Durante la segunda conferencia de Old Mutual en Punta del Este, Uruguay, Ian Ormiston, gestor del fondo Old Mutual Europe (Ex UK) Smaller Companies Fund (Ex UK), definió su estrategia como “un fondo sensato, que invierte en una mezcla sensata de empresas, que proporcionan series de rendimientos bastante altas de forma consistentes, si se compara con otros fondos de su categoría o contra su índice de referencia”. Una estrategia íntegramente bottom-up, que invierte en unas 50 compañías europeas de pequeña capitalización, equiponderadas al 2%, con suficiente liquidez en mercado, que tengan poder de fijación de precios y presenten potencial de crecimiento.
Para Ian Ormiston, la clave está en que las empresas sean genuinamente empresas de pequeña capitalización: “Para algunos gestores, especialmente para aquellos que han tenido éxito, lo importante es conseguir un número mayor de activos, por lo que fondos de pequeña capitalización se convierte en fondos de pequeña y mediana capitalización. Nosotros queremos comprar empresas que sean realmente de pequeña capitalización, en torno a 1.000 millones de dólares o los 1.500 millones, es el segmento que buscamos. La razón es que en este segmento es donde están las mayores oportunidades, es la parte más imperfecta del mercado, donde obtendremos los retornos”.
En cuanto a las perspectivas del mercado de renta variable europeo, Ian comenta que a través de los medios de comunicación sólo se perciben los problemas, la crisis en Grecia, la posible salida de Reino Unido, el giro de Austria hacia la derecha más radical, la repetición de las elecciones en España, la llegada masiva de refugiados, etc.; mientras que este ruido favorece la creación de oportunidades para encontrar empresas con buenos fundamentales a buenos niveles de valuación. “Europa es un continente rico de crecimiento lento, en el que el crecimiento del PIB ronda entre el 1,5% y el 2%. No es una economía dinámica, pero hay bolsillos de crecimiento. En especial, en las empresas de pequeña capitalización que han proporcionado buenos retornos en el tiempo”.
Cuando se le pregunta acerca de las ventajas de invertir en acciones de pequeña capitalización frente a las de grande capitalización dentro del mercado europeo, son tres los motivos que el gestor menciona: el primero de los factores es el mayor crecimiento compuesto en los retornos de este tipo de acciones, de forma general las ventas de las small caps crecen un 2% más rápido que las ventas de las large caps. En segundo lugar, la baja cobertura por parte de los analistas, las acciones de grande capitalización europea tienen una media de 36 analistas cubriendo cada acción, mientras que, tan sólo 5 analistas cubren una acción dentro del segmento small caps. Y, por último, el tercer motivo sería el amplio número de empresas familiares europeas en contraste con Estados Unidos o Reino Unido. “Mantenemos una acción en el portfolio entre cinco y siete años, por lo general una persona que ha creado su compañía se mantiene a cargo de la compañía en los siguientes 30 o 40 años, por lo que sus intereses están alineados con los nuestros”.
Para la estrategia, Ian Ormiston selecciona aquellas empresas de pequeña capitalización que tienen suficientemente liquidez, que sean relativamente fáciles de operar. Además, busca empresas con un crecimiento en ventas establecido, con un buen producto y un claro mercado. “Evitamos aquellas compañías con un modelo de negocio parecido al de un boleto de lotería. Buscamos compañías con años de crecimiento por delante, con un potencial de apreciación cercano al 30%. Entonces, nos entrevistamos con el equipo directivo, para comprobar si su estrategia es creíble, el crecimiento es sostenible y los planes de reestructuración viables”.
Sobre la actuación del Banco Central Europeo y su repercusión en la economía, Ian señala que el retraso de la Unión Europea a la hora de tomar medidas en materia de política monetaria con respecto a Estados Unidos o Reino Unido, propició el crecimiento de la divergencia en materia de rendimiento económico entre estas regiones. Pero reconoce que la situación ha mejorado desde que Mario Draghi formulara su discurso del “whatever it takes” en 2012. Aunque las nuevas medidas no tengan un efecto directo sobre las empresas de pequeña capitalización europea, estas medidas rebajaran el coste de financiación y favorecerán el crecimiento del crédito, así como evitaran una mayor fragmentación de los tipos de interés entre las economías de Europa Central y las periféricas.
Por último, en cuanto al “Brexit”, reconoce que dos de las compañías en las que invierte el fondo mencionaron de forma específica la posible salida de Reino Unido de la Comunidad Económica Europea como uno de los motivos principales que han afectado a sus ventas. “La incertidumbre por si misma tendrá un impacto. En la actualidad, Reino Unido está muy conectado con Europa. Si los inversores comienzan a preocuparse por la posible salida de Reino Unido, podría ser muy negativo para Europa, fomentando el debate en Italia, España, Irlanda y Grecia, donde la población también se cuestiona acerca del futuro del euro”.