Los expertos internacionales sostienen que cada vez habrá que destinar una mayor proporción de ahorro privado para la jubilación. Ésta es una de las principales conclusiones de la conferencia internacional “¿Hacia una crisis global de las pensiones? Cómo afrontar una creciente longevidad’’, organizada por Analistas Financieros Internacionales (Afi), en colaboración con el Instituto Aviva.
En la conferencia ha participado un grupo de expertos de talla internacional como el profesor James Vaupel, director ejecutivo y fundador del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica; Nicholas Barr, profesor de Políticas Publicas de la London School of Economics; Clive Bolton, director de Retirement Solutions de Aviva UK & Ireland, y la profesora Elisa Chuliá, de la UNED.
El presidente de Afi, Emilio Ontiveros, y el consejero delegado de Aviva España, Ignacio Izquierdo, abrieron la conferencia destacando la necesidad de afrontar con decisión los retos que la creciente longevidad implica en el plano de las pensiones, en su dimensión financiera propiamente dicha, pero también de aseguramiento y de educación financiera de la población.
El profesor Vaupel realizó un repaso del tratamiento de la longevidad (senectud) y precisó que las ganancias en esperanza de vida son lineales y no presentan signos de desaceleración en el ritmo que han mantenido en las últimas décadas. En su opinión, vamos a vivir cada vez más, en mejor estado de salud a cada edad, vamos retrasar la discapacidad hacia edades cada vez más tardías y vamos a trabajar más años, pero menos horas.
Clive Bolton, basándose en las tendencias recientemente observadas en el Reino Unido, destacó que los productos tradicionales para afrontar la jubilación están sufriendo cambios radicales como consecuencia de nuevas regulaciones de los mercados. Por tanto, se van a multiplicar las opciones, pero los ahorradores deberán asumir un mayor control de sus finanzas e inversiones. Según Bolton, se echan en falta productos innovadores que permitan al ahorrador financiar su jubilación.
Por su parte, el profesor Nicholas Barr abordó en su ponencia el futuro de las pensiones y la eventualidad de una crisis global en esta materia. La naturaleza del problema radica, en su opinión, en que somos muy tardíos en reaccionar e instrumentar las adaptaciones necesarias. Incluso en ausencia de fenómenos demográficos como el baby-boom tendríamos problemas en las pensiones si no adaptamos los sistemas con la suficiente premura. La solución al problema creado por la creciente longevidad pasa, en su opinión, por reducciones de las pensiones mensuales, jubilaciones más tardías, mayores cotizaciones o ahorros y una mayor productividad, o una mezcla de todas ellas.
Finalmente, la profesora Chuliá recordó que las encuestas en diferentes países revelan la preocupación que causa la vejez entre la población y su desconfianza en que puedan disponer de suficientes recursos para afrontarla. En esa línea, dijo que desconcierta algo ver cómo la preocupación individual y social sobre la jubilación contrasta con una demanda incesante de apoyo públicos, una cartera creciente de servicios sociales y un debate casi plano sobre estos problemas.