Una economía preparada para repuntar. Un presidente comprometido con implementar las reformas necesarias. Un gobierno de tecnócratas competentes. Una campaña contra la corrupción. Un conjunto de nuevos CEOs para supervisar las ineficientes empresas estatales. Un banco central embarcándose en un ciclo de recortes en las tasas de interés. Un país con un mercado de capitales con liquidez y profundidad.
¿Se podría alguien imaginar que se está hablando de Brasil?
Según Yacov Arnopolin, gestor de portafolios de mercados emergentes en PIMCO, y Lupin Rahman, responsable global de deuda soberana de mercados emergentes en la gestora de origen californiano, antes de comenzar a enumerar las advertencias necesarias, hay que quitarse el sombrero ante el impresionante giro que han conseguido las autoridades políticas del país. Como siempre, mucho dependerá de la habilidad del gobierno para para empujar una reforma fiscal y mejorar el lado de la oferta en la economía. Pero con el retorno de la confianza en el gobierno, la economía de Brasil podría estar preparada para repuntar: una economía que pueda restaurar sus tasas de interés nominales a una cifra de un dígito y regresar a la senda de mejoras en la calificación del crédito.
No es la política de siempre
En su reciente visita a Brasil, Arnopolin y Rahman fueron testigos de un fuerte cambio frente a las políticas y medidas de la administración anterior, que recibieron el adjetivo de “contraproducentes” por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El impeachment allanó el camino para un gobierno de corte centrista, favorable a los negocios y liderado por Michel Temer, quien ha formado un equipo que puede conseguir sus objetivos. Esto coincide con un Brasil que comienza a salir la peor recesión de su historia reciente y a disminuir la inflación por debajo de los niveles de dos dígitos que tenía a principios de año.
El cambio en el sentimiento ha desatado una fuerte subida en los activos brasileños, pero conforme la luna de miel de la nueva administración llega a su fin, las perspectivas del país dependen de las reformas a implementar. ¿Serán las propuestas del gobierno suficientes para traer al país los cambios necesarios?
Los desafíos de Brasil
A pesar del sentimiento positivo de Brasil, desde PIMCO perciben tres principales riesgos en los planes del presidente Temer:
- El ratio de deuda sobre PIB de Brasil alcanzará el 90% del PIB al final de esta década. Mientras que la gran mayoría de la deuda está denominada en divisa local. Ese nivel sigue situándose entre los niveles más altos dentro de los mercados emergentes. Las reformas no pueden cambiar la senda fiscal a corto plazo, tampoco la deuda; podrían simplemente buscar evitar que a futuro las condiciones empeoren. Además, necesitarían más de un ciclo político para ser efectivas.
- La desinflación podría considerarse menor a lo esperado. Años de indexación y de cuellos de botella en el lado de la oferta podrían limitar las presiones desinflacionarias, con un fuerte desempleo y una gran brecha en la producción, la inflación podría mantenerse a niveles elevados. Además, puede llevar años deshacer o simplificar los múltiples niveles de subsidios en préstamos que anularon la capacidad de la política monetaria.
- La opinión política puede ser sensible a unos mayores niveles de desempleo y la realidad de unos menores beneficios en materia de seguridad social y pensiones. De hecho, los votantes brasileños suelen favorecer unas administraciones públicas de gran tamaño y políticas que amparen una fuerte red social de seguridad. Además, las investigaciones sobre el caso de corrupción Lava-Jato podrían tener repercusiones sobre el gobierno. El riesgo consiste en que la popularidad de Temer disminuya y el ruido político aumente conforme se acerque la carrera a las elecciones de 2018.
El escenario positivo
Si las reformas de Temer tuvieran éxito, podrían desatar un circulo virtuoso de profundas reformas después de las elecciones de 2018. Un retorno sostenido de la confianza probablemente incrementaría la inversión extranjera y el flujo en las carteras de inversión, y el regreso de los “espíritus animales” podría elevar el consumo e impulsar el despegue de la economía. Todo esto respaldaría de forma positiva a la moneda. Mientras es poco probable que el real mantenga el mismo ciclo alcista ininterrumpido de los últimos meses, su fuerte “carry”, cercano al 13%, ofrece un colchón decente en contra de potenciales debilidades.
El Banco Central de Brasil ha iniciado recientemente un extendido ciclo de recorte de tasas, rebajando la tasa Selic en unos 25 puntos básicos, al 14%. A pesar que el ciclo local de la curva de rendimientos está descontando recortes por encima de los 320 puntos básicos para enero de 2018, desde PIMCO creen que el ciclo total, sujeto a hacer frente a las reformas fiscales, podría llegar o incluso superar los 500 puntos básicos, haciendo que las tasas nominales regresen a las cifras de un solo dígito. Además, mientras las tasas locales sean menos atractivas de lo que eran en el punto máximo de la crisis política, ofrecen un potencial para seguir subiendo, particularmente dado su punto de partida, que es por mucho el mayor dentro del grupo del G20. Un precio mayor podría reducir incluso la alta tasa real que el país ofrece, cercana al 6%.
Así como una pobre gestión fiscal llevó a los activos brasileños hacía una espiral a la baja, una reforma podría mejorar las valuaciones de la deuda brasileña y del crédito corporativo frente a sus comparables emergentes con mejores calificaciones crediticias. Como resultado desde PIMCO creen que la renta fija brasileña continúa presentando atractivas oportunidades.