A finales de septiembre, Hillary Clinton, candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, utilizó su cuenta de twitter para subrayar el excesivo precio de los medicamentos especializados. El tuit de Clinton iba especialmente dirigido a Turing Pharmaceuticals, que ha aumentado el precio de su medicamento Daraprim desde 13,50 dólares a los 750.
Este anuncio provocó que las acciones de compañías de asistencia sanitaria y de biotecnología cayeran bruscamente. Dado que los inversores recogieron ganancias, la caída del sector también podría atribuirse a la buena evolución registrada desde principios de año, explica el equipo de Carmignac.
A diferencia de Europa, el mercado farmacéutico de Estados Unidos utiliza en gran medida un sistema de precios regulados, que dependen de las negociaciones entre las compañías farmacéuticas y las compañías de seguros de salud privadas, la mayoría en el país.
Los estadounidenses tiene su seguro médico generalmente cubierto a través de su empleador. Junto con el sistema privado, existen dos programas de gobierno: Medicare para los mayores de 65 años y Medicaid para personas de bajos ingresos. El aumento en el precio oficial de las medicinas en Estados Unidos fue del 20% en 2014, explica el análisis de la gestora francesa.
Sin embargo, las compañías de seguros pueden negociar condiciones especiales con la industria farmacéutica. Así que en realidad, el aumento del precio de los medicamentos se ve compensado, en gran parte, por los descuentos que obtienen las aseguradoras privadas.
De acuerdo con el marco normativo, el programa público Medicaid recibe automáticamente el mejor descuento obtenido por cualquier compañía de seguros de salud para un determinado tipo de medicación. Lo que Hillary Clinton propone es ampliar este sistema de descuento preferencial a Medicare, que tiene más beneficiarios.
“La aprobación de una reforma del sistema de salud de este calado requeriría un presidente democrático y una mayoría demócrata en el Congreso en 2016. Si esto llegara a suceder, el impacto de la regulación en los precios de las farmacéuticas sería bastante limitado, especialmente para las empresas más innovadoras, que por su naturaleza están bajo menos presión competitiva”, explica Carmignac.
Incluso en el peor de los casos, es probable que no haya ningún impacto significativo en las previsiones de beneficios antes de 2018. Según el analista de Carmignac, Tim Jaksland, el efecto en los ingresos las empresas de salud estadounidenses sería de alrededor del 5%.
“A pesar de que esperamos que el sector se vuelva más volátil conforme se acerquen las elecciones estadounidenses, confiamos en sus fundamentales a largo plazo”, dicen desde la firma.
A 30 de septiembre, el sector tenía un peso del 10% en el fondo Carmignac Patrimoine y de un 24% en el Carmignac Investissement.