En un nuevo giro político inesperado, tras el Brexit y el fracaso de acuerdo de paz en Colombia, pero con una repercusión global mucho mayor, la elección de Donald Trump como nuevo presidente es un nuevo paso a lo desconocido. Hay límites a las declaraciones y promesas realizas durante la agitada campaña electoral durante las últimas semanas y también existe incertidumbre sobre quienes serán los nombramientos clave de la administración de Trump. Alejando Cuadrado, analista de mercados de la división Global Markets Research de BBVA, analiza las repercusiones más inmediatas.
En el discurso de aceptación, Trump buscó una política de consenso, habrá que esperar a los nombramientos de la inauguración de su mandato en enero. Si los nombramientos son políticos experimentados, más moderados y con una actitud estadista podrían ayudar a calmar la incertidumbre y convertir la angustia del mercado en algo más cercano al enfriamiento post-Brexit.
De hecho, al igual que en el caso de Reino Unido, hay mucho por definir y no hay ningún plan real, pero probablemente se desentrañará mucho más rápido. Hay una probabilidad de que haya cambios fiscales (rebajas en impuestos limitado por el balance en infraestructura y defensa). Pero, el foco principal en el primer trimestre de 2017, será el comercio, donde Trump ha señalado que aplicará mayores tarifas a China y México, así como las disputas con la Organización Mundial del Comercio, sacando el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y el Acuerdo Transatlántico para Comercio y la Inversión (TIPP), así como la revocación o renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA).
La esperada subida de tipos de la Fed en diciembre podría verse afectada, con más cambios antes de que esta suceda, dado el aumento del riesgo de corrección, ahora existe una mayor posibilidad de la Fed no realice un movimiento en diciembre. También hay una mayor posibilidad de que la presidenta de la Fed, Janet Yellen, y potencialmente otros miembros del Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC) renuncien. En un escenario de riesgo parecido al ocurrido tras el Brexit, la posibilidad de una recesión en Estados Unidos incrementa con una mayor volatilidad y una mayor incertidumbre política, así como a nivel global, habrá tensiones en el comercio y los mercados financieros. El dólar debería sufrir de forma inicial contra las principales divisas de los mercados desarrollados, pero continuará siendo un activo de refugio para los mercados emergentes, con un foco especial en China, un renminbi más débil y la posibilidad de que las tarifas incrementes podrían impulsar ajustes monetarios, con menos espacio para la Fed para absorber un choque (comparando el caso de 2015, solamente una subida en un horizonte de un año estaba prevista hasta que se conoció el resultado de las elecciones). Los tipos de interés que permanecieron en bajos niveles por un periodo de tiempo, podrían beneficiar eventualmente a una apuesta por el carry, pero las preocupaciones sobre las dinámicas del crecimiento podrían limitar la capacidad de repuntes en mercados emergentes y latinoamericanos (en comparación con lo sucedido en el Brexit).
Una volatilidad debería, en conjunto, podrían permanecer altas con una incertidumbre continuada, erosionando parte del atractivo del carry. Además, la insistencia en una presión fiscal financiada por la deuda, con menores impuestos y apertura comercial podría presionar a favor de unos rendimientos mayores en Estados Unidos, manteniendo el atractivo del dólar.
El peso mexicano y plan de contingencia de Banxico
La caída del peso mexicano expone en primer plano a las autoridades mexicanas, de las que se espera que implementen un plan de contingencia en el caso de eventos del mercado como este. El gobernador de Banxico y el ministro de Finanzas de México realizaron una presentación conjunta a primera hora del miércoles en la que anunciaron que no intervendrían por el momento.
Nuevas subidas de tipos, que Banxico ya ha utilizado este año como recurso para que la cobertura del riesgo sea más cara, junto con el potencial para la inyección de liquidez o una intervención directa, se sitúan como medidas en la cabeza de la lista, a pesar de que las autoridades podrían preferir esperar algo más, para tener una mayor claridad política en Estados Unidos y poder ver las consecuencias y reacciones del mercado, antes de ahondar en su caja de herramientas.
Para BBVA Research, los niveles de 21 -22 pesos mexicanos por dólar siguen pareciendo vulnerables, las correcciones podrían extenderse al resto de América Latina. En la apertura del miércoles, el dólar se situó a 3,31 reales, entre los 3.100 y 3.200 pesos colombianos por dólar, dependiendo del comportamiento del precio del crudo. Por su parte el peso chileno se mantuvo en niveles de 671 pesos por dólar, y el sol peruano en 3,45 soles por dólar. La única moneda que tuvo un comportamiento más independiente fue el peso argentino, y, aun así, las presiones en el precio de las materias primas podrían poner algo de presión en la divisa. El sol peruano podría convertirse en la segunda moneda más fuerte de la región, frente a las divisas con mayor beta como el real brasileño y el peso colombiano.
“Esperamos que los responsables políticos de América Latina permanezcan alerta sobre la dinámica del mercado y de las políticas y sugieran un apoyo de liquidez para el estrés inmediato. Hay ciertamente un espacio mejorado para hacer frente al estrés del mercado, aunque todavía vemos una posibilidad limitada para una reacción más agresiva”, concluye Alejandro.