Uno de los dilemas a los que se enfrentan los profesionales de este sector es sobre qué formación escoger. En este sentido, las dos principales cualificaciones más demandadas son Chartered Financial Analyst (CFA) y la cualificación de Chartered Wealth Manager.
Si bien el CFA se ha mantenido durante mucho tiempo en alta estima entre la comunidad de gestión de inversiones, la cualificación más reciente de Chartered Wealth Manager otorgada por el Chartered Institute for Securities & Investment (CISI) está “cada vez más valorada por los empleadores”, destacan des Chartered Institute for Securities & Investment (CISI).
Según defienden desde CISI, el hecho de que los nuevos miembros del sector ahora tengan que elegir rutinariamente entre los dos visibiliza cuánto han mejorado los estándares profesionales desde que entró en vigor la revisión de la distribución minorista en enero de 2013.
“Hoy en día, el consenso es que el punto de referencia en la industria de la gestión de patrimonio se ubica en el nivel seis del Marco de Cualificaciones Reguladas (RQF), muy por encima del mínimo del nivel cuatro introducido con el RDR. El nivel seis es el equivalente a una licenciatura, mientras que el nivel cuatro equivale al primer año de una licenciatura. Las designaciones de CFA y Chartered Wealth Manager se equiparan al nivel siete”, afirman desde CISI.
En opinión de Frank Dolan, que preside el foro de gestión de patrimonio de CISI, considera que la cualificación de Chartered Wealth Manager, que se introdujo originalmente en 2008 como el Máster en gestión de patrimonio, continuará ganando terreno en el futuro. Considera que el CFA es más técnico y analítico en comparación con la designación de Chartered Wealth Manager, lo que significa que puede ser más adecuado para aquellos en lo que él describe como “operaciones de fondo” en lugar de las funciones de gestor de patrimonio frente al cliente.