Luke Newman, cogestor de la estrategia Henderson UK Absolute Return, explica por qué no debemos tener miedo de la interconectividad y volatilidad existentes en los mercados financieros y por qué es necesario adoptar una perspectiva global en la situación actual.
¿Qué temas de inversión están afectando a su filosofía en la actualidad?
Dependiendo del trasfondo económico y político, manejamos diversos temas de inversión que vienen constituyendo el pilar central de nuestro enfoque «long/short» desde que comenzamos a gestionar la estrategia en 2004. Actualmente, en el caso de nuestra cartera «core» a largo plazo, destaca la preferencia por empresas que se benefician (o están en desventaja) por el crecimiento de los dividendos, la inflación salarial y la actividad de fusiones y adquisiciones. Sin embargo, la característica que domina el panorama de inversión (y, por tanto, nuestra filosofía) desde la crisis financiera mundial ha sido la política aplicada por los bancos centrales, que probablemente no cambiará de la noche a la mañana. Aunque tiene consecuencias trascendentes y de alcance global, también puede crear oportunidades para los inversores flexibles.
¿Cuáles son los catalizadores más relevantes?
Un catalizador importante de las cotizaciones sigue siendo, sin duda, el flujo de noticias asociadas a una empresa; no obstante, los movimientos en las curvas de tipos y mercados de divisas inducidos por los bancos centrales están influyendo cada vez más en las rentabilidades de las bolsas. Por otro lado, la interconectividad entre los mercados financieros del mundo está siendo cada vez mayor debido a la acrecentada tensión geopolítica y a los flujos monetarios impredecibles de carácter «especulativo»; de ahí la necesidad de que los inversores examinen todos estos factores de manera integral a la hora de invertir.
¿Cómo afecta esto a su posicionamiento?
Dado el ámbito global del FTSE 100, combinado con nuestro mandato de inversión flexible (que nos permite invertir un porcentaje de los activos fuera del mercado cotizado de Reino Unido), llevamos muchos años tomando decisiones basadas en la dinámica global. Recientemente esto nos ha permitido explotar de forma selectiva la creciente interconectividad surgida en los mercados de capitales y, al mismo tiempo, participar en determinadas anomalías geográficas y locales que vemos entre los títulos mobiliarios. Estas posiciones, en conjunto, han resultado rentables y sus dimensiones se pueden ajustar al alza o a la baja en función de las oportunidades específicas que surjan y de nuestra evaluación de la coyuntura general.
¿Quiénes forman el equipo?
Lo forman cuatro mientros: Ben Wallace y yo como cogestores, junto con Gary Thomson y Dan Davies –que se incorporó en agosto- como analistas especializados. También contamos con la asistencia de los equipos de renta variable europea y global de Henderson, que aportan una amplísima experiencia.
¿Deben preocuparse los inversores por las presiones que existen actualmente en los mercados?
No hay que tener miedo de la interconectividad y volatilidad que presentan los mercados financieros, siempre que se cuente con el kit de herramientas y el enfoque adecuados. Nuestra estrategia «long/short» tiende a comportarse bien cuando las correlaciones de la renta variable son bajas, la volatilidad es alta, o suceden ambas cosas. Creemos que los mercados seguirán siendo volátiles durante algún tiempo, pero nuestra flexibilidad, combinada con nuestro amplio alcance geográfico, nos equipa con recursos para sacar provecho de las turbulencias de la Bolsa (o proteger el capital frente a ellas) también durante periodos más calmados.
¿Cuál es su enfoque a largo plazo?
Mantenemos un posicionamiento cauto y equilibrado, dados los numerosos focos de incertidumbre politítica y económica que tenemos por delante. La inflación, las curvas de tipos y la política monetaria (no solo en Reino Unido, también en EE.UU, Japón y Europa) tienen el potencial de alterar el entorno macroeconómico en el que invertimos; de ahí que sea necesario mantenerse ágiles para identificar las próximas oportunidades de las que podamos extraer un flujo constante de rendimientos absolutos a favor de nuestros inversores.
¿El carácter global de las oportunidades implica que debe investigar empresas adicionales?
El análisis y la inversión que realizamos se asienta en una mentalidad global desde que lanzamos nuestra estrategia de renta variable británica «long/short» hace más de 13 años. Como he señalado antes, el FTSE 100 es ya un índice totalmente internacional; sólo el 26% de sus ingresos por mercado final se generan en Reino Unido. Desde el punto de vista geográfico, la composición de este índice es aparentemente arbitraria. Por ejemplo, Antofagasta es una compañía minera radicada en Chile que, aunque genera sus ingresos en dólares estadounidenses, está cotizada en el FTSE 100. Invertir en este título exige una profunda comprensión de sus competidores, así como de las presiones que afectan a la oferta y demanda mundial.
De igual modo, el análisis de BP, la petrolera gigante cotizada en Reino Unido, exige una amplía comprensión de sus rivales, como la francesa Total y la radicada en Estados Unidos Exxon Mobil, además del mercado del petróleo. Nuestra atención se centra en las empresas de alta y mega capitalización cotizadas en Reino Unido, además de los mercados estadounidense y europeo.
¿En qué áreas ha estado aplicando este análisis?
Un buen ejemplo son las empresas de bienes de consumo Unilever y Procter & Gamble (P&G). Unilever cotiza tanto en la Bolsa de Londres (con acciones denominadas en libras) como en los Países Bajos (con acciones denominadas en euros), mientras que P&G está cotizada en Estados Unidos en dólares. Ambas son multinacionales de «mega capitalización» con marcas que compiten directamente: Unilever es propietaria de Dove, Surf y Sure, mientras que P&G posee las marcas Olay, Ariel y Old Spice.
A principios de 2015 la previsión que establecimos sobre el rumbo general de Unilever era distinta de la establecida para P&G. La ventaja de Unilever por cambio de divisas (un dólar fuerte que impulsa sus ganancias repatriadas), unido a nuestra confianza en la capacidad del equipo directivo para ofrecer un mayor crecimiento de las ventas y aumentar los márgenes de beneficio, nos indujo a adoptar una visión optimista sobre la compañía. Además, encajaba con nuestra impresión favorable sobre las acciones «representativas de los bonos»; esto es, las empresas capaces de pagar dividendos crecientes con cobertura de efectivo, algo que el mercado ha descontado sobradamente en este mundo sediento de rendimientos.
Por el contrario, su competidor estadounidense, P&G, estuvo abocado a perder en ese mismo contexto (un dólar fuerte) repuntes de precios posteriores y un declive de los volúmenes de ventas. Por esta razón, nos posicionamos en largo en Unilever en la cartera «core» (durante casi todo el año), al tiempo que tomamos posiciones cortas de manera intermitente en P&G en nuestra cartera «Táctica» a corto plazo. Esta operación compensada («pair trade») se diseñó para sacar rédito del destino divergente de estas dos empresa
También se presentó la ocasión de arbitrar nuestra previsión sobre las acciones de Unilever cotizadas en euros y las cotizadas en libras. Dada la depreciación sufrida por el euro durante 2015, las ganancias repatriadas del extranjero impulsarían el precio de las acciones cotizadas en Países Bajos frente a las cotizadas en Londres. Por lo tanto, la posición larga neta en Unilever se cubrió con una posición corta en la emisión cotizada en libras de la compañía.
Como muestra el gráfico adjunto, este posicionamiento resultó fructífero dado que Unilever cosechó ganancias bastante superiores a P&G. En líneas generales, estas operaciones resultaron rentables para nuestros inversores gracias a la apreciación del dólar durante 2015. En el arranque de 2016 el euro cambió de rumbo, lo que nos llevó a reducir nuestras posiciones consecuentemente.