Tras el resultado del referéndum sobre el Brexit, en Banca March han revisado a la baja sus previsiones de crecimiento global para este año (hasta el 3% desde el 3,1% anterior) y en 2017 (hasta el 3,4% desde el 3,5% anterior), debido principalmente a las perspectivas de un menor crecimiento en el Reino Unido y la Unión Europea. En la Eurozona, a lo largo del año, esperan que se pierdan una o dos décimas de avance debido al Brexit, por lo que esperan un crecimiento anual del 1,4% para 2016.
Esta previsión preliminar del equipo liderado por Alejando Vidal Crespo, director de Unidad, Estrategia de Mercados, en Banca March, se basa en que el descenso de la inversión y el consumo debido a la incertidumbre, y la reducción en el comercio exterior (sobre todo de servicios), sería contrarrestada en parte por políticas de tipo monetario -los bancos centrales ya se han comprometido a facilitar liquidez o menores tipos de interés- y medidas de estímulo de carácter fiscal o económico en al ámbito de cada país, según circunstancias y posibilidades.
En la entidad creen que de aquí a finales de año, los focos de incertidumbre estarán en Europa principalmente, “aunque estaremos también atentos a los acontecimientos en China, donde el cambio de modelo a una economía con mayor relevancia del consumo está lográndose a costa de una disminución del crecimiento, que se espera se sitúe entre el 6,5% y el 7%”, advierten.
En la entidad esperan que las negociaciones sobre el Brexit se prolonguen por lo menos durante dos años, período en el cual el Reino Unido tendrá que seguir cumpliendo con sus compromisos actuales. “Además del efecto directo sobre la economía de la Unión Europea, que se espera poder manejar con políticas de estímulo, preocupa principalmente el efecto contagio en otros países, con movimientos políticos que podrían querer imitar el ejemplo británico. Por el momento, la crisis y el desconcierto en las filas de los principales partidos, en el parlamento y en ciertos sectores de la población inglesa han reducido en parte este temor, ya que pone de manifiesto que un proceso de salida de la Unión podría tener consecuencias desventajosas para cualquier país, por lo menos en el corto y mediano plazo”, añaden los expertos.
Más focos de incertidumbre
Las elecciones en Estados Unidos también generan cierto grado de inquietud en los mercados, dicen, aunque la economía estadounidense ha confirmado su recuperación en el segundo trimestre gracias al consumo y el sector inmobiliario. “La tasa de paro está en niveles muy bajos, los salarios están subiendo y la actividad económica suele animarse antes de las elecciones generales, que tendrán lugar en noviembre, por lo que el ritmo de crecimiento debería mantenerse en los próximos trimestres”, aseguran.
En España, las elecciones no han proporcionado un resultado concluyente y creen que habrá que esperar a la formación de gobierno y la economía podría acusar la falta de dirección política. “No obstante, el mayor dinamismo de la actividad española y los menores costes financieros gracias al apoyo del BCE seguirán impulsando el crecimiento, que podría situarse por encima del 2,5% para este año”, calculan los expertos.
En las regiones emergentes, la ligera mejoría en el mercado de materias primas beneficia a las principales economías latinoamericanas, que verán aumentar el valor de sus exportaciones. En su opinión, las economías asiáticas emergentes continúan impulsadas por el consumo interno, favorecido también por el turismo desde China y la menor competencia de Japón por la fortaleza del yen. Los países de Europa del Este se verán afectados en su comercio externo, inversión y finanzas por la salida del Reino Unido, lo que hasta ahora se ha manifestado en la debilidad de sus divisas.
¿Y los bancos centrales?
En materia de política económica las citas más relevantes de los próximos dos meses serán las reuniones de los Bancos Centrales: el BCE, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y la Reserva Federal. El Banco de Inglaterra, que se reúne el 14 de julio, se ha comprometido a estimular la economía disminuyendo los requisitos de capital para los bancos británicos y analizando la conveniencia de un recorte en los tipos de interés de referencia, actualmente en el 0,5%. “Para mayor concreción de estas medidas habrá que esperar al informe de inflación de agosto, que a la vez incluirá una revisión a la baja de sus previsiones de crecimiento. Además, se espera que la caída de la libra aumente la inflación por encima del objetivo del 2%, aunque el Banco ha manifestado que estaría dispuesto a aceptar una inflación más alta para apoyar el crecimiento”, dicen desde la entidad.
Por su parte, el BCE se reúne el 21 de julio y podría modificar la distribución de sus compras mensuales y/o alterar el calendario de compras de bonos corporativos, aumentando el volumen en los primeros meses, o extendiendo el programa. Se baraja también la posibilidad de recortes de tipos de interés. En el caso de la Fed, que se reúne el 27 de julio, se prevé que mantenga su tono de cautela y espere más tiempo antes de volver a subir tipos de interés, quizás posponiéndolos hasta finales de año o 2017.
En el caso de Japón, la apreciación del yen, la baja inflación nipona, y el escaso ritmo de crecimiento son propicios para más estímulos, aunque tras años de política ultra expansiva por parte del Banco de Japón, cuya reunión tiene lugar el 29 de julio, éstos se están agotando. En general, con excepción del Reino Unido, donde la inflación podría dispararse, los estímulos monetarios son posibles gracias a una inflación mundial que no da señales de acelerarse.
Renta variable y activos monetarios
En ese contexto, Banca March vuelve su atención a los activos financieros y se decanta por activos monetarios y renta variable… sin olvidar la deuda pública estadounidense y el high yield global. En el mercado monetario, las rentabilidades están mayoritariamente en negativo –tipos repo, Euribor, letras españolas– y las rentabilidades de los depósitos cada vez más exiguas y por debajo de 0,1%. “A pesar de lo anterior, estos activos siguen pareciendo atractivos en términos de rentabilidades reales, si tenemos en cuenta que la inflación española es negativa (-0,8%). Además, mantener posiciones en este activo ayuda a proteger la volatilidad del resto de activos”, explican.
“La renta fija soberana (bonos del Estado) de la Eurozona va a continuar soportada por el BCE; no obstante, recomendamos los bonos periféricos dada la escasa o incluso negativa rentabilidad de los bonos de los países centrales. En otro orden de cosas, creemos que sería interesante mantener una cierta exposición a bonos americanos, dado que éstos son uno de los pocos valores seguros con rentabilidad por cupón positiva en los cortos plazos”, explican.
En cuanto al crédito, el entorno económico sigue apoyando al activo con tasas de impago relativamente reducidas, bajos tipos de interés de referencia, crecimiento moderado y el razonable nivel de las primas de riesgo. En la Eurozona, el crédito sigue soportado por el BCE a través de la compra de bonos corporativos, aunque las rentabilidades por cupón son poco atractivas. “En ese contexto, mantenemos nuestra apuesta por el crédito, pero inclinándonos por el crédito high yield a escala global”.
Y siguen positivos en la renta variable: “Las valoraciones se sitúan en niveles razonables, aunque no baratas, y los flujos podrían volver hacia esta clase de activo, aunque las previsiones de beneficios para este año podrían revisarse a la baja. En términos de regiones, estamos algo más cautos en Europa. La bolsa europea se ha visto afectada por eventos políticos que podrían seguir poniendo presión sobre los beneficios de las empresas europeas. Recomendaríamos rebajar ligeramente la exposición a los índices europeos, en los que el peso del sector financiero es importante, aunque no creemos que haya que hacer otros cambios significativos en las carteras de renta variable. Específicamente, seguimos positivos en los valores defensivos y de alta rentabilidad por dividendo y en los sectores más ligados al consumo interno. Mantenemos nuestro peso en la bolsa americana, por su carácter defensivo y también estamos positivos en la evolución de las bolsas asiáticas, por su potencial de crecimiento del consumo”.
En relación al mercado de divisas, mantienen su previsión de ligera apreciación del dólar en el segundo semestre de 2016 aunque estiman que la mayor parte de la tendencia ascendente del billete verde se ha producido ya. Al mismo tiempo, mantienen su visión negativa sobre la libra esterlina aunque su fuerte depreciación frente al euro y dólar, ha reducido el potencial de debilitamiento. El yen seguirá fuerte a menos que el Banco de Japón recorte tipos o aumente su nivel de compras de bonos, dicen.
Los mercados de materias primas –energía y metales- se han estabilizado, aunque no esperan una tendencia clara de rebote hasta el segundo semestre del año. “Por el momento no recomendamos tomar posiciones, dada la volatilidad y la incertidumbre del corto plazo. En cuanto al oro, no vemos subidas significativas en un contexto de ausencia de presiones inflacionistas aunque el descenso de los tipos de interés de los bonos aumenta su potencial alcista por la reducción del costo de oportunidad de mantener el metal precioso”.