Según un análisis de Columbia Threadneedle Investments, los valores energéticos han quedado rezagados respecto al mercado por cuarto año consecutivo. También han sido los que han registrado la rentabilidad más baja de los 10 sectores del S&P 500 tanto a tres años como a cinco años, y se sitúan como los segundos peores (solo por encima de los valores financieros) durante los 10 últimos años.
La rentabilidad relativa a largo plazo de los valores energéticos en comparación con el mercado más amplio suele estar correlacionada con el precio del petróleo, explica Jonathan Mogil, gestor de carteras y analista senior de la firma, que recuerda además, que los valores energéticos rindieron bien tanto en la década de los setenta como en los diez primeros años del siglo XXI, cuando los precios del petróleo subieron, y quedaron rezagados durante la mayor parte de los años ochenta, cuando el petróleo se abarató.
Para Mogil, la abrupta contracción de los precios del petróleo es una de las grandes culpables de la débil rentabilidad vista recientemente en el sector de la energía, aunque a ello también han contribuido muchos otros factores, algunos de los cuales llevan activos varios años.
“La rentabilidad corporativa se ha deteriorado de forma constante desde mediados de la década pasada a causa de unos niveles de inversión de capital sin precedentes y el fácil acceso al capital. Al caer recientemente los precios del petróleo hasta situarse por debajo de los 40 dólares por barril, el sector de la energía se ha visto obligado a centrarse en reducir su estructura de costes, en mejorar sus eficiencias operativas y de capital y en no gastar más de lo que tiene”, dice.
La pregunta que surge es: ¿Puede prolongarse esta baja rentabilidad? El experto de Threadneedle cree que desde un punto de vista estadístico, cinco (o más) años consecutivos de pérdidas es algo normal en cualquier sector y se han dado numerosos casos durante los 50 últimos años.
Factores para la recuperación
Con el gráfico histórico en la mano, Mogil afirma que para que las acciones energéticas rindan mejor que el mercado en general, deben darse una subida del precio del petróleo y un modelo de negocio más disciplinado. “Sigue reinando el pesimismo por lo que respecta a los precios del petróleo. La mayor parte de la comunidad inversora ha asumido que los precios serán más bajos durante más tiempo, y parece poco probable que se produzca una recuperación del precio del petróleo antes de finales de 2016 o principios de 2017. Sin embargo, los inversores en renta variable parecen un grupo más optimista. Hoy en día las valoraciones miran más allá del ciclo bajista actual y se centran en un momento en el que los precios del petróleo, los ingresos y los flujos de caja serán más elevados”.
El momento en el que se produzca la recuperación del petróleo probablemente determinará la evolución de los valores energéticos con respecto al resto del mercado en 2016:
- Sorpresa antes de lo previsto:es posible que una recuperación del precio del petróleo entre principios y mediados de 2016 pille desprevenido al mercado, lo que proporcionará un catalizador positivo, en especial si esa subida de los precios se considera sostenible.
- Una recuperación en 2017:las expectativas de una recuperación gradual en 2017 probablemente no supongan un catalizador suficiente para impulsar al alza los valores en 2016.
- Más bajos incluso durante más tiempo:en caso de que los desajustes del mercado persistan durante 2016 y retrasen la recuperación hasta después de 2017, lo más probable es que los valores energéticos vivan otro año complicado.
“Es probable que asistamos a un exceso de oferta en los mercados de petróleo durante la mayor parte de 2016, aunque ya están comenzando a aparecer indicios de la llegada del próximo ciclo del petróleo. El descenso de la actividad en el sector del esquisto estadounidense (un factor positivo) y la continua guerra por las cuotas de mercado en la OPEP (un factor negativo) son solo dos componentes de la ecuación de la oferta. Ya llevamos casi dos años de fuerte reducción de la inversión de capital fuera de estas dos regiones, tenencia que seguramente continuará en 2016 y retrasará aún más la oferta futura para atender el leve crecimiento de la demanda y las tasas de reducción naturales. Si bien resulta complicado predecir el momento exacto en el que desaparecerá el desequilibrio entre la oferta y la demanda, una recuperación gradual en 2017 sigue siendo el desenlace más probable, pero difícilmente supondrá un catalizador suficiente para que los valores energéticos rindan mejor que el mercado más amplio en el conjunto de 2016”, concluye en su análisis.