¿Permitirá el programa dirigido a favorecer el crecimiento del gobierno estadounidense revitalizar el ciclo económico? En opinión de Nordea Asset Management, el alto grado de incertidumbre sigue siendo la característica más destacada del diseño de las políticas de Trump. “Si el estímulo fiscal se equilibra adecuadamente y se dirige por igual a la oferta y a la demanda, con beneficios indirectos para el resto del mundo, el resultado podría ser un giro radical para bien”, dicen sus gestores. “Si este fuera el caso, podría observarse un efecto dual, en forma de un déficit fiscal y por cuenta corriente mucho mayor en Estados Unidos y un repunte del crecimiento global”.
Si, por el contrario –advierten-, el programa dirigido a favorecer el crecimiento se traduce en mayor proteccionismo y en un déficit público mayormente no financiado, el resultado mermaría las posibilidades de crecimiento futuro y fuera de las fronteras de EE. UU., en lugar de sentar las bases para una mejora sostenida de la senda del crecimiento. Y, naturalmente, los beneficios indirectos del estímulo fiscal estadounidense resultarían limitados. Los efectos colaterales negativos afectarían principalmente al resto del mundo, en especial a las economías emergentes. Como consecuencia, la divergencia del ciclo económico global aumentaría a unos niveles ya altos, lo que daría lugar a expectativas de políticas monetarias más divergentes y crecientes riesgos financieros en forma de revalorización adicional del dólar y subidas de los tipos reales.
Según la gestora, en estos momentos, el mercado apuesta por el primer escenario. “Esta fase de «esperanza» podría tener un recorrido adicional, lo que traería consigo repuntes adicionales a corto plazo de los activos de riesgo. Pero a medida que nos acercamos al momento de la verdad, existe un lugar para las decepciones”, dice.
Un déficit fiscal no financiado se topará con el rechazo de las fuerzas republicanas, explica. Por otro lado, una parte importante de cualquier estímulo se compensará con el ajuste financiero resultante de la subida de los tipos y la revalorización del dólar. Los mercados disparan primero y preguntan después: los tipos de interés y el dólar ya han iniciado la senda alcista, sin ninguna claridad en cuanto al resultado político final. Además, encuentra que el proteccionismo tampoco se ha retirado del orden del día, por lo que cree que avanzamos más hacia el segundo escenario. “Por todas estas razones, creemos que la deuda pública de los países más desarrollados presenta un riesgo limitado de caídas en un horizonte de 12 meses. El desplome de los tipos debería llevar asociada una cierta dosis de autocorrección, dada la debilidad de los fundamentales económicos y el alto riesgo de que la fase final resulte decepcionante”.