Latinoamérica comprende bien los retos de invertir en Asia, así como su volatilidad. Acostumbrados a rendimientos del entorno del 15% en los mercados de renta fija, saben entender que retornos así llevan pareja una volatilidad más propia de la renta variable. Dicho de otra forma, el inversor latinoamericano está acostumbrado a pasar noches sin dormir por culpa de los mercados. Esto hace que Teresa Kong, lead manager del fondo Asia Strategic Income Fund de Matthews Asia, se sienta mucho más cómoda hablando de su especialidad, la renta fija emergente asiática, ante un inversor de Miami o de LatAm, que ante un inversor típico del mercado doméstico de Estados Unidos. En entrevista con Funds Society, Kong revela los retos y las oportunidades que presenta la renta fija asiática, una clase de activos que, según la experta, esta infrarepresentada en las carteras globales de renta fija.
¿Qué tamaño tiene el mercado de deuda asiática?
Al invertir en deuda emergente, si uno se fía de los índices acaba invertido básicamente en tres mercados: Rusia, Brasil y México. Son los tres países con mayor deuda emitida, pero no necesariamente los que tienen mejor calidad crediticia, o mejores perspectivas de tasas de interés y evolución de la divisa local. De hecho, según estos parámetros, Matthews Asia defiende el atractivo de mercados con niveles de endeudamiento mucho más bajos y mejor calidad crediticia, como Indonesia, China o Sri Lanka. La gestión activa se impone.
El mercado de deuda asiática en moneda local tenía un tamaño muy reducido hace veinte años, pero el desarrollo ha sido inmenso y ahora tiene un volumen equivalente al de las tres cuartas partes del mercado de Treasuries en Estados Unidos. En 2014, y según datos de Asia Bond Monitor, este mercado sumaba 8,2 billones de dólares, frente a los 447.000 millones que tenía en 1997. “Con su tamaño actual, no es un mercado que se pueda ignorar”, asegura Kong. Y sin embargo, el tamaño de este mercado no está bien reflejado en los índices de referencia globales. Por ejemplo, el índice Barclays Global Aggregate de Renta Fija, solo destina un 3% a renta fija asiática ex Japón. “Eso es muy poco cuando consideras el hecho de que Asia contribuye con un tercio del PIB mundial y la mitad del crecimiento del PIB”.
“No solo hay que entender la magnitud de este crecimiento, sino también su calidad”, apunta Teresa Kong. El crecimiento de la clase media en Asia es un fenómeno imparable, que lleva aparejado un boom del consumo que está afectando a las industrias más variadas: automóviles, seguros, real estate, etc. Estas empresas necesitan financiarse para crecer, explicando el extraordinario desarrollo del mercado de deuda emergente asiática. “Además, ahora también existe una demanda institucional interna de las emisiones de deuda soberana en divisa local. Las aseguradoras locales necesitan invertir sus primas en deuda a largo plazo en instrumentos con vencimientos que casen con sus obligaciones. Así vemos como por ejemplo, las aseguradoras indonesias se han convertido en compradores naturales de deuda soberana en moneda local de su país”.
Un mercado con volumen y profundidad pero ¿es buen momento para invertir?
Hay tres fuentes de riesgo y rendimiento en el mercado de renta fija asiática- las tasas de interés, el crédito y la divisa. Durante los últimos tres años hemos asistido a un fortalecimiento del dólar que en los últimos meses ha ido acompañado de una subida del rendimiento de la deuda en Estados Unidos. Como consecuencia, la estrategia del carry trade (pedir prestado dinero en mercados con tasas muy bajas, como Europa y hasta hace poco Estados Unidos, para luego invertirlo en países con tasas de interés más altas, como algunos emergentes) ha ido perdiendo fuelle.
Todo esto ha coincidido con el pinchazo del ‘superciclo’ de las commodities’ del que China es en parte responsable al rebajar sus expectativas de crecimiento. “No vamos a ver a China creciendo al 7,5% nunca más”, asegura Kong. “Tenemos que pensar en China más como un mercado desarrollado que como uno emergente, por lo que crecimientos del 5% son mucho más plausibles”.
Por un lado, la dependencia de Asia a la evolución de las materias primas es inversamente proporcional a su precio. Casi todos los países son importadores netos de materias primas, al contrario de lo que pasa en Latinoamérica, por lo que se han beneficiado de la caída de los precios de los commodities.
Considerando la baja inflación en casi todo Asia, Kong considera que hay espacio para una nueva caída en las tasas de interés y que considerando los niveles de los spreads en crédito actuales, el hacer una inversión de largo plazo en crédito asiático históricamente ha tenido sentido.
De cara al futuro, Kong apunta a que las economías asiáticas están mucho más volcadas al consumo interno. “La clase media es una realidad. En China, durante los próximos diez años vamos a estar mucho más centrados en analizar los datos de consumo doméstico, que los de exportaciones, o inventarios. En Latinoamérica, o incluso en Oriente Medio, con los precios de las commodities y en especial el petróleo en niveles actuales va a ser muy difícil crear riqueza.”
La corrección de las divisas ha sido muy fuerte por lo que su valoración es atractiva
En cuanto a las divisas asiáticas, a pesar de la depreciación de los últimos dos años, Kong no prevé un desplome en Asia similar al de Latinoamérica debido a que, “en general las balanzas por cuenta corriente son fuertes y no hay una participación masiva de inversores extranjeros en los mercados de deuda, salvo alguna excepción como Indonesia, donde un 35% de la deuda está en manos internacionales, explicando la mayor volatilidad en el tipo de cambio del la rupia indonesia”.
“Las divisas asiáticas no van a caer tanto como las latinoamericanas porque los próximos 5-10 años van a ser mucho mejores para las economías de Asia que para las de Latinoamérica”, explica Kong.
La estrategia liderada por Teresa Kong no tiene restricciones, por lo que pueden moverse de la deuda denominada en dólares, a la denominada en moneda local, en función de las expectativas del mercado. Hasta el mes de septiembre, mantenían un 70% de la cartera en deuda en dólares, debido a la fortaleza de la divisa, pero desde entonces han ido incrementando su exposición a determinadas divisas como el ringgit malayo y la rupia indonesia ante un castigo que el equipo considera desmesurado.
¿Preocupados por lo que haga Yellen? La deuda asiática ofrece descorrelación respecto a los Treasuries
Una característica adicional de la renta fija de Asia ex Japón es su baja correlación con los bonos del Tesoro estadounidense. La beta del activo respecto a los Treasuries es de 0.50 –un 0.37 si tomamos solo la deuda en moneda local-. Mientras, los bonos con grado de inversión de Estados Unidos tienen una beta de 0.70 respecto a los Treasuries y la correlación de los bonos del G8 es todavía mayor. “Si estás preocupado por la volatilidad que puede generar la Fed en los próximos meses, la incorporación de deuda asiática ex Japón en la cartera es un factor a considerar para diversificarse”, asegura Kong. “Puede servir como un refugio relativo ante las subidas de tasas en Estados Unidos”.
Merece la pena considerar esta estrategia para diversificar un portafolio de renta fija pero, ¿por qué decantarse por un fondo de renta centrada en mercados emergentes asiáticos en lugar de invertir en uno de deuda emergente global? “Los inversores latinoamericanos ya suelen tener una posición importante en renta fija de su propia región, en muchas ocasiones vía inversión directa en bonos corporativos de empresas latinoamericanas. Si invierten en una estrategia de deuda emergente global el resultado será que duplicarán su exposición a Latinoamérica. Algo que en el entorno actual del mercado puede no tener sentido. Creemos que es más interesante complementar la exposición a deuda emergente con una estrategia diferenciada que invierte en la región Asia ex Japón”, explica Kong.
Una estrategia generadora de yield, pero con volatilidad controlada
El Asia Strategic Income Fund fue lanzado en 2011 para su versión domiciliada en Estados Unidos, y a finales de 2014 en su versión luxemburguesa para clientes offshore. Fue creada con el objetivo de convertirse en una alternativa a clases de activos generadoras de rentas, pero con una volatilidad controlada. “Somos más parecidos a un US high yield que a un fondo de deuda emergente”, comenta Kong. La estrategia busca generar alpha mediante la gestión activa de las divisas, las tasas de interés y el crédito y así generar rendimientos ajustados al riesgo atractivos. Desde su incepción en 2011, la volatilidad de l fondo ha sido de entre la mitad y un tercio de la de los índices de mercados emergentes.
A pesar de ser una estrategia “unconstrained”, sigue una serie de parámetros para manejar el riesgo de la cartera: por un lado, un 80% del portafolio tiene que estar invertido en deuda asiática ex Japón, dejando solo un 20% para oportunidades en los que el equipo puede optar por convertibles o incluso renta variable. Por otro, no más del 15% de la cartera pude concentrarse en una única divisa, o régimen de tasas, “con lo que se introduce un control más estricto que el que tienes al invertir en el índice, que otorga a alunas divisas, como la coreana, un peso superior al 20%”.
El equipo de renta fija asiática que lidera Teresa Kong está compuesto por cuatro personas y cuenta con el apoyo de los 40 profesionales de Matthews Asia dedicados en exclusiva al análisis y manejo de inversiones en Asia. “Nos sentamos al lado de los equipos que siguen la renta variable asiática, y nuestro intercambio de ideas es constante”, explica Kong. A su vez, viajan con los equipos de renta variable a visitar tanto compañías como instituciones de la zona varias veces al año, apalancándose en los recursos que Matthews Asia destina a estos mercados.
Recientemente, Matthews Asia ha lanzado su segunda estrategia de renta fija, el fondo Asia Credit Opportunities que también gestiona el equipo de Teresa Kong. Este fondo, domiciliado en Luxemburgo, se centra principalmente en emisiones de crédito de mercados emergentes asiáticos, denominadas en dólares. Este tipo de emisiones conforman el 80% de su patrimonio.