obesidad y el Alzheimer. El aumento de la demanda procedente de las pujantes clases medias de los países en desarrollo también sostiene las perspectivas del sector.
«La fortaleza subyacente del sector podría reafirmarse. La reforma o derogación del llamado Obama Care solo afectaría a los volúmenes de forma muy moderada y las perspectivas de controles de precios han disminuido mucho, mientras que el crecimiento estructural de la demanda y la innovación auguran un buen futuro para el crecimiento de los beneficios. A eso habría que añadir un plus en forma de beneficios repatriados a tipos impositivos bajos que podrían destinarse a elevar las rentabilidades para los accionistas», concluye la gestora.