Los plásticos se han convertido en un elemento básico en la vida cotidiana del mundo moderno, ganando popularidad frene a otros materiales de embalaje en los últimos 50 años en función de su bajo coste, durabilidad, comodidad y maleabilidad. Sin embargo, las preocupaciones ambientales han crecido y el consumo del plástico, así como su proceso como desecho o reutilización, se sitúan en el centro de atención de los gobiernos y sociedades, en particular la contaminación del océano y el crecimiento de los microplásticos.
Aproximadamente la mitad de los empaques de consumo global está hecho de plástico y más de un tercio de la resina producida por las compañías químicas entra en los mercados finales de los envases.
Si bien los debates sobre la sostenibilidad y reciclabilidad de los plásticos han tenido una larga vigencia en Europa y las Américas, el gobierno chino adoptó un enfoque revolucionario a principios de este año y decidió que ya no importaría más del 50% del plástico y papel del mundo. Como China ha sido el principal importador de plásticos, con un consumo anual de plásticos de 8 millones de toneladas, esto ha provocado un colapso en el precio de varios materiales plásticos recuperados y un exceso de oferta acumulado en los puertos occidentales, según recoge el último informe de Citi GPS.
Haciéndose eco de las acciones de China, los gobiernos nacionales y locales han lanzado sus propias prohibiciones de plásticos. El Reino Unido ha tomado la posición de liderazgo en la prevención de residuos de plásticos con prohibiciones propuestas de cuberterías de plástico, popotes y bastoncitos de algodón.
La Unión Europea ha seguido con su propia prohibición, indicando que una vez que se implemente por completo en 2030, los cambios podrían costarle a las empresas más de 3.500 millones de dólares por año. Algunas de las prohibiciones más agresivas han sido en países de mercados emergentes; dado que el uso de plásticos per cápita de estos países es muy bajo, las prohibiciones tienen el potencial de afectar fuertemente el crecimiento del consumo futuro de los plásticos.
La respuesta de la industria
En respuesta a un mayor escrutinio ambiental, la industria del plástico no se queda de brazos cruzados. Según destaca Citi GPS en su informe Global Perspectives and Solutions: Rethinking Single-Use Plastic. Responding to a SeaChange in consumer behavoir, las compañías químicas están adaptando sus carteras de productos y prácticas hacia estrategias más conscientes del medio ambiente, centrándose en pesar sus productos con luz, invertir en compañías de reciclaje de plástico, mejorar los sistemas de reciclaje y crear polímeros de base biológica.
Se han construido casi un millón de toneladas de capacidad de plásticos biodegradables, y con la legislación adecuada, podrían establecerse incentivos económicos para desarrollar estas capacidades de productos de mayor costo, abordando las preocupaciones ambientales.
A medida que los plásticos se enfrentan a un mayor escrutinio regulatorio y de los consumidores, los sustratos que incluyen metal, vidrio y papel pueden estar potencialmente posicionados para recuperar parte del mercado.
Según apuntan las conclusiones del informe de Citi GPS: “Vemos algunos posibles cambios en productos de batalla, que incluyen botellas de bebidas gaseosas, tazas de café, envases protectores para el comercio electrónico y bolsas de venta al por menor. Sin embargo, las elecciones de los consumidores no siempre son claras, ya que otros sustratos pueden ofrecer una reciclabilidad más favorable y un mejor rendimiento a expensas del costo de los plásticos y las ventajas de rendimiento”.