Alexander Darwall, gestor del fondo Jupiter European Growth –de la gestora Jupiter, que aterrizó recientemente en España-, explica en esta entrevista con Funds Society su estrategia: no invierte dependiendo de la macroeconomía sino que se centra en buscar compañías de éxito que, al acceder a catalizadores de crecimiento seculares más que meramente macroeconómicos, serán recompensadas por los inversores. Y, al hablar de tendencias seculares, destaca tres: el crecimiento global, la aplicación de la tecnología digital y el cambio en la regulación. La macro no le importa y asegura que el QE no aborda los problemas estructurales fundamentales de Europa.
¿Es optimista con el crecimiento en Europa y en las empresas europeas?
Somos optimistas sobre las compañías europeas que ponen a trabajar su experiencia para desarrollar productos y servicios líderes mundiales. Nuestro objetivo es construir una cartera de este tipo de compañías mundiales que accedan a las tendencias estructurales de largo plazo, como el impacto de la tecnología, la globalización y los cambios en la regulación en lugar de tomar una visión sobre el ciclo macroeconómico.
¿Ayudará el impulso del crédito a esas compañías?
La mejora de las condiciones crediticias en Europa son noticias bienvenidas. Pero creemos que resulta necesario una liberalización de los mercados, más globalización y reformas estructurales para sostener el crecimiento económico. Tratamos de encontrar compañías emprendedoras capaces de traer a los mercados nuevos productos y servicios por los que los consumidores estén dispuestos a pagar.
¿Cómo se traducirá ese crecimiento europeo en la renta variable? ¿Prevé subidas?
No tenemos una visión sobre en qué nivel cotizarán las acciones en los próximos meses. Buscamos modelos de negocio fuertes y probados cuyo éxito es determinado por sus propios esfuerzos más que por el escenario macroeconómico. Esas compañías tienden a acceder a catalizadores estructurales de varios años, como la extensión de la diabetes o la aplicación de las tecnologías digitales, como el pago digital por ejemplo. Como ejemplos, siete acciones, con un peso medio del 29%, han estado en cartera durante siete años (con datos a 31 de julio de 2015), lo que muestra que no vendemos un modelo de negocio frágil cuando el sentimiento de mercado se vuelve negativo, algo que pasa a menudo. Confiamos en que con una buena dosis de paciencia, las compañías de éxito que accedan a catalizadores de crecimiento seculares, más que macroeconómicos, serán bien recompensadas.
Actualmente hay mucho consenso sobre el atractivo de la renta variable europea… ¿es eso peligroso?
Buscamos líderes de mercado con una estructura favorable, centrándonos en los fundamentales, y no perdemos el tiempo preocupándonos sobre el escenario macro y la volatilidad de corto plazo. Hacer valoraciones es muy difícil y nosotros nos lo tomamos con mucha humildad. Por eso tratamos de identificar compañías que tienen los ingredientes para el éxito y decidir en consecuencia cuánto estamos dispuestos a pagar por ellas. Es la diferencia clave entre un inversor y un especulador: un inversor invierte en un negocio con la visión de no venderlo nunca, mientras el foco del especulador es encontrar a alguien que compre el activo a un precio más alto y prever cambios en el sentimiento de mercado. Decidir sobre el precio antes de elegir lo que queremos comprar no es una estrategia que nos guste.
Nuestro punto de partida para una inversión es asegurarnos de que una compañía se gestiona para beneficio de sus accionistas minoritarios. Entonces buscamos los buenos ingredientes, que se resumen en cuatro pasos: una buena compañía (la compañía ofrece algo que le diferencia de sus competidores y que puede monetizarse. Con frecuencia vamos a compañías que con menos intensivas en capital y tienen más propiedad intelectual); una buena gestión (el negocio cuenta con un equipo gestor excelente y tiene una fuerte gobernanza y cultura corporativas); tendencia estructural (la firma tiene varias opciones de crecimiento y está expuesta a tendencias estructurales de varios años); y valoración (creemos que si hacemos bien los tres primeros pasos, tendemos a tener sorporesas positivas, lo contrario de la trampa de valor).
¿Pero no cree que los bancos centrales están propiciando la gestación de una burbuja en el activo?
Creemos que el QE no aborda los problemas estructurales fundamentales de Europa. Confiamos en que las compañías que ofrecen productos especiales serán recompensadas, si tenemos paciencia.
¿Suponen las recientes correcciones por la crisis en Grecia oportunidades de compra?
Grecia y sus consecuencias para los mercados no tienen impacto directo en nuestra cartera, pues invertirmos en firmas que no se ven presionadas por lo que ocurra en el país. En todas nuestras inversiones, primero identificamos los fundamentales de los activos que queremos y luego decidimos sobre el precio. No tenemos nada contra Grecia, pero no estamos identificando las buenas compañías allí y no tenemos firmas griegas en cartera. La mayoría de las compañías de la cartera tienen naturaleza global: a finales de junio, el 80% estaba invertido en negocios globales listados en Europa, y el 20% restante en compañías que operan en el continente, y ninguna de ellas tiene exposición alguna a Grecia.
En vez de Grecia o la evolución del euro, las preocupaciones para las compañías en cartera son el impacto de la tecnología, la regulación, los hábitos de consumo, así como gestionar el ciclo de vida de sus productos o la motivación a sus empleados en el departamento de análisis y desarrollo. Precedir la macro es muy difícil y por eso nuestro foco es ceñirnos a nuestras fortalezas: identificar modelos de negocio de éxito, buscando patrones de éxito en sectores, desde nuestra experiencia de inversión.
¿En qué nombres o sectores tiene más convicción?
Buscamos compañías con características similares en todos los sectores, como productos diferenciados, libertad de precio, altas barreras de entrada, propiedad intelectual sobre el capex y un track record probado. Las áreas donde encontramos muchas ideas son tecnología, cuidados de la salud, industriales y medios de comunicación.
No solemos encontrar firmas con estas características en utilities (por su precio regulado) o en commodities, real estate o el sector financiero (por la falta de diferenciación). De hecho, el fondo ha estado históricamente infraponderado en el sector financiero (bancos y aseguradoras), porque no tienen una ofera diferenciada, les falta poder de precios y dependen de factores macro que están fuera de su control como los movimientos en los tipos de interés, la política monetaria, las divisas… Sin embargo, favorecemos alternativas financieras que sacan partido de cambios en la regulación: hay mucha demanda de crédito y mientras los bancos están reconstruyendo sus balances, firmas como Provident Financial ofrecen financiación a prestamistas no convencionales en Reino Unido.
Aunque tratamos de tener una cartera única y descorrelacionada, las posiciones pueden ser agrupadas en tres tendencias estructurales de largo plazo: cremiento global (compañías que estén expuestas al crecimiento global, como salud); aplicación de la tecnología digital (por ejemplo, negocios que se beneficien del crecimiento en el comercio electrónico); y cambio en la regulación (por ejemplo, modelos de negocio que se beneficien de la restricción de capital de los bancos).
¿Prefiere la Europa core o periférica y qué perspectivas tiene en España?
No se trata de core versus la periferia, sino de la capacidad de una compañía de demostrar que tiene excelentes previsiones de crecimiento a largo plazo, está expuesta al crecimiento en el comercio global y la productividad y tiene un futuro, y depende de sus propios esfuerzos y no de factores que están fuera de su control. Las firmas españolas pesan un 7,6% de la cartera, con datos a 30 de junio de 2015. Tenemos dos firmas con sede en España, Amadeus y Grifols. Amadeus es un líder global de software que ofrece un sistema de distribución global a las aerolíneas y agencias de viaje en todo el mundo, y genera menos del 50% de sus ingresos en Europa. Grifols es una farmacéutica global que fabrica productos derivados del plasma, y genera más del 60% de sus ingresos en EE.UU. Estas firmas tienen a operar de forma global, lo que ofrece una prueba del concepto de una firma que ofrece un producto o servicio diferenciado.
Los comentarios representan la visíon del gestor en agosto de 2015 y pueden estar sujetos a cambios. Los lectores deben ser conscientes de que no suponen recomendaciones o consejos de inversión.