El mercado chino retrocedió un 7% el primer día de operaciones de 2016 después de que el Índice de Gestores de Compras del país (PMI) para la producción industrial cayera por debajo de 50 por primera vez, indicando contracción. Esto se combinó con el final de la prohibición de la venta interna de valores, en vigor el 8 de enero.
“Las cifras de crecimiento chinas fueron más débiles de lo esperado, lo que ha generado miedo a los mercados, mientas que el levantamiento de la prohibición de ventas internas también provocó sustos», afirma Lukas Daalder, director de Inversiones de Robeco Investment Solutions. «Sumado a todo ello estuvieron las crecientes tensiones entre Arabia Saudita e Irán, que no ayudan a generar confianza, y empujaron hacia abajo a los mercados.»
Sin embargo, son los posibles malos datos económicos de EE.UU.,y no China, de lo que los inversores deberían preocuparse, afirma Daalder.
China asusta a los mercados
«El mercado chino no es de ninguna manera una buena guía para saber cómo se comportarán las bolsas europeas o estadounidenses; es una criatura independiente, que realmente tiene una vida propia. Ciertamente, una caída del 7% en el primer día de negociación del año asusta a todo el mundo, pero en general no hay que mirar hacia el mercado chino para saber la dirección del resto de bolsas».
A ello añade Daalder que “que existe cierta obsesión tanto dentro como fuera de China porque el crecimiento llegará al 7% este año, lo que parece cada vez más improbable por la reestructuración que vive el país».
«El crecimiento de China sigue siendo más débil de lo esperado, pero al final esto sólo provocará nuevas medidas por parte de las autoridades chinas, que impulsarán el crecimiento y mejorarán los beneficios de las bolsas” dice Daalder. «En todo caso es más una preocupación para los mercados emergentes y los países con producción de bienes de consumo, y en menor medida para los productores de bienes de lujo en Europa. En general las economías europeas y estadounidense no son tan sensibles a la evolución general de China.
Respecto al brote de crisis en el Medio Oriente, Daalder reflexiona: «La regla general es que estos temas, en un primer momento, se tienden a sobrevalorar, todos pensamos que conducirán a una nueva guerra mundial o algo parecido, pero nueve de cada diez veces simplemente se difuminan. Tuvimos una situación parecida con Ucrania y Rusia, que todo el mundo pensaba que iba a explotar, luego vino la crisis de Turquía y Rusia. La situación entre Arabia Saudita e Irán es, ciertamente, tensa y necesita vigilancia, pero no necesariamente tiene que terminar mal. No es algo sobre lo que convenga actuar, si usted tiene una cartera de activos multiples y vende algo de riesgo, y luego se produce un avance político, los mercados vuelven a subir y usted pierde un buen pellizco de su valor»
EE.UU es la preocupación real
Lo que verdaderamente nos llevaría a un replanteamiento en la asignación de activos es cualquier decepción en los datos de Estados Unidos, sobre todo después de que la Reserva Federal subiera los tipos por primera vez en casi una década antes de Navidad, dice Daalder.
«La verdadera preocupación es la economía de Estados Unidos, con las cifras del sector manufacturero -PMI- de nuevo a la baja en lo que parece un muy débil cuarto trimestre para la economía de Estados Unidos. Hasta el momento hemos dicho que la economía estadounidense va a cosechar los beneficios de los bajos precios del petróleo, lo que estimulará su economía; el desempleo sigue siendo bajo y el crecimiento de los salarios se está accelerando. Sería muy extraño ver que la economía estadounidense se precipitase hacia una recesión. Pero las cosas no han mejorado como se pensaba, y estamos esperando a ver lo que sucede con la industria de servicios», explica el gestor de Robeco.
En concreto, Daalder apunta a la última estimación de crecimiento del PIB emitida por la Reserva Federal de Atlanta, del 0,8% en el cuarto trimestre, que lo convierten en uno de los periodos más débiles en el 2015. «Hasta ahora siempre hemos sido de la opinión de que la economía de Estados Unidos lo va a hacer bien, solo un cambio severo en la industria de servicios nos haría pensar que tenemos un problema serio», concluye.