Tradicionalmente, agosto es un mes tranquilo para los mercados de renta variable como consecuencia de la atonía propia del periodo estival. Hasta ahora, el mes de agosto del presente año no ha resultado precisamente tranquilo, pues el mercado ha tenido que digerir una serie de acontecimientos tanto en el plano corporativo como en el macroeconómico. Tal vez, el más notorio de todos fue la decisión de China de devaluar el yuan, un movimiento que algunos interpretaron como una señal de que las autoridades intentan seguir liberalizando los mercados financieros, mientras que otros lo entendieron como un intento por estimular el alicaído sector exportador del país.
Si bien puede considerarse una medida de envergadura cuando se observa de forma aislada, el debilitamiento del yuan ha de situarse en su propio contexto, explica Alex Lyle, Jefe de Fondos Gestionados de EMEA en Columbia Threadneedle. «La moneda ha gozado de gran fortaleza con respecto a las divisas asiáticas y de los mercados emergentes de la región durante los 18 últimos meses, puesto que el Banco Popular de China (PBoC) ha mantenido inalterada la paridad yuan/dólar en un entorno en el que el dólar se ha apreciado de forma considerable. Esto ha supuesto, de manera inevitable, la pérdida de competitividad de las exportaciones chinas frente a sus homólogas en un momento en el que su economía ha flaqueado sustancialmente» afirma.
En opinión del gestor, una depreciación del 10% se revelaría superior a lo que descuentan los mercados y resultaría favorable para el crecimiento económico del gigante asiático y sus mercados de renta variable (y, probablemente, para los activos de riesgo de manera más general). No obstante, recuerda, el PBoC no tardó en tachar de «sin sentido» los rumores sobre un debilitamiento persistente. «El gobernador adjunto del banco central también afirmó que el yuan será una divisa fuerte a más largo plazo, y que el objetivo que persigue el PBoC es dejar que el mercado determine el tipo de cambio. Cabe recordar que China ha dejado bien claro su deseo de que el yuan se convierta en una moneda de reserva, como reflejan sus intentos por que la moneda forme parte de la cesta de divisas de los derechos especiales de giro del FMI. En este contexto, el movimiento hacia un tipo de cambio impulsado por el mercado parece cobrar sentido», apunta Lyle.
Ahora bien, anticipar las repercusiones de la devaluación a más largo plazo es una tarea mucho más compleja. Lyle cree que las salidas de capitales desde el país asiático podrían aumentar, el dólar probablemente se revalorizará y, si aunque esto resultaría beneficioso para los exportadores chinos, los importadores tendrán que hacer frente a unos costes más elevados. También cita las compañías chinas con gastos en dólar e ingresos en yuan, como algunas dedicadas al consumo básico y a Internet, que podrían verse también sometidas a cierta presión. «La decisión de China ha mermado la competitividad de los bienes y servicios de Hong Kong, así como de otros países asiáticos y emergentes que mantienen un vínculo formal o informal con el dólar estadounidense».
¿Qué pasará con la Fed?
Aparte de China, los mercados desarrollados siguen centrándose en la fecha y la magnitud de la primera subida de tipos en Estados Unidos. El discurso reciente de la Fed sugiere que la institución sigue dejando la puerta abierta a una posible subida de los tipos de interés en septiembre, si bien los problemas de China (y el hecho de que podría desatarse una nueva espiral desinflacionista a escala mundial) han añadido una nueva variable a la ecuación. En el Reino Unido y Europa, los datos económicos se han revelado favorables en general, y el tema de la publicación de resultados correspondientes al segundo trimestre en Europa ha sido el giro desde la «supervivencia» hacia la «reactivación». La actividad de fusiones y adquisiciones mantiene su intensidad en el Reino Unido, lo que está sirviendo de apoyo para el FTSE a pesar de la continua preocupación por los sectores relacionados con las commodities y China.
«En nuestras carteras de asignación de activos, seguimos sobreponderados en renta variable y en inmuebles comerciales del Reino Unido. No obstante, puesto que la generalizada revalorización de las acciones no ha venido acompañada de un comparable crecimiento de los beneficios, nos mostraremos menos optimistas que en los primeros compases del año en cuanto a nuestras perspectivas para la renta variable. Como ya mencionamos en nuestro artículo sobre asignación de activos, redujimos nuestra posición en crédito desde «sobreponderada» a «neutral», si bien seguimos prefiriendo la deuda corporativa a la deuda pública«, concluye el experto de Columbia Threadneedle.