Para Zane E. Brown, socio y estratega de renta fija en Lord Abbett, las oportunidades de inversión en 2017 van a venir marcadas por la economía global y la política económica.
El crecimiento mundial fuera de Estados Unidos va a ser difícil: Reino Unido se enfrentará a las consecuencias del Brexit, la Unión Europea continuará lidiando con bancos problemáticos, Japón tiene que sobreponerse a la deflación y el crecimiento cero y China trata de equilibrar su exceso de deuda con sobrecapacidad y debilidad de sus exportaciones. Para combatir la desaceleración económica, Reino Unido, la Unión Europea y Japón, seguirán embarcadas en políticas monetarias de «tipos bajos durante más tiempo» apoyadas por compras agresivas de valores por parte de sus bancos centrales. Como resultado, probablemente sus divisas se debilitarán con respecto al dólar.
En Estados Unidos, en cambio, el continuo crecimiento del empleo, la subida de salarios y un posible tirón del gasto en infraestructura, favorecerá un mayor crecimiento del PIB en torno al 2 o el 2,5%.
Renta variable en Estados Unidos:
Desde Lord Abbett esperan que, en el entorno actual, las acciones de empresas de pequeña y mediana capitalización, que tienden a tener un enfoque más doméstico, deben ofrecer mayores oportunidades para el crecimiento de los beneficios en términos relativos. Las compañías internacionales basadas en Estados Unidos, con una mayor dependencia del crecimiento de una economía global que probablemente sea débil y de unos resultados en el extranjero que posiblemente sean más flojos por la fortaleza del dólar, tienen más difícil conseguir incremento en sus beneficios. El lento crecimiento económico y los bajos retornos también sugieren que las compañías americanas que demuestren capacidad para subir de forma consistente sus dividendos, deberían seguir bajo demanda de inversores hambrientos de rentabilidad.
Renta fija estadounidense:
En renta fija, la combinación de un crecimiento razonable en Estados Unidos y la subida de tipos por parte de la Fed en diciembre de 2016, con dos potenciales subidas más en 2017, debería favorecer la inversión en vencimientos cortos y crédito de menor calidad.
Dentro del rubro de deuda high yield, los títulos de high yield estadounidenses parecen estar bien valorados con diferenciales próximos a sus medias a largo plazo y tasas de suspensión de pagos (según datos de JP Morgan y excluyendo mineras y compañías de energía) de sólo un 0,53%. La persistencia de rentabilidades bajas derivada de las políticas monetarias fuera de los Estados Unidos, favorecen la inversión en deuda high yield americana por parte de los inversores globales.
Con respecto a los bonos a tasa flotante, los préstamos bancarios a tipo variable son atractivos por las mismas razones, con el potencial de una rentabilidad adicional cuando la Fed vaya subiendo gradualmente los tipos.
Por último, en los bonos de mayor calidad crediticia, los inversores en busca de una mayor calidad pueden concluir que una cartera diversificada de 1 a 3 años con deuda corporativa, CMBS, ABS, obligaciones de agencia americana, junto con cierta asignación a high yield, puede proveer un retorno atractivo en una época de tipos bajos, junto con un riesgo bajo de duración en un momento de subida de tipos.