Según un estudio sobre fondos de renta variable estadounidenses realizado por Morningstar, los flujos extremos pueden afectar a la rentabilidad futura de los productos a los que afectan. Así, los resultados del estudio muestran cómo los fondos con mayores flujos negativos sufrieron una alta tasa de mortalidad –al desaparecer o fusionarse con otros- pero los que sobrevivieron consiguieron, en términos medios, una rentabilidad por encima de la de su categoría.
Por su parte, los fondos que recibieron las mayores entradas de capital mostraron el mayor porcentaje de supervivencia pero, por lo general, las rentabilidades futuras quedaron por debajo de la media.
Según Fernando Luque, de Morningstar, “en privado, muchos gestores admiten que los flujos pueden ocasionalmente, sobre todo en momentos extremos, afectar a su forma de gestionar. Unas fuertes entradas de dinero pueden obligarle bien a mantener en cartera más liquidez de la deseada o desviarse ligeramente de su proceso inversor para, por lo menos, poner ese dinero nuevo “a trabajar”. Por otra parte, unas fuertes salidas de dinero pueden claramente forzar al gestor a vender títulos que tenía pensado mantener en cartera”.
El estudio toma como referencia el periodo 2006-2011 y divide cada universo de inversión en función de los flujos netos para ver la rentabilidad obtenida en los tres años siguientes. Sin embargo Luque aclara: “No quiero decir con esto que los flujos deban ser considerados como una señal de compra o de venta, pero sí como una señal de alerta para que el inversor esté más atento a la evolución del fondo”.