El pasado 15 de octubre, Fitch Ratings recortó la calificación de la deuda soberana de Brasil hasta dejarla un nivel por encima del grado especulativo, y advirtió de que, con el deterioro de las finanzas del Gobierno, el país podría perder su nota de grado de inversión. Aunque se trató de un hecho ampliamente descontado por el mercado, nuevas declaraciones del Gobierno de Brasil sobre la situación fiscal del país han incrementado la especulación sobre si Moody’s o Fitch pudieran efectuar nuevas rebajas, después de que S&P ya considere la deuda brasileña denominada en dólares como especulativa en septiembre. Así, en el caso de que una segunda agencia de calificación decidiera secundar esta acción, es muy probable que aumenten significativamente los costes de endeudamiento en Brasil, tanto para el gobierno como para las corporaciones, ya que muchos de los inversores institucionales deben cumplir con el mandato de invertir dentro del universo de grado de inversión.
Kevin Daly, principal gestor de la estrategia de renta fija emergente de Aberdeeen Asset Management, afirma que no hubo mucha reacción tras la rebaja de Fitch Ratings, ya que el movimiento estaba ampliamente descontado por el mercado. “Por el contrario, hemos podido apreciar un mayor movimiento en los CDS de deuda soberana brasileña tras la revisión de la calificación de Petrobras, lo que indica que el mercado está utilizando los CDS como instrumento de cobertura, y especulando sobre la posibilidad de que Fitch o Moody’s rebajen la calificación por debajo del grado de inversión”, comenta.
Fitch redujo la nota de Brasil de BBB a BBB-, manteniendo la perspectiva negativa, sugiriendo que en el próximo año podría aplicar otra rebaja si continúa el bajo desempeño de la economía, el desfase fiscal, y la incertidumbre política. Hecho que hizo aumentar por unos días la presión sobre el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff para presentar nuevas medidas de austeridad.
Paul DeNoon, director de la estrategia de deuda en mercados emergentes de AB, comenta que la nota de Fitch ponía en relieve los conocidos problemas de Brasil, incluyendo el deterioro de los ratios de deuda y los desafíos a la consolidación fiscal planteados por la actual crisis política. DeNoon comenta que la emisión de una perspectiva negativa por parte de Fitch implica la creencia de que los problemas van a continuar en el tiempo, y que la única manera de prevenir nuevas rebajas en la calificación crediticia es la implantación de reformas fiscales creíbles. “Seguimos pensando que estas reformas ocurrirán, pero el momento y la magnitud sigue siendo inciertos. No pensamos que Brasil se esté enfrentando a problemas de solvencia fiscal, ni que vaya a presentar riesgos de problemas de pagos externos”, añade DeNoon.
Más recientemente, el martes 27 de octubre, el Gobierno de Brasil anunciaba que espera un déficit presupuestario primario de 51.800 millones de reales (unos 13.300 millones de dólares) para este año, pero la cifra negativa podría ser mayor si el gobierno decide pagar la deuda a los prestamistas estatales antes de que acabe el año. En su comunicado los ministerios de Planificación y Hacienda no detallan cuánto mayor pudiera ser esa deuda, pero los analistas estiman que pudiera estar entre unos 35.000 y 40.000 millones de reales adicionales. La decisión depende del Tribunal Federal de Cuentas, que establecerá si el Gobierno debe pagar esa deuda de forma inmediata o si puede hacerlo en cuotas. Un día después de este anuncio, Fitch Ratings manifestó de nuevo su preocupación por el deterioro de las cuentas fiscales de Brasil, ya que la decisión del gobierno de abandonar su objetivo de déficit presupuestario primario revela los desafíos del país para poder consolidar sus cuentas fiscales.
De nuevo Kevin Daly comenta: “Mientras creemos que hay un gran riesgo de que Brasil sea degradado por debajo del nivel de inversión tanto por Fitch como por Moody’s, pensamos que esto ocurrirá en 2016 en lugar de en 2015, y se debería a una mayor decepción en los datos fiscales y a los niveles crecientes de deuda”.
Para finalizar, Carlos Thadeu Freitas, economista jefe de Franklin Templeton Investments, comenta que esta rebaja en la calificación crediticia de la deuda soberana puede destapar oportunidades de inversión, principalmente en la deuda corporativa. Desde Franklin creen que en el medio plazo la economía brasileña se recuperará y recuerdan que los ciclos económicos de expansión brasileños están directamente ligados a las exportaciones netas. En esta ocasión la salida de la recesión no debería ser diferente, a pesar de que actualmente el sector exterior represente solamente el 5% de la economía. Los ajustes a medio plazo se han realizado a través de la depreciación del real brasileño y ajustes en la balanza de pagos. Menciona además que el consumo doméstico y los salarios reales se han visto reducidos en términos de monedas extranjera, lo que debería mejorar la productividad.