La recuperación mundial sigue siendo frágil y heterogénea. Las economías desarrolladas parecen poder sostenerse por sí solas, pero para los países productores de materias primas la situación ha empeorado. En la región nórdica, Suecia destaca positivamente.
La actividad económica en los mercados desarrollados está repuntando de forma gradual pero, al mismo tiempo, la mayoría de los mercados emergentes se recuperan a un ritmo inferior al previsto a principios de 2015. En una nueva estimación económica, Nordea prevé un incremento en el PIB mundial del 3,5% en 2016. El actual descenso en el comercio internacional supone un gran desafío para las pequeñas economías abiertas de la región nórdica. Sin embargo, debido a la solidez de la demanda interna, Suecia ha ganado fuelle.
Los países nórdicos siguen diferentes patrones de crecimiento pero, en general, la firma prevé que la región nórdica crecerá un 2,2% en 2016. La economía sueca en concreto está remando en la dirección adecuada, afirma Helge J. Pedersen, economista jefe del Grupo Nordea.
En este país, la crisis de los refugiados supone un estímulo presupuestario a través del incremento del gasto público, explican desde la firma. Las exportaciones han comenzado a repuntar gracias a la recuperación de la zona del euro y se espera que el crecimiento del PIB sueco se acelere hasta alrededor del 3,5% en 2016. Noruega se ha visto muy afectada por la ralentización del sector de los servicios petroleros, que aún no ha acabado. El aumento del consumo contribuirá a moderar el retroceso económico. A día de hoy, las exportaciones continentales se benefician notablemente de la debilidad de la corona.
Dinamarca está asistiendo a los albores de una recuperación generalizada, que se basa principalmente en el consumo. En 2016, el economista espera que la recuperación gane dinamismo, puesto que la inversión también comenzará a repuntar. La economía finlandesa se encuentra bien posicionada para recuperarse lentamente, lo que sugiere que el país precisa reformas. Los problemas vinculados a las exportaciones, la falta de confianza y la debilidad del panorama de crecimiento, augura dificultades para la demanda interna, concluye Pedersen.