En un entorno de bajo crecimiento y alta volatilidad, obtener alfa de la renta variable no es una tarea sencilla. El stock picking es la herramienta principal que utilizan para lograrlo tres gestoras, Columbia Threadneedle Investments, BNY Mellon y Standard Life Investments, reunidas recientemente en Madrid para presentar sendas estrategias de inversión en bolsa, muy diferentes pero con la selección de valores como columna vertebral en todos los casos… aunque unas miren más a la macro que otras.
La macro no importa en absoluto en las estrategias presentadas por las otras dos gestoras, pero sí se tiene en cuenta como guía en la estrategia presentada por Nick Clay, gestor del equipo de renta variable global de Newton (parte de BNY Mellon). Para gestionar el fondo BNY Mellon Global Equity Income, que trata de obtener ingresos sostenibles a nivel global invirtiendo en una cartera de 49 valores, la selección es clave pero el análisis del entorno, proporcionado por el equipo de Newton, es una guía también muy importante. Y esa guía muestra ahora un escenario muy sombrío: “El contexto da miedo. El experimento de los QE, el intento de control por parte de los bancos centrales está fallando y haciendo el escenario más frágil, con unas valoraciones en los mercados artificialmente altas y unas distorsiones que, en un entorno de bajo crecimiento, harán que la volatilidad siga alta en el futuro. Aunque sus estrategias no funcionen, al haber pasado de la omnipotencia a la impotencia, los bancos centrales no detendrán sus políticas pronto e incluso podrían continuar con los QE”, dice. Así, cree que sería un error que la Fed subiera más los tipos aunque cree que lo hará una vez más antes de las elecciones de noviembre en EE.UU. por una cuestión de credibilidad. “La Fed no depende de los datos sino de los mercados… y esa es una manera errónea de hacer política monetaria”, añade.
En Newton difieren del consenso, y no creen que la recuperación económica comience, dando alas a un ciclo de subidas de tipos: “Estamos en un momento tardío del ciclo y el escenario más probable es una desaceleración económica” (que no recesión), explica. La desaceleración económica (que llevará a mercados emergentes como China a reducir su crecimiento desde el 7% al 4%-5%), el fin del superciclo de las materias primas, los efectos nocivos de los QE y la tendencia global hacia el proteccionismo (algo que muestran el debate del Brexit, el auge de los independentismos o de partidos extremos en Europa, y que dañará el crecimiento) son ingredientes de un cóctel peligroso que hacen al gestor aventurar que “el riesgo en el sistema es muy elevado y hay que ser muy cuidadosos”.
“En un mundo de bajos retornos y alta volatilidad los inversores tienen dos opciones: negociar con la volatilidad o buscar inversiones menos volátiles y con un perfil de rentabilidad-riesgo más asimétrico, y pensamos que estas segundas inversiones, más estables, funcionan”, dice, asegurando que aunque en mercados alcistas se quedan por detrás, en los mercados más difíciles lo hacen bien. En concreto, el gestor compone su cartera con valores de EE.UU. (que ocupan más del 50% y que han pasado de ser firmas centradas en el negocio doméstico a tener más exposición a emergentes), Reino Unido (15%-20%), y negocios de sectores como bienes de consumo, healthcare, telecomunicaciones… ciertamente defensivos. La gestora huye de mercados como los emergentes, donde la exposición es cero, Japón, los mercados del Sur de Europa, o sectores como la minería, las petroleras o los bancos.
“Todavía vemos problemas estructurales en el Sur de Europa, en términos de demografía, empleo, un sistema financiero no tan saneado como el de EE.UU… no queremos tomar estos riesgos macro, necesitaríamos encontrar historias de negocios únicos, fuertes y baratos… y no lo estamos haciendo, al igual que en Japón”, explica, si bien deja la puerta abierta a la inversión si los precios caen aún más y si el sistema deja a quebrar a las compañías zombies. “Un día invertiremos, como hemos hecho en el pasado, pero no hoy, porque el riesgo no compensa”. Igual ocurre en el mundo emergente: “Algún día invertiremos, cuando las valoraciones se reseteen, ocurran los defaults necesarios y las divisas caigan todo lo que han de caer”… pero aún no es el momento.
Evitar una macro que confunde
Para Mark Nichols, gestor y analista del equipo de renta variable emergente de Columbia Threadneedle Investments, la macro es ruido que hay que evitar a toda costa y que incluso a veces lleva a tomar decisiones erróneas y confunde al inversor. El fondo Threadneedle European Select, con activos de 4.000 millones de euros, invierte en valores de Europa continental (unos 42 actualmente), de todas las capitalizaciones y en los que el top 10 supone un 50% de la cartera, lo que muestra su convicción. La gestión se centra en buscar valores con potencial para crecer y que muestren fuertes barreras de entrada, ventajas competitivas, poder de precios, fuertes marcas (y normalmente poca deuda), con un modelo que analiza cuatro fuerzas de los negocios (las dinámicas de oferta, de clientes, de competencia y de amenazas).
“Nuestra estrategia es de crecimiento, pero con calidad”, dice y cita nombres como Nestlé, capaz de producir productos demandados -y sin demasiada sensibilidad al precio por parte de los consumidores-, tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes; o Unilever (presente en mercados como Indonesia o India, donde solo el 70% de la población tiene cepillo de dientes). En definitiva, buenas compañías con buenos negocios.
En su cartera están presentes valores de sectores como el de consumo básico –normalmente compañías con fuertes marcas- o el de healthcare (como Novo Nordisk), junto a algunas industrias de nicho, como los proveedores de componentes para automóviles: “Lo aburrido es lo nuevo excitante. Mientras en los productores de automóviles se han roto las barreras de entrada, lo que ha puesto presión en los precios, los proveedores se han consolidado”, explica el gestor”. Al otro lado, evita negocios relacionados con las materias primas, negocios regulados como las utilities y bancos, que considera baratos por buenas razones, ya que sus beneficios han caído más que su precio y para crecer necesitarían bajar precios o aumentar el riesgo, algo nada bueno para el accionista.
¿Y las small caps?
Standard Life Investments también apuesta por la bolsa europea, pero su estrategia se centra en las small caps: Andrew Paisley, gestor del fondo SLI European Smaller Companies, explica que este segmento del mercado suele batir a las grandes compañías y que por eso, debería formar parte de la parte core de las carteras con una visión de largo plazo (cinco, siete o diez años, para beneficiarse de ese efecto). En la gestora seleccionan valores con un sesgo de calidad, momemtum y crecimiento y centrándose en factores de cambio que pueden hacer resurgir el valor de una compañía. El gestor puso el ejemplo de Fevertree como compañía que el mercado cree cara porque infravalora su potencial de crecimiento.
Al tener ese horizonte temporal de inversión, el turn over de su cartera es bajo, y al gestor no le preocupan historias como el Brexit o los procesos electorales en Europa y recomienda no estresarse y aprovechar incluso para comprar si los precios se presentan atractivos… máxime cuando la mayoría de su cartera está en el Reino Unido. En el fondo, resultado de un proceso de stock picking puramente, sobrepondera países como Alemania porque es ahí donde encuentra más firmas como las que busca, de alta calidad, si bien también señala la española Gamesa.
Tampoco le preocupa la liquidez precisamente porque busca calidad y firmas con bajo riesgo, capaces de ofrecer mayores retornos; e incluso evita las microcaps (con menos de 200 millones de capitalización). El gestor explica que puede encontrar empresas capaces de hacer crecer sus beneficios por acción un 17%, frente al 11% del índice, en un entorno difícil.