Joseph Little, jefe de Estrategia Global de HSBC Global Asset Management, considera que la actual situación de inversión volátil puede crear tanto oportunidades como riesgos para los inversores en 2017. «Seguimos creyendo que la forma correcta de pensar en el entorno de inversión es la de un ‘equilibrio frágil’. Hay mucha incertidumbre en cuanto a las perspectivas económicas, políticas y las medidas políticas que se implementarán, lo cual podría crear volatilidad puntual en los mercados financieros el próximo año, al igual que ha sucedido en 2016. A su vez, esto implica que los inversores se enfrentan a una complicada combinación de rendimientos sostenibles bajos en muchas clases de activos y a mucho ruido en lo que respecta a los precios de mercado», explica.
Sin embargo, la volatilidad además de ser una fuente de riesgo, es también una oportunidad para los inversores activos, defiende: «Así que pensamos que la forma correcta de abordar 2017 es tener en mente un proceso de inversión claro, una profunda comprensión del panorama de inversión, pero también ser táctico e inconformista a medida que las oportunidades se vayan presentando a lo largo del año».
Impacto del Brexit y las elecciones presidenciales de Estados Unidos
Para el expeto, el Brexit y el resultado electoral de Estados Unidos son parte de un fenómeno más amplio, impulsado por una tendencia hacia el pensamiento anti-establishment y los mensajes anti-globalización. «Esto tiene algunas implicaciones profundas para los inversores. Estos acontecimientos se convierten en sacudidas de incertidumbre para los mercados financieros, lo que conlleva un estímulo a la volatilidad y un potencial perjuicio para la actividad económica. Sin embargo, las predicciones de crecimiento pesimistas como consecuencia inmediata del Brexit aún no se han materializado», matiza.
Perspectivas económicas para 2017
«La actividad económica mundial ha aumentado desde mayo, impulsada por el apoyo de los responsables políticos. Creemos que la actividad económica en EE.UU. y Europa se está desarrollando actualmente a una tasa de alrededor de 2,5%-3%», dice. De cara al próximo año, esperaque el crecimiento global (economías desarrolladas y emergentes combinadas) sobrepase el 3%.
La cuestión clave y el riesgo creciente para el crecimiento, dice, es qué va a pasar en materia de política fiscal. «La política fiscal parece estar de nuevo de moda tras el final de una era de austeridad fiscal en los mercados desarrollados. Esto podría impulsar el crecimiento cíclico en 2017 y más allá. Lo más importante es que parece probable que los responsables de la política monetaria se vayan a adaptar a este estímulo fiscal, al menos por el momento. Y la consecuencia de esto, en nuestra opinión, es que el próximo año habrá más inflación en el sistema. El entorno económico se volverá menos favorable al mercado de bonos».
Cuando miramos al panorama a medio plazo, el pronóstico es más complicado, dice. En su opinión, hay dos cuestiones a tener en cuenta: en primer lugar la reducción de las poblaciones en edad de trabajar y en segundo lugar la caída del crecimiento de la productividad. Estos dos factores influyen en el crecimiento potencial, resultando desafíos estructurales tanto para las economías desarrolladas como para las emergentes, dice el experto.
Perspectivas a corto y largo plazo para los mercados de activos
En la actualidad, los precios en los mercados financieros están fijados para ofrecer rendimientos sostenibles que son bajos en relación con lo que hemos experimentado en el pasado, dice. «En otras palabras, es un entorno de bajo retorno para los inversores. Pero hay oportunidades y recompensas relativas. Creemos que un entorno de crecimiento razonable con algo de beneficio por los estímulos fiscales supondría un apoyo para la renta variable global y otros activos de riesgo (incluidos los mercados emergentes), al menos en relación con los bonos globales».
El efecto en las carteras multiactivo
Así, incluso después del movimiento al alza de los rendimientos globales de los bonos del Estado durante el cuarto trimestre, todavía ve buenas razones para mantener una posición infraponderada hacia los bonos globales. En cuanto a las divisas, cree que la combinación de una política monetaria más estricta y una política fiscal más flexible será favorable para el dólar estadounidense en relación con otras divisas de mercados desarrollados.
«La cuestión crítica es mantener un enfoque dinámico en cuanto a la asignación de activos. El regreso a la gestión activa se ha incrementado. Por lo tanto, necesitamos adoptar un enfoque dinámico con el objetivo de aprovechar los movimientos excesivos en los mercados financieros», apostilla el experto.